Explosi¨®n nuclear de la rosa
Lust of the Eye (la lujuria del ojo) es una selecci¨®n de reciente obra sobre papel de Robert Longo (Brooklyn, Nueva York, 1953), un artista de presencia recurrente en bienales y documentas desde la pasada d¨¦cada de 1980. V¨¢stago del pop y del arte conceptual, un poco seg¨²n el troquel forjado por John Baldessari, las muy impactantes im¨¢genes de violencia de Longo enseguida llamaron la atenci¨®n, no s¨®lo, al principio, por la agria tensi¨®n de unos cuerpos descoyuntados y entremezclados en agresivos gestos, sino por la forma de estar pintadas con una minuciosa t¨¦cnica deliberadamente acad¨¦mica, lo que, en la jerga cr¨ªtica, se conoce como Bad Painting (pintura mala), una sofisticada perversi¨®n m¨¢s en el intento de exorcizar la pintura para convertirla en un objeto inerte, en "cosa".
ROBERT LONGO
'Lust of the Eye'. Galer¨ªa Soledad Lorenzo. Orfila, 5. Madrid. Hasta el 21 de junio
Todas estas caracter¨ªsticas est¨¢n al servicio de un arte pol¨ªtico, perviven en los papeles, fechados en 2003, que ahora Longo exhibe en Madrid, los cuales giran sobre dos series ic¨®nicas paralelas: por un lado, monumentales rosas rojas, y, por otro, gris¨¢ceos hongos at¨®micos, inspirados en hist¨®ricas detonaciones de bombas termonucleares. Esta analog¨ªa, simple y eficaz, entre dos estallidos naturales, le sirve a Longo, no s¨®lo para, una vez m¨¢s, profundizar sobre las ra¨ªces de la violencia y su fascinaci¨®n visual, esa corrupci¨®n de la mirada que se recrea con el poder de destrucci¨®n, lo ¨²nico verdaderamente artificial en la naturaleza, sino tambi¨¦n para forzar hasta lo parox¨ªstico ese otro artificio t¨¦cnico de una pintura tan grotescamente verista como la que hoy se fabrica en las fotomecanizadas im¨¢genes de las revistas, de un realismo impresionantemente irreal.
De todas formas, Robert Longo no es un artista de f¨®rmula, por eficaz que ¨¦sta sea, y envuelve y revuelve su discurso con asombrosas vueltas de tuerca hasta borrar cualquier huella de visi¨®n simple y reductora. Todos estos giros t¨¦cnicos y conceptuales son adem¨¢s de una ambig¨¹edad, y, sobre todo, de una sutileza, que dejan al contemplador de sus im¨¢genes en un vacilante estado de cavilaci¨®n, como si, de repente, comprendiera -entreviera- la extraordinaria complejidad -la frondosidad- que palpita al filo de los iconos visuales m¨¢s elementales y groseramente maquillados. As¨ª, tras la p¨²rpura rosa, la quintaesencia del kitsch, se nos desvelan m¨²ltiples estratos culturales, tratados con no se sabe cu¨¢nta perversi¨®n ir¨®nica, donde podemos reconocer, no s¨®lo el maquillaje esc¨¦nico de Vanity Fair o Vogue, sino intuir la presencia subterr¨¢nea de Gertrude Stein o Georgia O'Keefe. ?Y qu¨¦ decir, por otra parte, de la propia conjunci¨®n est¨¦tica de esas bandas de rojo y negro -ignici¨®n y ceniza- que se alternan en el montaje de esta muestra radioactiva, hecha de rabiosa pasi¨®n carnal, sexo at¨®mico, b¨¦lico Apocalipsis donde el mal, cual un nuevo d¨¦spota romano, contempla el hermoso espect¨¢culo de la urbe ardiendo? En cierta manera, no creo que hoy haya muchos artistas de mente tan retorcida y que hagan tan bien mala pintura como Robert Longo, lo cual, circunstancialmente, es un alivio.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.