Sol¨ªs marca las diferencias

De los seis muy justos novillos de Montequi, aunque m¨¢s aparentes los tres ¨²ltimos, el lote m¨¢s complicado fue para Roque Garijo. Complicado el primero, descompuesto, de remate violento y perseguidor por el pit¨®n derecho; deslucido el cuarto, que adem¨¢s de no humillar tom¨® la muleta sin clase y protestando. Pero tambi¨¦n una notable diferencia: mientras el que abri¨® plaza apenas fue picado, al cuarto le pegaron a conciencia en varas.

Ante esos dos novillos, Garijo puso actitud, mas no siempre fue su mejor arma. La faena al primero fue de bullanga, inquieta y sorteando constantes coladas del animal. M¨¢s centrado le anduvo al cuarto, incluso aplic¨® ciertas dosis de temple que el novillo agradeci¨®, pues por momentos incluso pareci¨® menos protest¨®n.

Al segundo de la tarde le falt¨® muy poco para ser de bandera. Cornicorto, que dej¨® que se le diera en varas, tuvo mucha cuerda en la muleta por los dos pitones. Javier Sol¨ªs no s¨®lo le anduvo a placer, sino que firm¨® naturales largos y mandones. Repiti¨® virtud en el c¨¢rdeno entrepelado que hizo quinto. Novillo justo de fuerzas, al que le costaba un punto entregarse y cuando lo hac¨ªa se rebrincaba algo. Sol¨ªs volvi¨® a aplicar largura con la mano izquierda, por donde de nuevo sum¨® mucho la faena. En todo caso, la impresi¨®n de ser novillero muy hecho: en plenitud. La puerta grande se le escap¨® por descabellar repetidamente a ese quinto.

Un concepto muy cl¨¢sico, pero muy nuevo de t¨¦cnica, en Javier Bernal. En el tercero, buen novillo por el lado derecho y negado a humillar por el otro, dibuj¨® con sutileza el toreo en redondo, sin llegar a aclararse con la muleta en la izquierda. La novillada se cerr¨® con otro excelente novillo, tambi¨¦n muy sangrado en varas. En ¨¦ste, Bernal supli¨® la falta de t¨¦cnica con quietud y ciertos momentos de temple, aunque tambi¨¦n hubo otros en los que no pareci¨® centrado.