Las ¨²ltimas de Aznar, las primeras de Zapatero
Las elecciones de hoy en ayuntamientos y 13 comunidades tienen tambi¨¦n repercusi¨®n nacional
Las elecciones auton¨®micas y municipales que se celebran hoy tienen dos vertientes: una local, en la que compiten candidatos concretos de diferentes partidos, y otra nacional, en la que van a ser m¨¢s importantes que nunca las alianzas poselectorales. Del pacto PSOE-PP en ?lava puede depender el control de la Diputaci¨®n y, en la pr¨¢ctica, nada menos que cerrar el paso al plan soberanista defendido por el PNV y el lehendakari, Juan Jos¨¦ Ibarretxe. Del ¨¦xito en Madrid de una alianza PSOE-IU, que les permita quiz¨¢s controlar la comunidad y/o el Ayuntamiento de la capital, puede depender la impresi¨®n de que se ha producido un cambio de tendencia y que se ha abierto la puerta, incluso, a un eventual cambio de ciclo en 2004. Por encima de todo, ¨¦stas son las ¨²ltimas elecciones de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar y las primeras de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero y en cuanto tales, los resultados tendr¨¢n importantes lecturas en clave interna.
A s¨®lo cuatro meses de nombrar sucesor, Aznar ha demostrado un aplastante control del PP
Estas son, quiz¨¢s, unas elecciones decisivas para el futuro del Pa¨ªs Vasco, porque marcar¨¢n la expulsi¨®n de los abertzales violentos y de Herri Batasuna (o de su equivalente) de la vida institucional de Euskadi. La campa?a electoral en esa comunidad ha sido muy diferente a la del resto de Espa?a, con la atenci¨®n centrada, sobre todo, en el n¨²mero de papeletas de AuB que puedan aparecer esta noche en las urnas municipales y en la reacci¨®n del d¨ªa despu¨¦s.
El PNV ha pedido sin descanso a los seguidores de HB que no sigan las consignas de ETA y que no voten nulo, pero hasta el recuento de hoy no se podr¨¢ saber hasta qu¨¦ punto la organizaci¨®n terrorista es capaz de condicionar el voto que desde hace m¨¢s de 20 a?os ha ido a parar a HB o hasta qu¨¦ punto el PNV satisface ya las expectativas de ese electorado.
Al margen del Pa¨ªs Vasco, las maquinarias de los partidos contar¨¢n tambi¨¦n escrupulosamente el n¨²mero de votos que han conseguido y oler¨¢n si se est¨¢ produciendo el famoso "cambio de tendencia" que predicen algunos. En 1999, el PP gan¨® al PSOE por una peque?a diferencia: 34,44% de los votos frente al 34,26%, unas 42.000 papeletas m¨¢s. IU obtuvo el peor resultado de su historia (6,52%) y el PNV y CiU, sus peores datos en diez a?os: 1,28% para los nacionalistas vascos y 3,63% para los catalanes. El PSOE conf¨ªa en poder decir que ha ganado sus primeras elecciones desde 1993, pero desde luego no ser¨¢ lo mismo hacerlo por un pu?ado de votos que por medio mill¨®n.
Mensaje conservador
El Partido Popular, que arranca como la primera fuerza pol¨ªtica, tiene en teor¨ªa que revalidar esa condici¨®n y, adem¨¢s, mantener su cuota de poder territorial. Eso solo se puede lograr si alcanza mayor¨ªas absolutas, porque los populares se han cerrado en los ¨²ltimos tiempos la posibilidad de negociar coaliciones en muchos rincones de Espa?a. Pr¨¢cticamente solo conserva esa posibilidad en Baleares y, sobre todo, en el Pa¨ªs Vasco, en ese caso gracias parad¨®jicamente al PSOE.
Si algo ha caracterizado esta campa?a electoral ha sido la voluntad del PP de presentar estos comicios como "las ¨²ltimas elecciones de Aznar". El presidente del Gobierno ha tenido una presencia extraordinaria, no s¨®lo en m¨ªtines sino tambi¨¦n en los medios de comunicaci¨®n de alcance nacional. Su protagonismo ha sido total y casi excluyente, en el sentido de que no ha dejado espacio a ninguna otra personalidad de su partido, incluidos los vicesecretarios Rodrigo Rato, Mariano Rajoy y Jaime Mayor Oreja. Sea quien sea su sucesor al frente del PP dentro de cuatro meses, ser¨¢ alguien que en esta campa?a habr¨¢ quedado casi completamente difuminado por la aplastante fuerza interna de Aznar.
Si los resultados populares son razonablemente buenos, se habr¨¢ producido, adem¨¢s, otra importante lectura interna. El aparato electoral del PP, una maquinaria muy poderosa y eficaz, se consolidar¨¢ frente al futuro candidato. El sucesor de Aznar en el PP estar¨¢ muy comprometido por el equipo de su antecesor, totalmente al mando en 2004. Si los resultados fueran malos, por el contrario, el candidato elegido en septiembre encontrar¨ªa un escenario mucho menos definido y una organizaci¨®n m¨¢s debilitada, pero tambi¨¦n m¨¢s abierta a su propia influencia.
Aznar ha demostrado en esta campa?a, una vez m¨¢s, que es un pol¨ªtico muy experimentado y se ha comportado en todos y cada uno de sus 20 m¨ªtines con una gran seguridad. La novedad, sin embargo, es que, quiz¨¢s porque ¨¦stas son realmente sus ¨²ltimas elecciones, no ha parecido interesado en marcar el car¨¢cter centrista de su proyecto, como hizo en convocatorias anteriores. En esta ocasi¨®n, Aznar ha parecido dar un giro definitivamente conservador a su pensamiento, un mensaje de derecha cl¨¢sica que se ha reflejado incluso en la recuperaci¨®n de un lenguaje tambi¨¦n cl¨¢sico: en sus m¨ªtines ha sido frecuente o¨ªrle hablar de "coalici¨®n socio-comunista", "peligro socialista de ruptura de la unidad de Espa?a"o del "peligro marxista".
Al mismo tiempo, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar ha anunciado medidas econ¨®micas m¨¢s propias tambi¨¦n de un programa radical conservador que de uno centrista, como la supresi¨®n del impuesto de sucesi¨®n, algo que afecta no solo a los padres que quieren dejar un piso a sus hijos. De hecho, una propuesta semejante de George Bush fue rechazada en una carta p¨²blica hace menos de dos a?os por un poderoso grupo de empresarios norteamericanos, entre ellos Bill Gates, partidarios de un sistema en el que los hijos no puedan heredar toda la fortuna de sus padres sin pagar un porcentaje de impuestos. De momento, la idea solo ha seguido adelante en Italia, con Silvio Berlusconi.
Las interpretaciones en clave interna no ser¨¢n solo importantes para el PP. Tambi¨¦n tendr¨¢n una enorme relevancia para el PSOE, porque los socialistas necesitan que estas elecciones sirvan, de una forma o de otra, para demostrar que el partido y su principal dirigente, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, son capaces de convertir el malestar de los ciudadanos disconformes con Aznar y con el PP, en un voto pol¨ªtico propio. Se tiene que "visualizar" que el estilo moderado de Rodr¨ªguez Zapatero conecta con aquellos ciudadanos que est¨¦n enfadados por el decretazo, la actuaci¨®n del Gobierno en el Prestige o en la guerra de Irak. Hasta ahora ha sido evidente que el dirigente socialista era capaz de amplificar ese enfado, pero estas elecciones se han convertido en la ocasi¨®n perfecta para comprobar si ese modo de hacer oposici¨®n resulta realmente efectivo. Nadie pone en duda en el PSOE el liderazgo de Zapatero en 2004, pero si los resultados no fueran buenos es probable que se pidiera un cambio de rumbo, no solo a ¨¦l sino tambi¨¦n a su ejecutiva.
La maquinaria del PSOE quiz¨¢s no sea en estos momentos tan poderosa como la del PP, pero es seguro que estas elecciones han servido para recomponer la organizaci¨®n y para imprimirle m¨¢s velocidad. Adem¨¢s, han sido ¨²tiles para que el propio Zapatero adquiriera fuerza y experiencia cara a la campa?a de 2004. Pase lo que pase en estas elecciones, las municipales de hoy habr¨¢n servido para demostrar que el PSOE de 2003 no tiene mucho que ver con el de hace tres a?os, que est¨¢ m¨¢s vivo y que atrae a m¨¢s gente, especialmente j¨®venes. Pero todos en ese partido necesitan ver que ese trabajo se traduce en hechos concretos, es decir, en una mejora electoral sustancial. Si no, podr¨ªa volver la frustraci¨®n.
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