Pensar en orden alfab¨¦tico
Un diccionario de autor, como es ¨¦ste, corre riesgos de pecar de parcialidad y de carecer de cualquier inter¨¦s que no sea el que le merezca a uno la personalidad intelectual de quien lo escribe. Sobre todo si lo que se pretende en ¨¦l es, seg¨²n confiesa Comte-Sponville, exponer el propio pensamiento en orden alfab¨¦tico, como si se tratara de un informe dirigido a uno mismo. Haci¨¦ndolo, por a?adidura, del modo m¨¢s libre posible, con una ¨²nica exigencia nada f¨¢cil, menos en un contexto as¨ª: definir aquello mismo de lo que se habla, intentando explicar la propia naturaleza de las cosas y no el mero sentido de los t¨¦rminos. Adem¨¢s, para un p¨²blico amplio ("?que se abstengan los pedantes!") y con la mayor brevedad posible ("?nadie est¨¢ obligado a aburrirse!"). Que, como dec¨ªa Voltaire, si el Evangelio tuviera muchos tomos no habr¨ªa tantos cristianos.
DICCIONARIO FILOS?FICO
Andr¨¦ Comte-Sponville
Traducci¨®n de Jordi Terr¨¦
Paid¨®s. Barcelona, 2003
576 p¨¢ginas. 37 euros
A todo ello hay que a?adir la entidad ambigua de un diccionario filos¨®fico, que no es un diccionario de la lengua, pero tampoco mucho m¨¢s, dado que la filosof¨ªa no tiene lenguaje propio. No hay t¨¦rminos filos¨®ficos por s¨ª mismos, sino por el lugar que ocupan en un pensamiento, dice con raz¨®n el autor. Lo que pretender¨ªa recoger un diccionario as¨ª es, en consecuencia, nada menos que el pensamiento (?de la cabeza?) y no el uso de las palabras. Planteado de esta manera, lo tiene dif¨ªcil, porque si es verdad que ninguna lengua piensa (tampoco la cabeza), nadie piensa tampoco sino en el interior de una lengua, donde encontramos nuestro mundo y edificamos nuestros conceptos. (?Qu¨¦ es pensar m¨¢s all¨¢ de utilizar palabras?).
De modo que entre pensar y palabras, palabras y cosas, se agita este libro. Entre todas esas ambig¨¹edades. Pero m¨¢s bien s¨®lo porque las plantea en el pr¨®logo, porque luego es un ¨¢gil, libre de prejuicios y magn¨ªfico diccionario filos¨®fico (no "de filosof¨ªa") a la volteriana: es decir, describe con inteligencia y espontaneidad cada palabra y no s¨®lo define momias terminol¨®gicas, ni momifica lo que toca. El Diccionario filos¨®fico de Voltaire y las Definiciones de Alain son, confesamente, sus modelos a imitar (o desaf¨ªos a responder). Y no tanto, desde luego, la Enciclopedia de Diderot. Porque, efectivamente, le interesa la filosof¨ªa, no su historia; los conceptos, no los nombres propios ni los sistemas. Sobre todo los sistemas que no superen a su sistematizador: como el aristotelismo o el hegelianismo, "que siguen siendo prisioneros de sus autores", y por eso no los trata; s¨ª trata, sin embargo, por la raz¨®n contraria, el platonismo, el epicure¨ªsmo o el estoicismo.
Pone al d¨ªa el contexto de
significado de las palabras, lo incardina asimismo en la tradici¨®n con gui?os muy precisos y logrados a los grandes autores (mucho Spinoza advierto), con desenvoltura de estilo, a veces en di¨¢logo con hijos o amigos, confesiones en primera persona
... Todo ello, con sus ambig¨¹edades, esboza un cuadro general de sutileza, iron¨ªa, precisi¨®n, concisi¨®n y librepensamiento. Un ejemplo: "Obediencia: es la sumisi¨®n a un poder leg¨ªtimo, o que se juzga tal. A veces, no es menos necesario desobedecer. La legitimidad no es la infalibilidad ni la justicia". Una nueva muestra del genio franc¨¦s de Comte-Sponville que ya conocemos por sus otros libros, la mayor¨ªa de ellos publicados con buen criterio en castellano por la misma editorial, Paid¨®s, que presenta ¨¦ste. Ingeniosa filosof¨ªa de sal¨®n para solaz del esp¨ªritu. No tiene la profundidad de la caba?a, pero tampoco la pesantez de la c¨¢tedra.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.