Los grandes pa¨ªses de la UE avalan con matices el proyecto de Constituci¨®n Europea
Espa?a, los candidatos y los peque?os acumulan las cr¨ªticas m¨¢s duras al pol¨¦mico plan
Europa tiene ya el primer proyecto de Constituci¨®n, pero la batalla que se inici¨® hace 15 meses en la Convenci¨®n sobre el futuro de la UE no ha concluido. Las espadas siguen en alto en varios frentes. Los pa¨ªses peque?os est¨¢n a la defensiva contra los grandes, que avalan el proyecto, aunque con matices. Espa?a pugna frente a Alemania y Francia para no perder influencia. El presidente de la Comisi¨®n y el de la Convenci¨®n no dejan de descalificarse. Y el Ejecutivo comunitario se enfrenta a todos. S¨®lo el Parlamento, y con sonoras excepciones, parece globalmente satisfecho. Es el gran ganador.
Los 105 integrantes de la Convenci¨®n de 28 pa¨ªses (los Quince m¨¢s los 13 candidatos) deben lograr un dif¨ªcil consenso antes de que el presidente de la Convenci¨®n, Val¨¦ry Giscard d'Estaing, presente el texto a los jefes de Gobierno el d¨ªa 20 en Sal¨®nica. El mayor rechazo ha partido del presidente de la Comisi¨®n, Romano Prodi: "Es un paso atr¨¢s que amenaza con paralizar la UE". Los ministros brit¨¢nicos Jack Straw y Gordon Brown defienden con reservas el texto, pero la loa llega del ministro alem¨¢n y miembro de la Convenci¨®n Joschka Fischer: "La Convenci¨®n tiene que estar orgullosa de su trabajo". Pero alert¨®: "No se puede poner todo en riesgo en los ¨²ltimos metros de recorrido". En efecto, la recta final ha desvelado, entre otras, estas graves desavenencias:
Grandes contra peque?os. Seg¨²n el proyecto, el Consejo Europeo (la reuni¨®n de jefes de Estado y Gobierno) tendr¨¢ un presidente estable por cinco a?os, poniendo fin a las presidencias semestrales. Los seis grandes (Alemania, Reino Unido, Francia, Italia, Espa?a y Polonia) apoyan el m¨¦todo porque los Gobiernos ganar¨¢n poder a trav¨¦s de ¨¦l en la gesti¨®n de la UE y les resulta impensable presidir la Uni¨®n cada 13 a?os tras la ampliaci¨®n. Por las razones opuestas lo rechazan los peque?os. Prodi cree que ese presidente "ser¨¢ un contrapeso" al de la Comisi¨®n, elegido para cinco a?os.
La queja de los candidatos. Cada pa¨ªs tiene hoy un comisario (los cinco grandes, dos) en la Comisi¨®n, donde se vota por mayor¨ªa. Para hacerla m¨¢s ¨¢gil, se proponen s¨®lo 15 comisarios junto a "comisarios delegados", sin cartera. A punto de ingresar en el club, los candidatos ven que les arrebatan un derecho que han tenido los socios actuales. Los peque?os temen que les toque ocupar los cargos sin cartera. Y la Comisi¨®n quiere un comisario por pa¨ªs, pero m¨¢s competencias para su presidente con el fin de organizar su equipo.
Temor al Parlamento. Un claro avance del proyecto consiste en que, al legislar, ya no podr¨¢ usarse el veto en 36 ¨¢reas (hoy s¨®lo en 34 de un total de 86), alguna tan importante como la Pol¨ªtica Agr¨ªcola Com¨²n (PAC), todo lo relacionado con emigraci¨®n o colaboraci¨®n policial y judicial, los fondos estructurales a partir de 2007... Donde desaparece el veto, el Parlamento colegisla con el Consejo. Por tanto, la Euroc¨¢mara gana mucho poder. Francia, la gran beneficiada por la PAC, rechaza que unos incontrolables eurodiputados manejen las ayudas agr¨ªcolas.
Fronteras para el veto. La Comisi¨®n, Francia, Alemania y los peque?os quieren m¨¢s materias sin recurso al veto. Incluso en Exteriores, donde la norma ser¨¢ la unanimidad contra el deseo franco-alem¨¢n. Para Londres, hay l¨ªneas rojas en pol¨ªtica exterior y en fiscalidad. Como Espa?a, no cede un ¨¢pice.
No a la segunda C¨¢mara. Londres recibi¨® con euforia la desaparici¨®n del t¨¦rmino "federal". Por tanto, no acepta la creaci¨®n de un Consejo Legislativo que, como segunda c¨¢mara al estilo federal, apruebe leyes con el Parlamento. Es otro contencioso en el que Espa?a y Reino Unido van juntos. Les apoyan Irlanda y Suecia.
Londres y Exteriores. Tampoco acepta Londres un ministro de Exteriores. En todo caso, un "representante exterior europeo". Y mucho menos que presida el Consejo de Exteriores (lo mismo cree Espa?a). Aceptar¨ªa esa figura s¨®lo si tuviera pocas competencias y dependiera m¨¢s del Consejo (Gobiernos) y menos de la Comisi¨®n, donde ser¨ªa vicepresidente, en una doble y complicada dependencia.
La fuerza de los derechos. La segunda parte de la Constituci¨®n es la Carta de Derechos de la UE proclamada en 2000. La Constituci¨®n le da fuerza jur¨ªdica y esos derechos podr¨ªan ser reclamados en los tribunales. Londres no acepta que alg¨²n brit¨¢nico reclame el derecho a la huelga o a un puesto de trabajo y busca f¨®rmulas menos vinculantes. Como Irlanda, Dinamarca, Letonia, Holanda y Suecia.
La batalla de 'M¨ªster Euro'. El proyecto de Constituci¨®n abre la puerta a M¨ªster Euro, un ministro de Finanzas que por dos a?os presidir¨ªa las reuniones de los ministros de la eurozona (Eurogrupo) y de la UE (Ecofin). Ser¨ªa el presidente del Gobierno econ¨®mico, pero robar¨ªa todo protagonismo al comisario de Asuntos Econ¨®micos, hoy Pedro Solbes. La Comisi¨®n lo rechaza y el comisario franc¨¦s Michel Barnier propone un ministro europeo de Econom¨ªa, similar al de Exteriores, igualmente vicepresidente en la Comisi¨®n.
Prodi contra Giscard. Tienen un duelo personal. Su desavenencia se remonta al invierno, cuando Prodi present¨® su propio borrador de Constituci¨®n llamado Pen¨¦lope. Prodi dice ahora que al proyecto "le falta ambici¨®n". Giscard le exige que calle y haga propuestas.
La religi¨®n. Miles de mensajes de correo electr¨®nico de protesta atascaron los ordenadores de los miembros de la Convenci¨®n, porque el pre¨¢mbulo se?ala que la Constituci¨®n se inspira en "las herencias culturales, religiosas y humanistas", pero no en "la herencia cristiana", como exigi¨® la Iglesia cat¨®lica.
Texto farragoso. Las cuatro partes del proyecto son ininteligibles para el ciudadano no avisado. Resulta especialmente grave cuando la Constituci¨®n estar¨¢ por encima de toda legislaci¨®n nacional y debe ser ratificada en todos los pa¨ªses, en algunos de ellos, como Espa?a, mediante refer¨¦ndum.
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