Hinchas del botell¨ªn

John Paul McGinliey y Billy Lennox se sent¨ªan ayer los hombres m¨¢s afortunados de Glasgow, si no del mundo. No hac¨ªa ni dos horas que hab¨ªan aterrizado en Sevilla, v¨ªa Amsterdam, y ya se sent¨ªan como en casa. Preguntaron al taxista d¨®nde se re¨²nen sus compatriotas y aqu¨¦l les llev¨® a la peque?a Escocia en la que se ha convertido la zona de la catedral. All¨ª se encuentra el pub irland¨¦s Flaherty, que desde el pasado viernes se ha convertido en la sede central de los centenares de escoceses, y muchos irlandeses que comulgan con los colores del Celtic, que aguardan en una fiesta continua la noche de ma?ana, cuando su equipo y el Oporto se medir¨¢n en La Cartuja en la final de la Copa de la UEFA.

Billy y John son dos de los cerca de 55.000 seguidores del Celtic, dos tercios de ellos sin entradas, que se esperan en la capital andaluza. A esa aut¨¦ntica marea verde habr¨¢ que sumar los cerca de 30.000 portugueses que acudir¨¢n en las horas previas al encuentro a arropar al Oporto. Una avalancha humana que ha colapsado Sevilla. Seg¨²n datos del ¨¢rea de Econom¨ªa del Ayuntamiento, la final de la Copa de la UEFA dejar¨¢ en la ciudad unos 16,3 millones de euros. Agotadas las 25.000 plazas hoteleras existentes, la alternativa para pernoctar mira a las vecinas Jerez, C¨¢diz, C¨®rdoba o M¨¢laga, destinos ya incluidos en muchos de los paquetes adquiridos en las agencias de viajes de Escocia.

John y Billy han sido mucho m¨¢s vivos que algunos de sus amigos. Estos dos veintea?eros s¨®lo han pagado 200 euros, cada uno, por su viaje, entradas aparte. Un precio que les garantiza tres c¨®modos d¨ªas en un hotel de tres estrellas casi en el centro de Sevilla. "Amigos nuestros llegan ma?ana [por hoy] desde Escocia y por dos noches van a pagar cerca de 800 euros", cuentan, divertidos, mientras apuran la segunda pinta de las "muchas, muchas" que aseguran van a componer su dieta diaria. Un r¨¦gimen alimentario que comparte la mayor¨ªa de sus compatriotas, a tenor del incremento de consumo de cerveza que han registrado los bares de la zona.

"En un fin de semana normal gastamos unos 400 litros de cerveza. Este ¨²ltimo hemos pedido cerca de 3.000 litros y estamos recargando de nuevo", explica Francisco Tello, camarero del pub escoc¨¦s The Clan, quien asegura que esta acentuada afici¨®n por la rubia espumosa no se ha reflejado en incidentes ni en peleas. Un aspecto muy celebrado por las autoridades locales, que han dispuesto un dispositivo de seguridad para la final de 1.000 agentes de polic¨ªa y 300 m¨¢s de la Guardia Civil.

Quiz¨¢ la falta de reyertas se deba, como apunta una camarera del Flaherty, "a la educaci¨®n cat¨®lica" de los seguidores del Celtic. "La moralidad no se suspende por una final", les espet¨® la pasada semana el mism¨ªsimo arzobispo de Glasgow. Sin embargo, lo que parece haber calmado a las hordas escocesas que pasean sus verdes cabelleras a pecho, y algunas cosas m¨¢s, descubierto es el sofocante calor. La temperatura m¨¢xima en Glasgow fue ayer de 11 grados mientras que en Sevilla, al mediod¨ªa, fue de 34. As¨ª, no es de extra?ar que los centenares que se dieron cita en la peque?a Escocia se abonasen a los botellines de cerveza pese a su precio, 2,5 euros, y se entregaran de lleno a cantar el himno del Celtic a la sombra de la catedral.