Pulso a la neumon¨ªa

La evoluci¨®n de la epidemia de neumon¨ªa asi¨¢tica no est¨¢ siendo uniforme. La Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) ha considerado esta semana que el s¨ªndrome est¨¢ ya controlado en Vietnam y est¨¢ en recesi¨®n en Hong Kong, Singapur y Toronto. En esta ¨²ltima ¨¢rea, el retroceso de la enfermedad ha permitido al organismo internacional levantar su recomendaci¨®n de que no se viaje a la gran ciudad canadiense. Hasta aqu¨ª, la evoluci¨®n positiva. La negativa se ha producido en China. En el pa¨ªs m¨¢s poblado del mundo la enfermedad se encuentra fuera de control, sobre todo en Pek¨ªn. El punto de m¨¢xima expansi¨®n del brote a¨²n no se ha alcanzado, a pesar de las dr¨¢sticas medidas que est¨¢ adoptando el Gobierno.

El presidente Hu Jintao ha declarado que la guerra contra la neumon¨ªa es "una prioridad imperativa nacional". Del ocultamiento de la enfermedad, que hace 15 d¨ªas les cost¨® el puesto al ministro de Sanidad y al alcalde de Pek¨ªn, se ha pasado a un combate en todos los frentes con medidas tan duras como el aislamiento de edificios enteros (hospitales incluidos), el cierre de todos los espect¨¢culos y centros de diversi¨®n o la conversi¨®n de hoteles en improvisados hospitales.

El nuevo Gobierno chino, que accedi¨® al poder en marzo, se juega mucho en su guerra contra la enfermedad. La herencia que recibi¨® del anterior, una epidemia descontrolada por culpa de la precariedad del sistema sanitario y la falta de una informaci¨®n transparente, no puede ser peor. Pero si no logra contener la neumon¨ªa asi¨¢tica, el fracaso ser¨¢ suyo. No sin altibajos, est¨¢ apostando por informar verazmente sobre la enfermedad y est¨¢ volcando todos los medios necesarios.

Al pulso chino hay que sumar el que tambi¨¦n mantiene contra la enfermedad la OMS. Este organismo de la ONU lanz¨® una alerta mundial el 12 de marzo y luego no le ha temblado el pulso a la hora de recomendar que no se viaje a las zonas m¨¢s afectadas. El gran ¨¦xito de la OMS, que sus dirigentes creen que a¨²n se puede alcanzar, ser¨ªa hacer desaparecer la enfermedad. Para lograrlo se han de dar dos condiciones: que el Gobierno chino sea capaz de ganar su guerra particular contra la enfermedad y que el virus no salte a otro pa¨ªs con servicios sanitarios muy deficientes. Para lograr ambas es imprescindible rapidez, decisi¨®n y total transparencia informativa.