Jaque a Italia en diez movimientos
Podr¨ªa decirse que Italia se encuentra fuera de control, totalmente a la deriva. Que est¨¢ desestabilizada. Y cuando un pa¨ªs se halla en semejante estado, algo tiene que suceder. Por causas fisiol¨®gicas, naturales, como ocurre en F¨ªsica, cuando la materia llega al llamado "punto de crisis" y cambia de estado: de s¨®lida se vuelve l¨ªquida, o gaseosa, o viceversa. El "punto de crisis" no es superable sin modificaciones: a cero grados, el agua se convierte en hielo, a determinada temperatura el metal se licua. Los aur¨²spices antiguos extra¨ªan auspicios buenos o malos del vuelo de las aves, de las fases de la luna o de la direcci¨®n de los vientos. Yo no pretendo hacer previsiones acerca de "qu¨¦ suceder¨¢". S¨®lo digo que as¨ª no se puede seguir. Desde que gan¨® las elecciones, Berlusconi ha ido acercando a Italia hacia la temperatura de licuefacci¨®n. Por comprobarlo, basta con enumerar los sucesivos grados de temperatura alcanzados, que pueden ser ordenados como se quiera, ya que el orden de factores no altera el producto.
1) Los asalariados de las cadenas televisivas de Berlusconi (todas en Italia, en la pr¨¢ctica) arremeten contra los ciudadanos m¨¢s conocidos que no se muestran favorables a ¨¦l. 2) Los directores de sus peri¨®dicos compilan listas semejantes a "¨®rdenes de b¨²squeda y captura", con sus correspondientes fotograf¨ªas identificativas, de los parlamentarios que no votan ciertas decisiones del Gobierno de Berlusconi. 3) Un redactor de un peri¨®dico de su propiedad instituye un premio, el premio "el Sahef", cuyo nombre recuerda a los terroristas de Al Qaeda, confiri¨¦ndoselo a distintos intelectuales cr¨ªticos para atemorizarlos. 4) Berlusconi afirma p¨²blicamente que la magistratura es un "c¨¢ncer" y que los jueces son unos "golpistas". 5) Berlusconi califica a la Constituci¨®n italiana como "sovi¨¦tica". 6) Berlusconi, en v¨ªsperas de una imponente manifestaci¨®n nacional convocada por el mayor sindicato italiano contra el terrorismo y en defensa del Estatuto de los Trabajadores, se apodera de la televisi¨®n p¨²blica y, usurpando el papel del presidente de la Rep¨²blica, hace transmitir simult¨¢neamente en sus tres canales un discurso suyo a la naci¨®n, atribuyendo a ese sindicato la responsabilidad del asesinato de un honrado e indefenso dependiente del Estado, el profesor Biagi, reivindicado por las renacidas Brigadas Rojas. 7) El ministro del Interior, no mucho tiempo despu¨¦s, define al profesor asesinado por el terrorismo como "un tocapelotas". 8) Umberto Bossi, l¨ªder de la Liga Norte y ministro de Reformas Institucionales, define la Uni¨®n Europea como "Horcalandia". 9) Berlusconi, mediante una declaraci¨®n televisiva desde Sof¨ªa, "despide" de la televisi¨®n estatal a dos de sus periodistas m¨¢s prestigiosos, Michele Santoro y Enzo Biagi, que le resultan especialmente desagradables, como si fueran empleados suyos. 10) Giuliano Ferrara, el principal "consejero" de Berlusconi, quien escribe los discursos al presidente y los publica en el peri¨®dico que dirige, propiedad de la mujer del magnate, decide autodenunciarse como "colaborador" de la CIA.
Me detengo en el n¨²mero diez, pero la cantidad efectiva va bastante m¨¢s lejos. Tom¨¦moslos como los "diez mandamientos" con los que Berlusconi ha llevado a Italia a una situaci¨®n de ruptura. Que cada uno valore la gravedad de cada "mandamiento", en su personal escala Mercalli, porque sobre muchos puntos habr¨ªa bastante que discutir. Por ejemplo, ciertas autodenuncias, como las de Ferrara, no se realizan "gratis". Son el preludio de algo. Por lo que yo creo, no me extra?ar¨ªa que acabara diciendo que, dado su pasado comunista y sus estancias moscovitas en juventud, serv¨ªa al mismo tiempo al KGB por un pu?ado de rublos. O tal vez podr¨ªa afirmar que, vistas sus privilegiadas fuentes de informaci¨®n, sabe qui¨¦n mand¨® asesinar realmente al comisario Calabresi, y por ello acoge con tanta generosidad al supuesto homicida, Adriano Sofri, en su peri¨®dico. Y, por qu¨¦ no, que estaba al corriente del secuestro de Aldo Moro con algunos meses de adelanto. Y as¨ª nosotros podremos afirmar, al contrario de ciertos parlamentarios de izquierdas que lo consideran "un hombre inteligente", que no es m¨¢s que un enfermo. Por lo dem¨¢s, no faltan en el siglo XX ejemplos de dirigentes pol¨ªticos enfermos, grandes o peque?os, que condujeron a sus respectivos pa¨ªses hacia el desastre. Pero quiz¨¢ sea ir demasiado lejos; llegados a ese extremo, para Italia no habr¨ªa ya remedio.
Las presentes consideraciones han sido escritas en la v¨ªspera de las elecciones administrativas italianas. Sean cuales sean los resultados de las mismas, Berlusconi no puede permitirse una parada. Por lo dem¨¢s, su "consejero" no deja de alentarlo para que siga adelante. Y tal vez su propio amo sienta en su cuello el aliento de alguien m¨¢s poderoso que ¨¦l. En un pa¨ªs como Italia siempre hay alguien m¨¢s poderoso que el poderoso. Naturalmente, no s¨¦ qui¨¦n puede ser. Habr¨ªa que pregunt¨¢rselo al se?or Ferrara, que tanta familiaridad tiene con los servicios secretos de pa¨ªses extranjeros que act¨²an en otras naciones con qui¨¦n sabe qu¨¦ objetivos.
Una pregunta me parece l¨ªcita: ?qui¨¦n ha "consentido" a Berlusconi hacer todas estas cosas en tan poco tiempo? Reflexionemos un momento. En Francia, en Holanda, en Alemania, si un primer ministro osara "echar" de la televisi¨®n estatal a un periodista detestado por ¨¦l, al d¨ªa siguiente los parlamentarios de la oposici¨®n ocupar¨ªan la propia televisi¨®n p¨²blica y, tumbados en sus pasillos, se dejar¨ªan filmar por las c¨¢maras de todo el mundo. Porque ¨¦sa es la forma de defender la democracia, no acudiendo a los programas de esas mismas cadenas a quedar como unos pobres desgraciados. Existen corresponsabilidades sobre las que conviene reflexionar. No se puede deslegitimar al adversario, se nos viene repitiendo desde hace dos a?os desde las filas de la oposici¨®n. Pero tampoco legitimarlo, que es precisamente lo que ha ocurrido con Berlusconi, todas cuyas acciones han sido sistem¨¢ticamente legitimadas. Una especificaci¨®n final: no quisiera ser tomado por un futur¨®logo. En realidad, soy m¨¢s bien una persona cuya constante preocupaci¨®n es el pasado reciente, los atentados y episodios oscuros que lo jalonan: Piazza Fontana, Piazza de la Logia, el tren Italicus, la P2, las matanzas de la mafia, las bombas de la estaci¨®n de Bolonia, los distintos golpes de Estado fracasados, el caso Moro, etc¨¦tera. Hace a?os que hablo de ello, como saben mis lectores. Y me estoy refiriendo a bombas y matanzas. De las que est¨¢ hecha la historia reciente de Italia. As¨ª est¨¢n las cosas.
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