Complicidades rotas
El eslogan "m¨¢s madera, que es la guerra" tambi¨¦n ha llegado a las relaciones laborales de Euskadi. Una larga etapa de complicidades estrat¨¦gicas, de rentabilidades compartidas, de intercambio de paz social por m¨¢s mayor¨ªa sindical, se agrieta y se fractura. As¨ª lo ponen de manifiesto, las descalificaciones entre la c¨²pula empresarial vasca y los dirigentes de ELA, la confrontaci¨®n en convenios importantes, las nuevas formas de presi¨®n sindical cuasi irredentas, resistenciales y vanguardistas, la paralizaci¨®n y bloqueo de las instituciones sociolaborales vascas.
En una sociedad dividida, polarizada, en confrontaci¨®n permanente, que identifica acuerdos con entreguismos, me atrevo a afirmar que este conflicto abierto da identidad y rentabilidad sindical a quien lo protagoniza, salvo que la patronal vasca hable menos y act¨²e de otra manera. A todos nos debiera preocupar que la polarizaci¨®n y el choque de trenes sea rentable. Parece que el lehendakari Ibarretxe ha saludad con simpat¨ªa y complicidad el acuerdo ELA y LAB. ?Opina lo mismo de su pr¨¢ctica sindical? El laberinto vasco de las relaciones laborales es una parte muy importante de la desgraciada y preocupante desvertebraci¨®n social que sufrimos. No quisiera caer en lo que Tierno Galv¨¢n afirmaba: "Algunos son maravillosos para moverse en la confusi¨®n, pero incapaces para salir de ella".
Hace ya mucho tiempo que la patronal vasca se 'nacionaliz¨®', compartiendo con el nacionalismo la defensa de los ¨¢mbitos propios
Hace ya mucho tiempo que la patronal vasca se nacionaliz¨®, optando por estructurar y vertebrar unas relaciones laborales en Euskadi con la m¨ªnima referencia al marco estatal y compartiendo con el nacionalismo la defensa de los ¨¢mbitos propios contractuales y la descentralizaci¨®n generalizada de la negociaci¨®n colectiva, as¨ª como una interlocuci¨®n c¨®moda y rentable con las instituciones auton¨®micas.
Es precisamente en el marco estatal donde se definen y se concretan pr¨¢cticamente el conjunto de los contenidos sociolaborales en la actualidad: contratos y despidos, pensiones y cotizaciones sociales, protecci¨®n de desempleo, ley de salud laboral; en definitiva, todo el ordenamiento laboral, dada la no competencia de la Comunidad Aut¨®noma Vasca y el bloqueo de gran parte de las transferencias sociolaborales. Aqu¨ª se produce tambi¨¦n una relaci¨®n de comodidad rentable entre la patronal vasca y ELA: el trabajo en el marco estatal se lo hacen otros, la CEOE en el primer caso y UGT y CC OO en el sindical. La inhibici¨®n y deslegitimaci¨®n sindical es c¨®moda, sin costo alguno.
Analicemos algunas complicidades hist¨®ricas: La contrarreforma del Estatuto de los Trabajadores (ET) de 1994 supuso un claro retroceso en cuanto a las formas y los contenidos, tanto del papel del di¨¢logo social como de la funci¨®n equilibradora y protectora del derecho del trabajo. La "flexibilidad neoliberal", desreguladora de derechos fue utilizada para institucionalizar la "flexibilidad de ¨¢mbitos" a trav¨¦s de los art¨ªculos 84 (este fue el soporte legal para el Acuerdo de Formaci¨®n Continua Vasco-Hobetuz, no para hacer ning¨²n convenio colectivo) y 89 del ET, a?adiendo el cambio legal del 60% al 50%, para la eficacia general a los acuerdos. A partir de entonces ELA ya no necesita de un tercer sindicato para conformar las mayor¨ªas.
Tampoco se puede olvidar el regalo estrat¨¦gico que supuso la profunda reforma de las instituciones socio-laborales vascas, que posibilit¨® al sindicalismo nacionalista poder operar sin alcanzar acuerdos con CC OO y UGT, introduciendo adem¨¢s la figura del voto ponderado y el derecho de veto, in¨¦ditos en el derecho comparado. En 1999 se firm¨® el insuficiente y limitado Acuerdo Vasco por el Empleo, instrumentalizado para ensalzar el "marco vasco" y deslegitimar las virtualidades del acuerdo estatal por la estabilidad en el empleo; en menos de seis meses provoc¨® la convocatoria, autosuficiente y unilateral, de la huelga general de las 35 horas. Sectores de la patronal calificaron la paralela convocatoria de la UGT de "colaboracionista y legitimadora del marco vasco". Por coherencia sindical hab¨ªa que sumar y evitar una apropiaci¨®n indebida de una reivindicaci¨®n de todos y una agudizaci¨®n de la fractura sindical.
En las dos ¨²ltimas d¨¦cadas, la gran ofensiva de las pol¨ªticas neoliberales se ha centrado en la desregulaci¨®n de las relaciones de trabajo. Asistimos a una fuerte desestructuraci¨®n, individualizaci¨®n y empresarializaci¨®n de las relaciones laborales. La v¨ªa de la competitividad mediante bajos salarios, precariedad en el empleo, desregulaci¨®n laboral y reducci¨®n del d¨¦bil Estado de bienestar tambi¨¦n se ha hecho realidad en Euskadi. Estamos ante un modelo de empresa caracterizado por la dictadura de los accionistas y la financiarizaci¨®n de la propia compa?¨ªa; la desconcentraci¨®n productiva y concentraci¨®n financiera, la flexibilidad laboral individualizada y no colectivizada, impuesta y no acordada; la externalizaci¨®n productiva y la subcontrataci¨®n generalizada; la inseguridad en el empleo y la precariedad laboral. El debilitamiento de los actores colectivos es una realidad que exige un espacio de negociaci¨®n alternativo, punto de encuentro entre las exigencias de las empresas y las necesidades y aspiraciones de los trabajadores en la sociedad actual. Si esto no somos capaces de hacerlo entre todos, se producir¨¢ lo que afirma Lester Thurow: "El capitalismo ha declarado la guerra a la clase obrera y la ha ganado".
Ante esta situaci¨®n me pregunto si la patronal vasca va a aprovechar el conflicto con ELA para desestructurar a¨²n m¨¢s las relaciones laborales y avanzar en el objetivo de menos convenios sectoriales, m¨¢s pactos de empresa y m¨¢s individualizaci¨®n. Tambi¨¦n me pregunto si un sindicalismo fracturado y dividido es una amenaza cre¨ªble, una fuerza capaz de forzar una negociaci¨®n con capacidad de conflicto o de disuasi¨®n suficiente. Soy pesimista en las respuestas ya que la neurosis del sindicalismo de la diferencia y de lo propio es improductivo e in¨²til, por su inflaci¨®n de hegemonismo y autosuficiencia. Me viene a la memoria algo que E. Gellner escribi¨®: "El nacionalismo es la ideolog¨ªa m¨¢s materialista de la modernidad, porque le preocupa menos la pregunta metaf¨ªsica, ?qu¨¦ es la naci¨®n?, que la pregunta posesiva ?de qui¨¦n es la naci¨®n?".
El sindicalismo necesita banderas aglutinadoras de una clase trabajadora cada vez m¨¢s desestructurada y dispersa, tales como la recuperaci¨®n de la dignidad en el trabajo, la lucha por una pol¨ªtica de pleno empleo, la reducci¨®n del tiempo de trabajo, mayores derechos, participaci¨®n en los centros de trabajo y la mejora de la protecci¨®n social. La relaci¨®n de fuerzas entre capital y trabajo se debilita con hegemonismos sindicales y protagonismos excluyentes.
Carlos Trevilla es representante de UGT-Euskadi en el Consejo Econ¨®mico y Social (CES) vasco.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.