Bush y Lula sintonizan
La reuni¨®n en Washington entre el presidente Bush y su hom¨®logo brasile?o Lula ha transcurrido en un clima desusadamente c¨¢lido para tratarse de dos pol¨ªticos claramente antag¨®nicos; el brasile?o, adem¨¢s, declaradamente hostil a la intervenci¨®n militar en Irak. No se conocen avances significativos tras el poco habitual encuentro en la Casa Blanca, con 10 ministros por parte de Brasil, pero probablemente lo m¨¢s importante de esa entrevista gen¨¦rica es el tono que trasluce su comunicado final, en el que Washington y Brasilia anuncian una relaci¨®n "m¨¢s estrecha y cualitativamente m¨¢s fuerte".
Lula es hombre de convicciones y con poder de convicci¨®n. Su medio a?o efectivo en el poder ha suscitado una esperanza mucho tiempo ausente del hemisferio. Se ha rodeado de colaboradores cre¨ªbles y ha adoptado decisiones econ¨®micas y sociales correctas, aunque algunas de ellas tengan un costo doloroso para sus conciudadanos, como las subidas de los tipos de inter¨¦s. Si el presidente brasile?o fracasa en su empe?o fundamental de aliviar la suerte de los m¨¢s pobres, el pa¨ªs se enfrentar¨¢ a una crisis social profunda, con repercusiones mucho m¨¢s all¨¢ de sus fronteras. Si, por el contrario, consigue hacer compatible una econom¨ªa de mercado con el desarrollo de la igualdad social, el gran pa¨ªs latinoamericano ser¨¢ una dinamo de crecimiento para toda la regi¨®n.
La ayuda de Bush, que se ha declarado impresionado por el vigor de Lula en la defensa de su ideario, ser¨¢ decisiva en el triunfo o el fracaso de Lula. Estados Unidos no s¨®lo es el mayor importador de bienes brasile?os, con m¨¢s de 15.000 millones de d¨®lares anuales; es tambi¨¦n el m¨¢ximo inversor. Lo que Brasil necesita de Washington en este momento, adem¨¢s de esa alentadora sinton¨ªa entre sus mandatarios, es un decidido apoyo que disipe los temores de los mercados financieros sobre su futuro. Y, sobre todo, un gesto comercial en¨¦rgico y contundente que desbloquee el punto muerto actual y permita a los competitivos productos brasile?os llegar al mercado estadounidense sin las barreras proteccionistas erigidas por el Congreso y la Casa Blanca. Un acuerdo generoso de liberalizaci¨®n comercial es la mejor contribuci¨®n que Bush puede hacer al programa Hambre Cero de Lula y a la suerte del pa¨ªs m¨¢s determinante de Iberoam¨¦rica.
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