?Se puede pactar con IU?
Desde que se cerraron las urnas, el empe?o mayor de Aznar ha sido deslegitimar a los Gobiernos aut¨®nomos y municipales que puedan resultar de pactos entre el PSOE e IU. Ese af¨¢n se tradujo antes del 25-M en la presentaci¨®n de los socialistas bajo el desfasado r¨®tulo de compa?eros de viaje de los comunistas; ahora la descalificaci¨®n sube de grado al identificar a Zapatero como aliado de un partido que firm¨® el Pacto de Lizarra, en referencia a Madrazo. El deslizamiento es perverso. Y m¨¢s cuando lo encabeza el presidente del Gobierno.
Ayer mismo, el portavoz de IU en el Congreso, Felipe Alcaraz, record¨® que quien propuso a Madrazo en 1998 que firmase tal pacto fue el anterior coordinador de esa formaci¨®n, Julio Anguita, aliado de Aznar e inventor de la teor¨ªa de las dos orillas, que le sirvi¨® para justificar su coalici¨®n negativa con el PP y permiti¨® a este partido gobernar a partir de 1995 ayuntamientos y comunidades en que hab¨ªa una mayor¨ªa potencial de izquierda. La pol¨ªtica oportunista de Madrazo merece reproche, y tambi¨¦n la falta de autoridad de Llamazares con quien dirige su coalici¨®n en Euskadi, pese a que los desacuerdos son p¨²blicos en temas esenciales como el Plan Ibarretxe. Pero de ah¨ª a descalificar no s¨®lo a IU en bloque sino a cualquier partido que llegue a acuerdos con IU hay un trecho que no se puede saltar a la ligera.
El PP se ha especializado en presentar lo que en cada momento le conviene como cuesti¨®n de principio; habi¨¦ndose quedado casi sin aliados, toda alianza de los dem¨¢s es contra natura, cuando no opuesta a los valores constitucionales. No hay peor manera de defender la Constituci¨®n que erigirse en su ¨²nico valedor.
Los pactos para configurar mayor¨ªas son consustanciales al sistema parlamentario. Es cierto que no todos merecen la misma valoraci¨®n. Sin dejar de ser legales, hay acuerdos que resultan incoherentes con la trayectoria de los firmantes. Cuando ocurre, el electorado suele castigar a quienes recurrieron a ellos para alcanzar el poder. Otros pactos pueden estar motivados por circunstancias excepcionales, como los del PP y PSOE en Euskadi. Pero los que puedan suscribir el PSOE e IU ni son extravagantes ni excepcionales. Lo extravagante fue la oposici¨®n de Anguita a conformar mayor¨ªas de izquierda en 1995, pero antes y despu¨¦s de esa excepci¨®n, socialistas y comunistas han compartido desde 1979 gobiernos municipales en muchos ayuntamientos, comenzando por el de Madrid.
Es en la Comunidad de Madrid, escaparate muy visible, donde el PP est¨¢ poniendo m¨¢s af¨¢n descalificador. El estrecho margen (un esca?o) de la nueva mayor¨ªa es un factor que los nuevos gobernantes no podr¨¢n dejar de considerar a la hora de dise?ar sus programas. En todo caso, es un riesgo que asume el PSOE ante los electores y que no puede ser invocado como argumento deslegitimador. PSOE e IU ya tuvieron un pacto de legislatura cuando Leguina perdi¨® la mayor¨ªa absoluta y desde que gobierna el PP han venido coincidiendo en muchas votaciones y propuestas pol¨ªticas. Lo dif¨ªcil de explicar ser¨ªa que renunciasen ahora a un acuerdo de gobierno.
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