Los curas obreros piden a sus obispos que sean "uno de tantos entre los que sufren"
"Uno de tantos entre los que sufren. El muro que separa a la Iglesia y al mundo obrero no caer¨¢ por los sermones, sino a base de cercan¨ªa y solidaridad, de estar en ese mundo como 'uno de tantos', como reclamaba Jes¨²s". Este es uno de los mensajes del XV Encuentro Internacional de Curas Obreros que ha reunido este fin de semana a medio centenar de sacerdotes europeos en una casa de ejercicios espirituales del barrio de Sarr¨ªa (Barcelona).
La presencia el s¨¢bado, en una de sus sesiones de trabajo, del obispo auxiliar de Barcelona, Joan Carreras, se interpret¨® ayer, jornada de clausura y de conclusiones, como un s¨ªmbolo del acercamiento que una parte de la jerarqu¨ªa cat¨®lica est¨¢ expresando a ese movimiento sacerdotal que, al menos en Espa?a, fue semiclandestino o perseguido durante la larga dictadura nacionalcat¨®lica.
Fundado en Francia por el cardenal Emmanuel Suhard, promotor en 1944 del Seminario de la Misi¨®n Obrera de Par¨ªs, el movimiento de curas obreros, tras unos comienzos turbulentos, recibi¨® el placet del Concilio Vaticano II en 1965, pero apenas ha contado con apoyos de la jerarqu¨ªa. "El acercamiento de la Iglesia al mundo obrero, con curas que se hacen ellos mismos obreros y que viven pobres entre los pobres, es un gran acontecimiento m¨ªstico y el fen¨®meno m¨¢s importante de la Iglesia en el siglo XX", subraya Julio P. Pinillos en un trabajo que pronto tendr¨¢ el refrendo universitario y que quiz¨¢s se publique en libro.
"El compromiso con la pobreza y la marginalidad tiene que ser tan intenso como reclamaba el cardenal Suhard a los sacerdotes de los barrios obreros de Par¨ªs. Cerrar los ojos a los problemas no los hace desaparecer", dice Pinillos, cura en una parroquia del barrio de Vallecas (Madrid).
Los del otro lado del muro
En algunas di¨®cesis espa?olas los curas tienen prohibido todav¨ªa compaginar el ministerio parroquial con el trabajo en una f¨¢brica. Pero no en la universidad, por ejemplo, o en campos de la ense?anza media o la sanidad. "Se ha dado por admitido que los curas pod¨ªan estar en las c¨¢tedras pero no en las f¨¢bricas. Hoy venturosamente hay muchos curas de 30 a?os que buscan un compromiso con los pobres como maduraci¨®n de su vocaci¨®n", subraya Pinillo.
Por ello, los curas obreros reunidos en Barcelona ya no se preguntan si les queda futuro, como ocurr¨ªa hace a?os, sino por los nuevos retos a los que se enfrentan, "tan complejos, pero sobre todo tan urgentes". Hace sesenta a?os un muro separaba a la Iglesia y al mundo obrero, y hoy es otro muro "el que se alza como un nuevo tel¨®n de acero: el que el ego¨ªsmo de los poderosos levanta contra los emigrantes, que llenan las nuevas bolsas de marginalidad y pobreza". Es ante este nuevo rostro de la pobreza donde la Iglesia nota la necesidad de los curas obreros porque [esos pobres] "no caben normalmente en la Parroquia, mayoritariamente de clase media-instalada", afirma Pinillos.
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