Ayudantes y LOU
Ha pasado ya m¨¢s de un a?o desde que la controvertida Ley Org¨¢nica de Universidades (LOU) se impusiera a la comunidad universitaria. Aunque los vientos de protesta se han apaciguado, es necesario seguir reflexionando hoy sobre el sentido y las consecuencias de los cambios que establece. La LOU ha supuesto la introducci¨®n en la universidad p¨²blica de pr¨¢cticas y discursos neoliberales. Por ello, no es de extra?ar que uno de sus efectos m¨¢s evidentes haya sido aumentar la precariedad laboral del profesorado en formaci¨®n. Utilizando un l¨¦xico incontestable ("flexibilidad", "movilidad", "competitividad") la nueva ley ha conseguido erosionar el concepto de "carrera docente". Los procesos de estabilizaci¨®n laboral se han convertido en una dilatada e imprevisible carrera de obst¨¢culos en la que las reglas del juego nunca se acaban de conocer. La ausencia de una carrera profesional definida y coherente dibuja una situaci¨®n confusa y contradictoria que, por un lado, alimenta el conflicto entre colectivos y por otro, obliga al profesorado en formaci¨®n a trabajar (y a vivir) en un estado de incertidumbre que favorece actitudes de dependencia tanto en el plano laboral como intelectual. En un escenario que endurece las jerarqu¨ªas que ya de por s¨ª definen el funcionamiento universitario (es intolerable, por citar s¨®lo un ejemplo, la distribuci¨®n desigual de porcentajes de representaci¨®n), no s¨®lo la excelencia sino el capital social dentro del propio departamento o del ¨¢rea de conocimiento siguen siendo un elemento determinante en la vida acad¨¦mica. Ejemplos no faltan. La LOU disfraza pero, sin duda, no soluciona el clientelismo presente en la antigua Ley de Reforma Universitaria (LRU).
En este marco, uno de los colectivos directamente afectados es el constituido por los profesores ayudantes que hemos visto alterada la carrera docente que iniciamos en el anterior marco legislativo. Un colectivo para el que la LOU, por expreso deseo de sus autores, no contempla ninguna transitoriedad real. Ya no estamos en 1983 y quiz¨¢ por eso cuando los profesores en formaci¨®n reivindicamos derechos elementales como la necesidad de estabilidad laboral despu¨¦s de a?os de dedicaci¨®n exclusiva a tareas docentes e investigadoras, nuestro discurso es, a menudo, (des)calificado de mera defensa corporativa. Las pol¨ªticas neoliberales tienen la habilidad de presentar las regresiones y los retrocesos que imponen como reformas progresistas. De modo que combatir dicha pol¨ªtica es arriesgarse a parecer arcaico. Esto se ve claramente analizando el modo en el que se justifican las medidas que tienden a desarticular el Estado de Bienestar y devastar adquisiciones democr¨¢ticas en materia de legislaci¨®n del trabajo, sanidad, protecci¨®n social o ense?anza y la dificultad para cuestionarlas.
Ante las nuevas racionalidades pol¨ªticas, el discurso cr¨ªtico y las pr¨¢cticas de resistencia necesitan reconstruirse y relanzarse en espacios diversos. En nuestro ¨¢mbito, de la fuerte oposici¨®n inicial a la LOU se ha pasado a una posici¨®n resignada, indiferente o incluso mim¨¦tica... Sin embargo, la Universidad p¨²blica no puede renunciar a la cr¨ªtica constante porque en ello se juega su propia autonom¨ªa. Y especialmente, ahora, cuando los nuevos Estatutos est¨¢n en proceso de elaboraci¨®n. En ellos, las reivindicaciones del profesorado en formaci¨®n deber¨ªan ser interpretadas y asumidas no ¨²nicamente como un problema particular de una parte del profesorado, sino como un problema de la Universidad porque remiten a la concepci¨®n misma del sistema universitario.
Los futuros Estatutos -si existe voluntad pol¨ªtica- y el pr¨®ximo convenio colectivo pueden constituir herramientas de oposici¨®n a los efectos de precariedad que establece la LOU. Herramientas que permiten regular la situaci¨®n de determinados colectivos insistiendo en algo tan c¨ªnicamente desacreditado como las expectativas de consolidaci¨®n laboral y estableciendo trayectorias diferenciadas y claras que eviten conflictos entre ellos. No existe otra forma de dotar a los trabajadores de una libertad relativa con respecto a sujeciones arbitrarias. Afortunadamente, algunas universidades han dado ya, en este punto, un ejemplo de coraje pol¨ªtico desafiando o minimizando en sus Estatutos los efectos de una ley impuesta en lugar de obedecerla sin m¨¢s. Confiemos en que este movimiento se extienda a las universidades valencianas. Mientras tanto, algunas y algunos hemos comprendido la importancia del trabajo colectivo y sabemos que la defensa de determinados derechos es algo m¨¢s que un asunto privado, es tambi¨¦n un modo de resistir a una l¨®gica que rechazamos.
Continuar¨¢...
Luc¨ªa G¨®mez y Manoli Pardo son profesoras de la Universitat de Val¨¨ncia y forman parte de la Plataforma de Ayudantes de esta instituci¨®n
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