La trama de Gescartera utiliz¨® 42 testaferros para simular p¨¦rdidas superiores a 18 millones de euros
El informe definitivo de los peritos del Ministerio de Hacienda entregado a la juez Teresa Palacios sobre el fraude de Gescartera (un agujero de 87 millones de euros que ha perjudicado a 1.800 clientes) revela la utilizaci¨®n por los gestores de la agencia de valores de m¨¢s de 42 testaferros a los que endosaron p¨¦rdidas irreales por 18 millones de euros (3.008 millones de pesetas) para beneficiar con cantidades semejantes al resto de clientes, incluidas seis entidades religiosas. El esc¨¢ndalo pronto cumplir¨¢ dos a?os. Los costes pol¨ªticos -la dimisi¨®n del secretario de Estado de Hacienda, Enrique Jim¨¦nez Reyna, hermano de la ex presidenta de Gescartera, y de la presidenta de la Comisi¨®n Nacional del Mercado de Valores, Pilar Valiente- han sido mayores que los penales. El due?o de Gescartera, Antonio Camacho, cuenta los d¨ªas para salir de la c¨¢rcel tras haber agotado el m¨¢ximo previsto en la ley en prisi¨®n preventiva. Los peritos han analizado desde julio de 2001 los ficheros de 35 ordenadores incautados en la sede central de Gescartera. Su radiograf¨ªa final, cuyo contenido ha conocido EL PA?S, muestra un engranaje tan complejo que relativiza el papel de Camacho, tanto por las m¨²ltiples complicidades necesarias entre los clientes de Gescartera (unos porque sufr¨ªan p¨¦rdidas inmerecidas, otros porque recib¨ªan ganancias injustificadas), como por el hecho de que los desv¨ªos de fondos detectados s¨®lo explicar¨ªan un m¨ªnimo del dinero que falta en las arcas de su agencia de valores, seg¨²n las reclamaciones de perjudicados ante la CNMV.
Gescartera atribuy¨® p¨¦rdidas a determinados clientes para que pudieran defraudar a Hacienda
La documentaci¨®n incautada por la polic¨ªa no justifica el destino de 42 millones de euros
El due?o de Gescartera y sus dos principales colaboradores sacaron 16 millones de euros
"Los fondos de clientes se iban autodestruyendo por falta de nuevos ingresos del exterior"
Los peritos descifran tras dos a?os de trabajo los archivos de 35 ordenadores de la agencia
"Se otorgaron ganancias a clientes que no hab¨ªan realizado operaciones"
Camacho se adue?¨® supuestamente de siete millones de euros. Sus lugartenientes Javier Sierra de la Flor y Jos¨¦ Mar¨ªa Ruiz de la Serna doblaron tales "apropiaciones directas". En total, 16 millones de euros. Estos desv¨ªos explican s¨®lo una parte m¨ªnima del agujero de 87 millones, de los que Hacienda ignora a¨²n todo sobre el destino de 42,7 millones.
Apropiaciones aparte, otros 29 millones de euros se quemaron en lo que los peritos denominan "p¨¦rdida estructural", denominaci¨®n que engloba el sistema de artificiales ganancias y p¨¦rdidas sobre el que descansaba la mec¨¢nica fraudulenta de Gescartera. Una farsa necesitada de muchos actores y de muchos testaferros, que el informe detalla mediante los siguientes pasos:
- Gescartera compraba y vend¨ªa a la misma hora un n¨²mero de valores de una misma empresa. Esa operaci¨®n la hac¨ªa dos veces al d¨ªa. No perd¨ªa ni ganaba nada.
- Se cruzaban los resultados (la venta m¨¢s cara con la compra m¨¢s barata y viceversa) con un fin: "Que unos clientes ganaran lo mismo que otros perd¨ªan, y adem¨¢s, se pod¨ªa elegir qui¨¦n iba a ganar. Una vez realizadas las operaciones, s¨®lo hac¨ªa falta conocer los dos tipos de cambio para, en ese momento, se?alar como titulares de ganancias a quienes vendieron alto y compraron bajo, y como titulares de p¨¦rdidas a quienes compraron alto y vendieron bajo". Los peritos de Hacienda diagnostican que esta viciada operativa fue "la m¨¢s importante forma de actuar de Gescartera en renta variable entre 1995 y 2001".
Todo calculado. "Normalmente, esas operaciones de ida y vuelta se caracterizaban, adem¨¢s, porque la p¨¦rdida se imputaba a un n¨²mero muy reducido de testaferros. La p¨¦rdida era una imputaci¨®n meramente formal, ya que no hac¨ªa frente a la p¨¦rdida con su patrimonio, y esto ten¨ªa que sufragarse con recursos aportados por Gescartera". Esto ten¨ªa su coste: "Lo perdido por los testaferros generaba una ganancia en el resto de los clientes, pero como no se hab¨ªa producido ganancia real procedente del exterior y los testaferros no ten¨ªan fondos propios para pagar su p¨¦rdida, el dinero a transferir a las ganancias lo aportaba la propia Gescartera". Mediante esta operativa, los saldos de los clientes que no eran testaferros aumentaban progresivamente, en la medida que representaban la aportaci¨®n que efectuaron m¨¢s las ganancias producidas. Esta ficci¨®n, seg¨²n la investigaci¨®n, conduc¨ªa al suicidio: "Los fondos de los clientes se iban autodestruyendo, ya que sin ingresos del exterior la sola minoraci¨®n originada por las comisiones y gastos de custodia derivados de estas operaciones ya ocasionaba una reducci¨®n progresiva del fondo com¨²n, que junto con las retiradas de fondos que pudieran producirse acabar¨ªan con todos lor recursos, salvo que se produjeran nuevas aportaciones. De hecho, si la situaci¨®n se mantuvo fue porque hasta el 30 de junio de 2001 hubo nuevas aportaciones". Las falsas ganancias eran la mejor tarjeta de visita para captar clientes y fondos. Gescartera parec¨ªa una agencia sumamente activa sin mover casi dinero. Con un coste m¨ªnimo, ya que las p¨¦rdidas eran irreales, se generaban expectativas favorables a los clientes, que pr¨¢cticamente siempre ganaban. El manejo del fondo com¨²n permit¨ªa destinar "un amplio porcentaje" a destinos irregulares. Para tal labor, se us¨® una legi¨®n de extras.
El informe identifica a 42 "testaferros puros" que, a cambio de una recompensa mensual, figuraban como sempiternos perdedores en Bolsa. A la cabeza de ellos estaba el cura Teodoro Bonilla.
Otros actores de este fraude eran los "testaferros fiscales". Gescartera les imputaba unas falsas p¨¦rdidas para beneficiarles de cara a su declaraci¨®n fiscal, pero, a diferencia de los testaferros puros, les reintegraba a escondidas lo oficialmente quemado en la Bolsa. El informe cita como padrino de estos clientes a Carlos Ort¨ªn Barron.
La otra cara de la moneda eran clientes a los que se imputaban unas ganancias extraordinarias en relaci¨®n con la inversi¨®n realizada para permitir posteriormente que ese lucro se perdiera en beneficio de la mayor¨ªa de los clientes, mediante actuaciones de testaferros.
Finalmente, exist¨ªan unos pocos clientes beneficiados por Camacho que obten¨ªan unas ganancias extraordinarias. Era un sistema de enriquecimiento gratuito por el que se generaban "ganancias atribuidas a clientes sin realizar operaciones, ganancias de elevad¨ªsima rentabilidad y en un plazo muy breve, pagos sistem¨¢ticos a clientes a los que quiz¨¢ se quer¨ªa beneficiar en pago de servicios o como participaci¨®n en la actividad irregular de Gescartera".
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