M¨¢ximo tira la toalla
El propietario de una chocolater¨ªa deja Zaragoza por agresiones racistas
M¨¢ximo Valmor¨ªn tira la toalla. El propietario de la churrer¨ªa El Negrito Zumb¨®n, en Zaragoza, colg¨® hace dos semanas el cartel "Se traspasa" en su establecimiento de chocolates, caf¨¦s , churros, porras y comidas deliciosas porque est¨¢ harto de amenazas, de pintadas y de vejaciones. La han tomado con ¨¦l una pandilla de energ¨²menos, que hace tres a?os iniciaron el acoso a este ciudadano nacido en Guadalupe, en las Antillas francesas, y que hace cuatro a?os abri¨® su establecimiento en el zaragozano barrio de Las Fuentes.
Pero todas las historias tienen su otra cara. Vecinos del barrio, colectivos ciudadanos, y ¨²ltimamente las autoridades, desde el delegado del Gobierno al de Justicia de Arag¨®n, se han interesado por la historia de acoso que viven M¨¢ximo y su familia. "Comenz¨® hace tres a?os", cuenta Filo, su mujer, una gaditana de ojos claros y temple firme que reconoce que no quiere seguir sufriendo. "Pintamos el cartel de El Negrito en la fachada y una ma?ana apareci¨® con un cubo de pintura roja sobre ¨¦l; fue impresionante, daba miedo. Entonces, desde los chicos peque?os del barrio a pintores profesionales nos dijeron que lo restauraban. Denunciamos. Y siguieron". Cruces gamadas, "negro de mierda, vete del barrio", y m¨¢s denuncias. La asociaci¨®n El Tranv¨ªa, que trabaja con inmigrantes, organiz¨® entonces jornadas de convivencia con los nuevos vecinos. "Fue una forma de responderles", explica Miguel Moll, de la citada asociaci¨®n, "era la manera de demostrar que est¨¢bamos todos unidos y las jornadas siguen tres a?os despu¨¦s. El 29 haremos un acto de desagravio a los atentados racistas".
El due?o de El Negrito Zumb¨®n est¨¢ harto de pintadas, amenazas y vejaciones
Pero no pararon. Cristales rotos, y la polic¨ªa en sus trece. "Nos dicen que los grupos neonazis est¨¢n desarticulados en Zaragoza, pero siguen actuando", cuenta Filo. M¨¢ximo, desde el mostrador del negocio, flanqueado por blanqu¨ªsimos azulejos y flores en un jarr¨®n, dispone los caf¨¦s y vende los churros. Es hombre de pocas palabras, delineante; lleg¨® a Par¨ªs a los cinco a?os y luego march¨® a Perpignan. Recal¨® en Espa?a de la mano del consuegro de Filo: "?l nos present¨®, yo era viuda entonces desde hac¨ªa 13 a?os, y fue un flechazo. En siete meses nos casamos, hace ya cuatro a?os. ?l siempre quiso abrir un negocio de hosteler¨ªa y f¨ªjate...".
En mayo pasado estaban de vacaciones, cierran ese mes el negocio, y los vecinos vieron de nuevo las amenazas pintadas en la fachada. "Entonces dijimos, no merece la pena, nos vamos... ?o no?", dice M¨¢ximo. "Estoy harto de que estemos en el punto de mira, en primera fila de esa gente. Soy un actor en una pel¨ªcula en la que no he pedido ning¨²n protagonismo". Y prosigue: "Si nos vamos, bien; si nos quedamos, tambi¨¦n... Hay que hacer v¨¢lido lo que decidamos porque no es por nosotros, es por otros". M¨¢ximo sabe que el racismo crece y llega a intuir que lo que molesta es que sea un hombre casado con una espa?ola y que regenta un negocio. Un integrado.
Pero lo peor estaba por llegar. Cuando ya hab¨ªan desistido de todo, lleg¨® la pasada semana una carta desde Valladolid, firmada por la Guardia Blanca de Espa?a, en la que tras una serie de insultos vejatorios se conminaba a M¨¢ximo a cerrar su negocio, "porque de otro modo te lo tendremos que quemar cualquier noche para sanear nuestro barrio, nuestra Zaragoza, y nuestra Espa?a. ?Revienta, puto negro de mierda!".
Nieves Buj, de la asociaci¨®n de vecinos, se remonta en el tiempo. "Hace tres a?os, un minusv¨¢lido cerr¨® su negocio porque lo nazis le acosaban por haber defendido a un viejito que les recrimin¨® por dar una patada a una puerta. Lo molieron a palos. El hombre les reproch¨® la conducta y la tomaron con ¨¦l. Fue hace tres a?os. Su madre nos dijo que no denunciaban, que se iban". El domingo 8 de junio, de madrugada, un chico y una chica recibieron una brutal paliza de un grupo de neonazis en el centro de Zaragoza. La polic¨ªa afirma que estos grupos han sido desarticulados.
El delegado del Gobierno en Arag¨®n, Eduardo Ameijide, recibi¨® hace unos d¨ªas a M¨¢ximo y a Filo, pero ellos quedaron con la impresi¨®n de que "s¨ª, hay ahora vigilancia, hay patrullas, pero as¨ª no podemos vivir, ni nosotros ni nadie que est¨¦ amenazado". Eso s¨ª, M¨¢ximo se siente orgulloso de un barrio y una ciudad que le apoya -"por otros que lo van a pasar como yo"-, pero dice que se marcha.
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