Intuiciones electorales
Como gusta decir mi amigo, el Pr¨ªncipe de las Tendencias, poseo una buena aproximaci¨®n intuitiva en asunto de elecciones. Lo que no es sino una manera elegante de decir que con un cuarto de siglo de experiencias electorales a las espaldas muy corto tiene que ser uno si no ha aprendido nada. Aqu¨ª, como en la mili la antig¨¹edad es un grado. Si a ello se une que que uno tiene amigos en la pr¨¢ctica totalidad del espectro, y antiguos alumnos que de vez en cuando hacen comentarios y dan informaci¨®n no es extra?o que Su Alteza el se?or Pr¨ªncipe me adjudique intuici¨®n. De hecho cuando no hemos coincidido Su Alteza s¨®lo me ha ganado en los pron¨®sticos una vez: en las legislativas del 2000. As¨ª que usemos la intuici¨®n.
"Todo indica que esta vez los j¨®venes van a votar m¨¢s y lo van a hacer a favor de la izquierda al menos en raz¨®n de tres a uno"
Por de pronto hay que se?alar que si se prescinde de la cocina y nos atenemos a datos ciertos y serios hay un virtual empate en voto decidido, con leve ventaja socialista, desde julio del a?o pasado y que la tendencia marcaba un descenso relativo del PP y un ascenso, asimismo relativo, del PSOE. Como en la Comunidad la diferencia entre conservadores y socialistas era mayor que la media espa?ola y muy favorable a los populares en principio parec¨ªa altamente probable que el PP no s¨®lo ganara las elecciones del d¨ªa 25, sino que lo hiciera con una mayor¨ªa menos amplia que en 1999 pero no por ello menos absoluta. El encadenamiento de errores del gobierno nacional a partir de mayo/ junio del pasado a?o permit¨ªa presumir que la distancia se ir¨ªa reduciendo, pero dada la magnitud del colch¨®n el mantenimiento del predominio conservador parec¨ªa razonable. Es ese escenario el que da sentido a la marcha a Madrid del se?or Zaplana con el mando a distancia en el bolsillo. Desde entonces ha llovido lo que ha llovido.
La mala gesti¨®n del chapapote llev¨® a una situaci¨®n de virtual empate con leve ventaja socialista al comienzo del a?o, momento en el que la tendencia hace aparecer una posibilidad significativa de cambios pol¨ªticos en la Comunidad. Asegurada la permanencia de IU y la recuperaci¨®n socialista la percepci¨®n seg¨²n la cual las elecciones entra?an una posibilidad real de escoger porque aparece una alternancia cre¨ªble se instala en el escenario. En febrero la victoria popular parece segura, pero la mayor¨ªa absoluta en la Generalitat parece dudosa, lo que dada la carencia de socios del PP implica la posibilidad probable de la alternancia. Y en eso llegan primero las manifestaciones y luego la guerra.
Irak ha tenido un efecto similar al de arrojar una piedra en una charca: de repente todo se torna revuelto y confuso, hasta el punto de que sondeo hay que da una ventaja nacional de 18 puntos a la izquierda. Mas como en charca perturbada basta que pase el tiempo para que las aguas y los limos vuelvan a su lugar, aunque ese lugar no sea exactamente el mismo que antes de la piedra (o las bombas). El hundimiento ficticio del PP da lugar a una recuperaci¨®n no menos ficticia del mismo partido. La derrota pasa de ser segura (esa creencia hace racionales las listas del PP) a ser meramente una posibilidad. La competencia efectiva que la guerra ocult¨® vuelve por sus fueros. Pero esos fueros no son exactamente los mismos que antes. Y en esas estamos.
Lo que ha cambiado desde enero ac¨¢ con ciertas posibilidad de duraci¨®n es lo que permitir¨ªa asentar la tendencia o romperla. Si no me equivoco esos cambios son cuatro: en primer lugar se ha producido una movilizaci¨®n del electorado de izquierda, el fen¨®meno de la abstenci¨®n izquierdista de 1999 y 2000 que maximiza los resultados del PP no se va a repetir, el hecho de que a diferencia de entonces el triunfo no parezca fuera de alcance permite presumir que esa movilizaci¨®n se mantendr¨¢. Eso justifica los pron¨®sticos de notable mejora socialista y de buenos resultados para IU. En segundo lugar se ha producido un cierto desgaste del PP y uno muy serio del se?or Aznar, la credibilidad del primero ha bajado y la del segundo a ca¨ªdo, el desacuerdo no va a impedir que la mayor¨ªa de los electores fieles del PP repitan su voto, pero si va producir que una minor¨ªa de quienes votaron PP en 1999 y el 2000 no vayan a votar el d¨ªa 25, en bastantes casos como estaci¨®n intermedia en el viaje al cambio de voto. En tercer lugar se est¨¢ produciendo una inversi¨®n, esta vez radical, del voto joven: si en comicios anteriores las cohortes ingresadas en el censo han votado poco y lo han hecho mayoritariamente al PP todo indica que esta vez van a votar m¨¢s y lo van a hacer a favor de la izquierda al menos en raz¨®n de tres a uno. Si ese pron¨®stico se cumple totalmente IU y BNV podr¨ªan dar mas de un susto. Finalmente la crisis iraqu¨ª ha obligado al PP a plantear las elecciones como unas elecciones nacionales de segundo grado, de ah¨ª el protagonismo del se?or Aznar. ?se es un planteamiento que no perjudica en nada al PSOE y me parece es negativo para el PP. Especialmente a la vista del impacto negativo que la campa?a del se?or Aznar tuvo en las pasadas auton¨®micas vascas.
En ese escenario el resultado aparece como abierto al comenzar la campa?a. A estas alturas el resultado que me parece m¨¢s probable es una victoria insuficiente del PP con alternancia en la Generalitat. Pero no est¨¢ de mas recordar que los diputados marginales que van a dar o no mayor¨ªa absoluta a la izquierda o al PP est¨¢n en un pa?uelito de votos. Y que la entrada de UV hasta con dos concejales en el ayuntamiento capitalino y del BNV en las Cortes est¨¢n en el margen de error de las encuestas serias. Y es que sondeos como el que hacemos los electores el d¨ªa de la votaci¨®n no hay ninguno.
Manuel Mart¨ªnez Sospedra es profesor de Derecho de la Universidad Cardenal Herrera-CEU.
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