El PNV tambi¨¦n busca sucesor
Los procesos de sucesi¨®n de los m¨¢ximos dirigentes de los partidos democr¨¢ticos suelen ser acontecimientos pol¨ªticos de primer orden. En Espa?a parece que s¨®lo hay en este momento un partido, el PP, que deba pasar por ese trance, obligatoriamente, antes de que finalice el a?o. Pero son dos. El otro es el Partido Nacionalista Vasco (PNV), que tiene que reemplazar a Xabier Arzalluz al frente del Euskadi Buru Batzar (EBB), su m¨¢ximo ¨®rgano de direcci¨®n.
En el caso del PP, el reemplazo est¨¢ previsto para octubre, y en del PNV, para noviembre. Y para los dos puede ser fundamental el resultado de las elecciones municipales del pr¨®ximo d¨ªa 25. Igual de decisiva que ser¨¢ esa votaci¨®n para los planes del lehendakari Juan Jos¨¦ Ibarretxe, obligado a examinar con lupa los datos de ?lava y el calendario interno de su partido antes de tomar importantes decisiones respecto a su proyecto soberanista.
Una nueva generaci¨®n de nacionalistas vascos, que ronda los 40 a?os de edad, batalla por hacerse en noviembre con los resortes de poder del PNV
Pragm¨¢ticos, no pactistas
En el caso de Arzalluz, un dirigente casi hist¨®rico que ha protagonizado la pol¨ªtica vasca desde la ¨¦poca de la transici¨®n democr¨¢tica, la sucesi¨®n acarrear¨¢ tambi¨¦n un relevo generacional muy importante y, quiz¨¢, la llegada al poder no s¨®lo de su sucesor, sino de un grupo de pol¨ªticos nacionalistas que ronda los 40 a?os y que siempre ha conocido a su partido, el PNV, ocupando el poder. Tal vez por ello, y pese a que muchos de ellos est¨¢n considerados como grandes pragm¨¢ticos, tienen una tradici¨®n de pactos con los no nacionalistas muy inferior a la que ten¨ªa la generaci¨®n anterior, acostumbrada a llegar a acuerdos, y a sentirse solidaria, con todas las fuerzas democr¨¢ticas antifranquistas.
La nueva generaci¨®n, que se puede identificar con pol¨ªticos como ??igo Urkullu, Joseba Egibar o Jos¨¦ Luis Bilbao, tiene planteamientos pol¨ªticos m¨¢s duros y conceptos nacionalistas probablemente m¨¢s radicales que los de sus antecesores (son ellos los que han arrastrado a Arzalluz, y no al contrario) y est¨¢ luchando por ocupar todos los resortes de poder de su partido. La batalla por el control del EBB, prevista para el oto?o, puede suponer el desplazamiento definitivo de la generaci¨®n anterior.
En cualquier caso, el proceso de sucesi¨®n en el PNV no es como el del Partido Popular: nadie pretende que la decisi¨®n final corresponda a Xabier Arzalluz, por mucho que ¨¦ste tenga su propio candidato. En el PNV las cosas funcionan de acuerdo con una tradici¨®n mucho menos autoritaria que en el PP y la sucesi¨®n de Arzalluz est¨¢ todav¨ªa abierta. Pero eso no quiere decir que el proceso sea m¨¢s f¨¢cil o m¨¢s simple que entre los populares. Por el contrario, el reparto de poder en el PNV es especialmente dif¨ªcil y laborioso, porque debe tener en cuenta no s¨®lo a los equipos y a sus dirigentes, incluso a un cierto ten con ten generacional, sino tambi¨¦n, y sobre todo, a un elaborado equilibrio territorial.
Pr¨¢cticamente todo el mundo en el PNV reconoce que en esta ocasi¨®n habr¨¢ que contar, adem¨¢s, con la influencia, cada d¨ªa m¨¢s patente, del lehendakari Ibarretetxe, que, seg¨²n las normas del PNV, no puede ocupar la direcci¨®n de su partido, pero que hace sentir como nunca su peso en la organizaci¨®n. Ibarretxe pertenece adem¨¢s, por edad, a la nueva generaci¨®n del PNV, ansiosa por controlar al nacionalismo vasco en su conjunto.
Elecciones auton¨®micas
El proceso de sucesi¨®n de Arzalluz interferir¨¢ muy probablemente en el calendario pol¨ªtico del lehendakari casi tanto como el resultado de las elecciones municipales. Aun en el caso de que, como ha dicho Arzalluz, los datos le permitieran pensar en adelantar las auton¨®micas, a fin de lograr en el Parlamento de Vitoria la mayor¨ªa necesaria para impulsar su plan soberanista, Ibarretxe tendr¨ªa que tener en cuenta la situaci¨®n interna de su partido.
Nada es imposible, pero parece muy complicado que el lehendakari decidiera disolver el Parlamento estando el PNV a punto de sustituir a Arzalluz y, sobre todo, de celebrar su congreso. En este supuesto, el ritmo normal de los calendarios podr¨ªa permitir adelantar los comicios auton¨®micos para la primavera de 2004, es decir, casi un a?o completo, pero no mucho m¨¢s.
En cualquier caso, a la vuelta de las vacaciones de verano, en septiembre, la batalla por el poder en el PNV estar¨¢ ya en plena ebullici¨®n. Y en la mente de todos los candidatos habr¨¢ sobre todo un dato: el resultado de las elecciones municipales en ?lava, que puede impulsar o frenar moment¨¢neamente los planes del refer¨¦ndum soberanista de Ibarretxe.
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