El cuento reconquista a los lectores
El relato vuelve con fuerza de la mano de una treintena de escritoras
En el principio era el cuento. Y la 62? Feria del Libro de Madrid se encarga de recordarlo al ser escenario de la reconquista y diversificaci¨®n de este g¨¦nero en Espa?a, donde hay poca tradici¨®n cuent¨ªstica. Una vitalidad que tiene como novedad a las mujeres que aumentan su presencia como creadoras de relatos. El cat¨¢logo de la Feria incluye por lo menos a una treintena de ellas: desde las antolog¨ªas de autoras cl¨¢sicas como Katherine Mansfield o Clarice Lispector hasta las historias de Alice Munro. Entre las espa?olas, se han rescatado los cuentos de Emilia Pardo Baz¨¢n, aparecen nuevas autoras -como la premiada Cristina Cerrada-, am¨¦n de las ya conocidas como Ana Mar¨ªa Moix y Ana Mar¨ªa Matute. Escritores y editores destacan el vigor actual de ese g¨¦nero que la argentina Silvina Ocampo defini¨® como el "m¨¢s importante en la literatura".
"El cuento es m¨¢s puro literariamente. La novela es ¨®pera y el relato m¨²sica de c¨¢mara"
"Pues si la pr¨®xima noche a¨²n sigo con vida y su majestad el rey me lo permite, os contar¨¦ el resto, que es mucho m¨¢s sorprendente todav¨ªa". Y, con estas palabras al alba despu¨¦s de contar una historia, Sherezade logr¨® sobrevivir mil y una noches. Una demostraci¨®n del encantamiento que produce el cuento y del talento de las mujeres para fascinar con sus historias, y que queda recogido en el famoso libro cuyo manuscrito m¨¢s antiguo data del siglo XIV. ?poca que marca el inicio del primer renacimiento de un g¨¦nero del cual procede toda la literatura. El cuento vive su segundo renacimiento en el siglo XIX, cuando deja atr¨¢s lo popular para adentrarse en el cuento literario, el relato moderno. S¨®lo que el auge de la novela en el siglo XX lo vuelve a dejar en los m¨¢rgenes de la literatura.
Actualmente, las mujeres desempe?an un papel importante en este g¨¦nero. "No s¨®lo por su incorporaci¨®n cada vez m¨¢s notoria como autoras, sino tambi¨¦n porque ellas son las principales lectoras y compradoras de libros", afirma Silvia Querini, editora de Lumen. Eso no significa que escriban cuentos s¨®lo para mujeres. El relato no tiene g¨¦nero. "Sus historias trascienden el hecho femenino y est¨¢n dirigidas a todo el mundo porque indagan y crean desde el an¨¢lisis y la mirada del ser humano y su entorno", aclaran los editores Jos¨¦ Huerta, de Lengua de Trapo, y Juan Casamayor, de P¨¢ginas de Espuma, editorial especializada en libros de relatos.
Herederas de Sherezade
Y la historia de la literatura cuenta con grandes herederas de Sherezade: Katherine Mansfield, Carson McCullers, Isak Dinesen, Dorothy Parker, Eudora Welty, Clarice Lispector, Alice Munro o m¨¢s recientes como Lorrie Moore. Mientras, en Espa?a la tradici¨®n moderna la inicia Emilia Pardo Baz¨¢n, y la contin¨²an escritoras de posguerra como Carmen Mart¨ªn Gaite, Ana Mar¨ªa Matute y Merc¨¦ Rodoreda, a quienes les siguen nombres como los de Ana Mar¨ªa Moix, Soledad Pu¨¦rtolas, Cristina Fern¨¢ndez Cubas, Nuria Barrios y Cristina Cerrada, que obtuvo el Premio Casa de Am¨¦rica de Narrativa 2003 con el libro de cuentos Noct¨¢mbulos (Lengua de Trapo).
Todas ellas saben a qu¨¦ se refer¨ªa Henry James cuando afirmaba que el cuento "es el punto exquisito donde acaba la poes¨ªa y empieza la realidad". Por eso ni editores, ni escritores entienden por qu¨¦ se le sigue considerando un g¨¦nero menor. Tanto que cuando un autor publica cuentos surge una pregunta cl¨¢sica: "?Y cu¨¢ndo da el salto a la novela?". "Como si el relato en s¨ª mismo no tuviera un nivel suficiente", se queja Ana Mar¨ªa Moix, autora de Las virtudes peligrosas (Lumen). Y agrega que "el cuento es mucho m¨¢s puro literariamente. Es como un poema. La novela es como una ¨®pera y el cuento m¨²sica de c¨¢mara". De opini¨®n parecida es Pu¨¦rtolas, que tiene varios libros de relatos en Anagrama, cuando dice que este g¨¦nero "tiene un valor po¨¦tico mayor que la novela y es un reto para conseguir algo redondo". ?ngela Vallvey va m¨¢s all¨¢: "Es en el cuento y en la poes¨ªa, en la distancia corta, donde mejor se puede apreciar la verdadera dimensi¨®n de un escritor".
De definiciones similares est¨¢ lleno el libro de las frases literarias. Como la de Julio Cort¨¢zar, para quien "el cuento es como la fotograf¨ªa. La novela como el cine". Y lo dijo alguien que no s¨®lo ha pasado a la historia por Rayuela, que puede leerse como un juego de relatos independientes y entrecruzados, sino tambi¨¦n por sus cuentos. ?Acaso tuvo ¨¦l que saltar a la novela para obtener prestigio? ?O lo necesitaron Borges o Carver, o signific¨® algo parecido para Ch¨¦jov? Se preguntan Moix, Pu¨¦rtolas, Casamayor, Huertas y Querini. "Hay cosas que s¨®lo el cuento puede decir", sentencia Cerrada. Y cita como ejemplo dos referencias literarias indiscutibles de Herman Melville: "La mayor diferencia entre Bartleby, el escribiente y Moby Dick no es una diferencia de extensi¨®n, sino de especie".
Lo cierto es que, en general, las ventas de libros de cuentos son inferiores a las de la novela. Por lo menos en Espa?a. Claudio L¨®pez Lamadrid, editor de Mondadori, no entiende por qu¨¦ cuesta tanto venderlo. "Quiz¨¢", se pregunta, "?porque en un pa¨ªs que lee poco si alguien compra un libro quiere justificar la inversi¨®n con las novelas debido a que gozan de m¨¢s prestigio...?". Y agrega que vender un libro de cuentos en el extranjero es mucho m¨¢s dif¨ªcil. Es extra?o, reconoce. Sobre todo porque estos tiempos de prisas parecen m¨¢s beneficiosos para los relatos. Para Casamayor, no hay que olvidar que el cuento requiere de una lectura precisa, de atenci¨®n e inteligencia. Una apreciaci¨®n que confirma el cr¨ªtico estadounidense Harold Bloom: "Los mejores cuentos exigen y recompensan muchas relecturas", escribe en C¨®mo leer y por qu¨¦ (Quinteto).
Por eso estas escritoras piden a los autores de vocaci¨®n cuent¨ªstica que no oculten su preferencia, y a los editores que apuesten m¨¢s por el g¨¦nero. Y ambos piden a los medios de comunicaci¨®n que contribuyan con su divulgaci¨®n. Mientras esta historia circular encuentra una salida, el cuento empieza a reinventarse. "Hay libros compuestos de historias engarzadas que pueden ser le¨ªdas como una novela larga, o cada una como una pieza aut¨®noma", aseguran L¨®pez Lamadrid y Huertas. Ejemplos recientes no faltan. Ah¨ª est¨¢n Capital de la gloria (Alfaguara), de Juan Eduardo Z¨²?iga, La velocidad de las cosas (Mondadori), de Rodrigo Fres¨¢n, o No lo llames amor (Destino), de ?ngela Vallvey. "Libros abrochados o novelas que en lugar de ser circulares tienen forma de estrella", analiza Huertas. Una forma que Marguerite Yourcenar dio a El denario del sue?o (Alfaguara).
Todo encaminado a no contradecir el destino signado en ese microrrelato que cuenta que "Dios invent¨® al hombre para o¨ªrle contar cuentos". Porque si ya no hay cuentos a la lumbre, ahora se leen m¨¢s y hasta se escuchan en la radio. Paul Auster recogi¨® los relatos de los oyentes de su programa de Nueva York en Cre¨ªa que mi padre era Dios (Anagrama). Y en Espa?a Juan Jos¨¦ Mill¨¢s hace lo propio cada viernes en la SER y cada mes en Babelia. Uno de los que aceptaron el reto que hace Mill¨¢s, Miguel Calle Torres, invita en su texto a convocar los esp¨ªritus de la imaginaci¨®n cuando dice: "Cierra los ojos, todo lo que ves es m¨ªo".
Babelia
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