?Cortes "valencianas"?
En v¨ªspera de la primera sesi¨®n del nuevo Parlament de Catalunya, en 1980, pregunt¨¦ a un amigo molt ceballut: "?En qu¨¦ lengua hablar¨¢n los parlamentarios?". Inocentemente, mi amigo, que cubr¨ªa la informaci¨®n pol¨ªtica en un peri¨®dico, me respondi¨®: "Supongo que en la que se sientan m¨¢s a gusto, ya sea catal¨¢n o castellano".
No ocurri¨® as¨ª. En aquella primera legislatura democr¨¢tica, el Partido Socialista de Andaluc¨ªa hab¨ªa obtenido en Catalu?a tres diputados. Cuando su portavoz, que creo que se apellidaba Hidalgo, comenz¨® a hablar en castellano, un joven y entonces poco conocido parlamentario de Esquerra Republicana, Josep-Llu¨ªs Carod Rovira, se levant¨® de su esca?o y sali¨® de la sala.
Creo que desde aquel plante no ha vuelto a o¨ªrse el castellano en el edificio del Parc de la Ciutadella. Es m¨¢s, el portavoz del Partit Socialista de Catalunya, el abogado laboralista malague?o Eduardo Mart¨ªn Toval, hizo todas sus intervenciones p¨²blicas en un cuidado idioma catal¨¢n. Prueba de su versatilidad ling¨¹¨ªstica es que, tiempo despu¨¦s, Mart¨ªn Toval ejerci¨® el mismo papel de portavoz socialista, en castellano, en las Cortes de la Carrera de San Jer¨®nimo.
Con menos brillantez, pero evidentemente con mucho mayor esfuerzo, tambi¨¦n tuvo que emplearse p¨²blicamente en un catal¨¢n de segunda mano el actual secretario de Estado Jorge Fern¨¢ndez D¨ªaz cuando asumi¨® el papel de portavoz de Alianza Popular en el Parlament de Catalunya.
Aqu¨ª somos m¨¢s abiertos o m¨¢s tolerantes al o¨ªr en las Cortes uno u otro de los dos idiomas oficiales. Aun as¨ª, la intervenci¨®n exclusivamente en castellano de Julio de Espa?a en la sesi¨®n constitutiva del ¨®rgano legislativo el pasado d¨ªa 12 provoc¨® la pol¨¦mica. Joan Rib¨®, con el gesto humilde de un alumno aplicado que corrige con falsa modestia al profesor, puso en un aprieto al presidente de las Cortes al pedirle prometer su cargo en valenciano. Con no poca sorna, los menos cr¨ªticos han aludido a la "falta de cintura" del nuevo presidente para encajar este gol.
No soy la persona m¨¢s adecuada para hablar de ¨¦ste ni de ning¨²n otro tema, claro. Pero, despu¨¦s de o¨ªr anteayer presentar sucesivamente sus tesis en valenciano a nuestros dirigentes pol¨ªticos -Camps, Pla y Rib¨®-, sospecho que la lengua aut¨®ctona de la Comunidad goza de muy buena salud. Es m¨¢s, dada la procedencia geogr¨¢fica de los dos anteriores presidentes de la Generalitat, Eduardo Zaplana y Jos¨¦ Luis Olivas, una sesi¨®n monoling¨¹e como la del mi¨¦rcoles hace mucho tiempo que no hubiera tenido lugar.
Por eso, el lapsus de Julio de Espa?a es m¨¢s de forma que de fondo, aunque creo que ¨¦l no era a¨²n consciente de la magnitud pol¨ªtica del incidente cuando me atrev¨ª a comentarle al acabar la sesi¨®n: "Presidente, ha abierto sin querer un flanco por donde le van a llover m¨¢s balones que a un portero tuerto". Y el tiempo nos permitir¨¢ comprobar que ha sido as¨ª.
Un observador a la vez apasionado y ecu¨¢nime, como espero que sea mi caso, piensa que el problema del valenciano no radica en el mayor o menor uso que de ¨¦l hagan los parlamentarios -que tambi¨¦n-, sino en la falta de una normativa espec¨ªfica de su utilizaci¨®n. Mientras la Acad¨¨mia Valenciana de la Llengua no avance en su lento peregrinar normativo, todo ser¨¢n disculpas para el mal aprendizaje del idioma, del que coexisten tantas versiones como gentes interesadas en arrimarlo a su propia sardina ideol¨®gica, dig¨¢moslo as¨ª. Un ejemplo m¨ªnimo reciente. Intentaba ayudar hace meses al menor de mis hijos en su insalvable dificultad ante un texto escolar en valenciano: "Hijo -tuve que decirle-, este texto est¨¢ en catal¨¢n y es de un se?or, Manuel de Pedrolo, que se neg¨® siempre a escribir ni una l¨ªnea en castellano y a hablar ni una palabra en esa lengua, seg¨²n me consta en las conversaciones que mantuve con ¨¦l". S¨®lo es una an¨¦cdota, lo s¨¦. Pero, con ¨¦sta y muchas otras m¨¢s, damos todo tipo de coartadas, parad¨®jicamente, para que muchos chicos obtengan por los pelos un sedicente grau mitj¨¤ que no les capacita luego para mantener una conversaci¨®n m¨ªnimamente inteligible en valenciano.
Por eso, estoy de acuerdo en que el valenciano que se hable p¨²blicamente en las Cortes coadyuvar¨¢ a la normalizaci¨®n de su uso en la sociedad. Y creo, tambi¨¦n, dos cosas m¨¢s: que la tolerancia ling¨¹¨ªstica es un patrimonio de esta tierra del que vale la pena no abdicar y sentirnos orgullosos de ¨¦l y que, por otra parte, con un valencianista confeso como Francisco Camps al frente de la Generalitat -"d¨ªa que pasa, d¨ªa que se consolida de forma m¨¢s evidente nuestra nacionalidad hist¨®rica", dijo este mi¨¦rcoles-, el valenciano recibir¨¢ a partir de hoy un impulso p¨²blico como no se esperaba. Al tiempo.
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