La feria
De las palabras del Papa durante su viaje a Madrid me quedo con una sugerencia que sirve lo mismo para creyentes que para ateos, para agn¨®sticos y entusiastas, para locales y visitantes. Se dir¨ªa, incluso, que es un consejo m¨¢s eficaz para los que no creen que para los que creen, pues ¨¦stos tienen la gran ventaja de la vida eterna en el horizonte, que reconforta lo suyo. El consejo del Papa es ¨¦ste: debemos cultivar la vida interior. El mundo interior.
?Y c¨®mo anda nuestro mundo interior? Es muy dif¨ªcil decirlo desde el exterior, naturalmente, pero uno intuye que el territorio m¨¢s secreto de los espa?oles, y de los europeos en general, anda muy abrumado de baratijas. De asuntos menores que, sin duda, tienen todo el derecho del mundo a existir y a manifestarse, pero que acaso no deban desplazar a otros alimentos del esp¨ªritu. En este sentido no parece muy estimulante que las noticias y minucias del f¨²tbol o que el sentimentalismo y la casquer¨ªa de muchos programas televisivos sean el ¨²nico recurso que utiliza una buena parte de la sociedad para poblar su anhelo de ilusi¨®n, de trascendencia o de sorpresa. Tampoco la acci¨®n pol¨ªtica, la sindical o la ben¨¦fica, tan necesarias por otra parte, pueden saciar en exclusiva nuestro apetito interior; nuestro deseo de protegernos de la realidad, que cada d¨ªa es m¨¢s abrasiva y ruidosa, m¨¢s veloz y previsible, m¨¢s tumultuaria y sin misterio.
No es cosa de proponer un nuevo misticismo laico, absurda alternativa, pero s¨ª conviene vivir con otra intensidad. Muy atentos a la emoci¨®n que aletea alrededor de la memoria, de la libertad, de los sue?os. Tambi¨¦n de la soledad y del riesgo. Y es muy probable que no exista mejor cauce para que florezcan esas vivencias ¨ªntimas e intransferibles que la lectura de un libro. De muchos. Porque los libros nos regalan otras realidades, otros mundos, otras voces. Transforman la vida y nos transforman a nosotros. Un motivo m¨¢s para acercarnos a la feria del Libro. Para entrar en ese para¨ªso secreto de la palabra y el sentimiento. De las miradas diferentes. Del humor y del silencio. De la ineludible subversi¨®n.
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