?Quo vadis, Sharon?
El secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, ha estado en Oriente Pr¨®ximo, ha hablado con dirigentes israel¨ªes y de la Autoridad Nacional Palestina y se ha ido sin conseguir ning¨²n logro pol¨ªtico. Israel, no obstante, mostr¨® varios gestos de buena voluntad, pero no se comprometi¨® con la Hoja de Ruta. Sharon rechaz¨® la petici¨®n de Estados Unidos de congelar la construcci¨®n de asentamientos. Le explic¨® a Powell que era necesario seguir construyendo debido al aumento natural de la poblaci¨®n de colonos y, pensando en la mentalidad republicana de Powell, le pregunt¨®: "?Es que quer¨¦is que las esposas de los colonos empiecen a abortar?". As¨ª pues, ahora, al igual que antes de la visita, contin¨²an flotando sobre Oriente Pr¨®ximo muchas preguntas, y todas en realidad nacen de una inc¨®gnita fundamental: "?Qu¨¦ es lo que realmente quiere hacer Sharon?".
Puede entender la situaci¨®n actual como un est¨ªmulo que refuerce su empecinamiento
Hace ya m¨¢s de un a?o que Sharon ha anunciado que Israel estar¨¢ dispuesto a dar "dolorosos pasos" para conseguir una paz estable con los palestinos. Tambi¨¦n habla de un proceso que conducir¨¢ finalmente a que termine la ocupaci¨®n y a que los palestinos tengan su propio Estado. Estas alentadoras promesas salen de la boca de alguien que en el pasado llamaba traidores a los que se atrev¨ªan a plantear algo as¨ª. ?Ser¨¢ verdad lo que dice? ?O acaso, como ya ha hecho otras veces, es una manera de confundir? ?Tal vez va haciendo promesas generosas con la premisa de que siempre podr¨¢ confiar en que los terroristas palestinos acabar¨¢n con el di¨¢logo o que, al menos, siempre le servir¨¢n como excusa perfecta para dejar de dialogar?
Las promesas de Sharon ofrecen esperanzas hasta que uno examina las condiciones que exige para que se cumplan: los palestinos deben dejar de cometer atentados y desarmar a todas las organizaciones terroristas. Adem¨¢s, han de renunciar al derecho de retorno, y todo esto antes de empezar las negociaciones.
En el fondo de estas exigencias hay justicia y l¨®gica, pero el modo de que todo eso se cumpla no es plantearlo como condici¨®n ¨²ltima para iniciar el proceso de paz, m¨¢s bien al contrario: presentarlo como condici¨®n previa a la negociaci¨®n es garantizar que no haya negociaci¨®n, que siga habiendo terrorismo y que los palestinos desesperados se radicalicen cada vez m¨¢s en su postura, incluso en lo referente a la cuesti¨®n del derecho de retorno.
De todos es sabido que la renuncia al derecho de retorno es, desde el punto de vista psicol¨®gico, lo m¨¢s dif¨ªcil y doloroso de aceptar para los palestinos. L¨ªderes palestinos con los que he hablado ¨²ltimamente me dec¨ªan que ten¨ªan muy claro que al final tendr¨ªan que renunciar a su aspiraci¨®n de que los refugiados palestinos regresasen a sus casas, que ahora se encuentran en territorio israel¨ª, pero a?ad¨ªan que ellos podr¨ªan exigirle a su pueblo que renunciase a ello siempre que pudiesen ofrecer en paralelo logros importantes en las negociaciones y renuncias significativas por parte de Israel. "El dirigente palestino que sea tan est¨²pido como para plantear que se ha de renunciar al derecho de retorno para poder negociar con Israel ser¨ªa enseguida asesinado", me dijo no hace mucho uno de los miembros del Gobierno de Abu Mazen.
Tambi¨¦n la otra condici¨®n que pide Sharon, la obligaci¨®n de la Autoridad Nacional Palestina de luchar contra el terrorismo, es moralmente justa. Sin embargo, no hay nadie, ni israel¨ª ni palestino, que crea que Abu Mazen sea capaz, con las escasas fuerzas con las que cuenta actualmente, de acabar con el terrorismo o luchar contra ¨¦l de forma eficaz. Durante los tres ¨²ltimos a?os, Israel ha hecho un tremendo esfuerzo para luchar contra el terrorismo, y mientras tanto ha da?ado la infraestructura gubernamental y policial con la que ahora los palestinos deber¨ªan frenar el terrorismo. A¨²n m¨¢s: Abu Mazen sabe muy bien que ahora mismo ha de combatir con un tes¨®n inaudito a los sectores m¨¢s radicales dentro de Ham¨¢s y la Yihad, pero se encuentra entre la espada y la pared, preso entre las expectativas y amenazas ocultas de dentro y fuera: si lucha contra Ham¨¢s, perder¨¢ el apoyo de su pueblo, ya que, seg¨²n las ¨²ltimas encuestas de opini¨®n hechas en Gaza, Ham¨¢s tiene un apoyo similar al de Al Fatah (el movimiento pol¨ªtico y militar al que pertenece la Autoridad Nacional Palestina). Pero, por otro lado, si Abu Mazen no combate a Ham¨¢s, perder¨¢ el apoyo de los norteamericanos y de los europeos, y si lucha contra Ham¨¢s, puede estallar una aut¨¦ntica guerra civil. Tambi¨¦n aumentar¨ªa entonces el apoyo de los palestinos a Arafat, que est¨¢ a la espera de que fracase Abu Mazen, y si ¨¦ste no lucha contra Ham¨¢s, y sigue habiendo atentados suicidas, Israel podr¨¢ seguir excus¨¢ndose para no entrar en conversaciones de paz, etc¨¦tera.
No hay duda de que las llaves para poner en marcha el proceso de paz no las tiene Abu Mazen y quiz¨¢s tampoco el presidente Bush, que se ver¨¢ obligado a apoyar a Sharon si los palestinos no logran cumplir las duras e imposibles condiciones relativas a la lucha contra el terrorismo. Por otra parte, Europa no ejerce demasiada influencia sobre Sharon, y de todas formas Alemania se ver¨ªa obligada (por razones hist¨®ricas) a impedir que se ejerciesen fuertes presiones econ¨®micas sobre Israel.
As¨ª pues, s¨®lo nos quedan Sharon y una cuesti¨®n esencial sobre la que gira actualmente toda la situaci¨®n en Oriente Pr¨®ximo: ?Realmente Sharon habla en serio cuando promete lo que promete? ?Es sincero cuando habla de "la ventana de las oportunidades" y de su compromiso con la visi¨®n de Bush?
Es incre¨ªble que ahora mismo tantas cosas dependan de un solo hombre, y no menos incre¨ªble es saber que si Sharon hubiese decidido optar de verdad por el camino de la conciliaci¨®n y hubiera dado pasos serios para aumentar la confianza en el otro lado, habr¨ªa obtenido, seg¨²n dicen las encuestas, el respaldo de la mayor¨ªa de los israel¨ªes.
?Lo har¨¢ finalmente? En Israel son muchos los que est¨¢n convencidos de que en realidad Sharon lo que hace es enga?ar a los americanos y, en definitiva, a todo el mundo, y que lo que pretende es ganar tiempo y aprovecharse de que ¨²ltimamente los acontecimientos, seg¨²n ¨¦l, le favorecen. Otros, m¨¢s optimistas, recuerdan el giro que dio Rabin al final de su vida y dicen que Sharon har¨¢ todo lo que est¨¦ en su mano para pasar a la historia. Cuesta encontrar aut¨¦ntico consuelo con esta esperanza, no solamente porque Sharon no es Rabin y su odio a los ¨¢rabes parece muy profundo, sino porque no est¨¢ tan claro a qu¨¦ historia desea pasar realmente Sharon, si de verdad quiere ser recordado como aquel que personalmente cre¨® el Estado palestino y desmantel¨® los asentamientos, que en gran parte son la obra de su vida.
Si hace aproximadamente un a?o hubiera venido un ¨¢ngel del cielo y les hubiese anunciado a los israel¨ªes lo que ahora est¨¢ ocurriendo, es decir, que Irak ha dejado de ser una amenaza para Israel, que los sirios est¨¢n asustados y prometen frenar a las organizaciones terroristas a las que apoyaban, que Yasir Arafat ha sido en realidad expulsado del poder, que el actual primer ministro palestino es un hombre que condena rotundamente el terrorismo palestino, y que uno de los ej¨¦rcitos vecinos es el de Estados Unidos, los israel¨ªes habr¨ªan pensado que el Mes¨ªas hab¨ªa llegado.
Pero ¨¦sta es la nueva realidad y hay que saber descifrarla con el fin de prepararse para lo que va a ocurrir. Precisamente, Ariel Sharon puede entender la situaci¨®n actual como un est¨ªmulo que refuerce su empecinamiento. Si hace eso, si realmente rechaza esta ocasi¨®n casi ¨²nica de resolver por fin el conflicto entre isral¨ªes y palestinos y en unas condiciones mucho m¨¢s c¨®modas para Israel, si sigue comport¨¢ndose con una testarudez no carente de cierta soberbia, estaremos ante un caso hist¨®rico de falta de responsabilidad pol¨ªtica que har¨¢ crecer el odio hacia Israel en esta zona y en todo el mundo, y prolongar¨¢ una situaci¨®n de guerra donde es imposible vivir con normalidad.
?Qu¨¦ ser¨¢ lo que har¨¢?
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