Autom¨®vil
El azar ha querido que el Sal¨®n del Autom¨®vil se haya celebrado este a?o entre la Semana Santa y el puente del Primero de Mayo. Este azar expresa la paradoja que rodea hoy al autom¨®vil: sigue siendo uno de nuestros objetos m¨¢s deseados y constituye al mismo tiempo una de nuestras diarias pesadillas.
Vivimos en una sociedad que ha hecho de la movilidad y de la comunicaci¨®n uno de sus valores m¨¢s preciados. La movilidad es para cada uno de nosotros un sin¨®nimo de libertad, de conocimiento, de progreso y de diversi¨®n. De felicidad, en suma. El sue?o del autom¨®vil est¨¢ asociado a la m¨¢xima flexibilidad y libertad en esta ansia contempor¨¢nea de movernos sin parar. Por esta raz¨®n, alrededor del 75% de los pasajeros transportados por kil¨®metro en Europa optan por el autom¨®vil particular. Pero este sue?o se convierte a menudo en pesadilla, como nos recuerdan las caravanas de los periodos de vacaciones. M¨¢s all¨¢ de los accidentes de tr¨¢fico, el autom¨®vil constituye el principal problema ambiental de Europa, un problema mayor, en t¨¦rminos de tendencia, que el que suponen la manufactura y la generaci¨®n el¨¦ctrica.
Es dif¨ªcil hacer frente al problema ambiental del autom¨®vil porque afecta a todos los ciudadanos, pero es imprescindible
Tres son los principales problemas ambientales generados por el autom¨®vil: la ocupaci¨®n del espacio, la contaminaci¨®n del aire y el consumo de fuentes energ¨¦ticas no renovables. Por este orden. En efecto, antes de que la contaminaci¨®n atmosf¨¦rica generada por los coches nos cree graves problemas y mucho antes de que se agote el petr¨®leo, deberemos hacer frente a graves problemas de congesti¨®n, especialmente en las ¨¢reas metropolitanas. El transporte genera una tercera parte de las emisiones de di¨®xido de carbono, m¨¢s de la mitad de las de ¨®xidos de nitr¨®geno y m¨¢s de tres cuartas partes de las de mon¨®xido de carbono. Es, as¨ª, el gran protagonista de la contaminaci¨®n urbana superficial y el que tiene una peor tendencia por lo que hace a las emisiones que generan el cambio clim¨¢tico global. Por otra parte, el transporte se ha convertido en el principal consumidor de energ¨ªa: en Espa?a, el 42% de la energ¨ªa total es consumida por el transporte (tres cuartas partes de la cual corresponden al transporte por carretera).
Los fabricantes de autom¨®viles han realizado un notable esfuerzo tecnol¨®gico y ofrecen cada d¨ªa coches con menos consumo de combustible por kil¨®metro y con menores ¨ªndices de contaminaci¨®n. Estas mejoras t¨¦cnicas han sido neutralizadas, sin embargo, por el gran aumento del n¨²mero de veh¨ªculos en circulaci¨®n, con lo que el balance final para el medio ambiente es cada d¨ªa m¨¢s negativo.
Cualquier alternativa a este estado de cosas ha de actuar en tres frentes a la vez: sobre el sistema de movilidad, sobre el producto y sobre el ciudadano.
Por lo que se refiere al sistema, se trata de aumentar las opciones de movilidad y de comunicaci¨®n del ciudadano para que ¨¦ste pueda escoger de forma responsable. La situaci¨®n se asemeja al debate sobre las estructuras comerciales de distribuci¨®n de alimentos. Lo ideal es que el ciudadano tenga una gama de diferentes establecimientos para escoger: el colmado de la esquina, el s¨²per urbano, el mercado municipal de productos frescos, la tienda de descuento de art¨ªculos muy rebajados y la gran superficie. Y que est¨¦n suficientemente cerca para que pueda escoger de verdad. Para conseguir este objetivo, habr¨¢ que ofrecer m¨¢s y mejores infraestructuras de tranporte bien gestionadas e integradas en un sistema ¨²nico, m¨¢s y mejor transporte p¨²blico, y m¨¢s formas alternativas de utilizaci¨®n del autom¨®vil (car pooling, car sharing, aparcamientos de intercambio). Habr¨¢ que promover, tambi¨¦n, ciudades polivalentes y diversificadas, as¨ª como un mayor uso de las telecomunicaciones.
En el frente del producto, habr¨¢ que renovar el parque automovil¨ªstico espa?ol (uno de los m¨¢s viejos de la Uni¨®n Europea), mejorar la ecoeficiencia de los veh¨ªculos convencionales y promover tanto los nuevos combustibles y sistemas de tracci¨®n (el gas natural hoy y el hidr¨®geno ma?ana) como los nuevos sistemas de navegaci¨®n inteligente. Los combustibles y los veh¨ªculos menos nocivos para el medio ambiente deber¨ªan ser incentivados econ¨®micamente, especialmente en el aspecto fiscal, como se hace ya en algunos pa¨ªses europeos.
Finalmente, es crucial promover un cambio de conducta en el ciudadano: en la compra, la conducci¨®n y el mantenimiento del autom¨®vil. Ya puede consultrase en la web del IDAE (www.idae.es/coches/index.asp) la informaci¨®n que los fabricantes dan sobre consumos y emisiones de sus veh¨ªculos. M¨¢s interesante es todav¨ªa la aparici¨®n de test ambientales independientes, como el que ha iniciado el Autom¨®vil Club Alem¨¢n, ADAC, que ha empezado a dar a conocer en Espa?a la Fundaci¨®n RACC. El consumidor necesita informaci¨®n ambiental objetiva e independiente para actuar responsablemente tanto a la hora de comprar como de utilizar o de mantener el veh¨ªculo. Esta informaci¨®n ha de incluir, claro est¨¢, todas las posibilidades de transporte alternativo al veh¨ªculo privado, muy en especial las referidas al transporte p¨²blico.
Es dif¨ªcil hacer frente a los problemas ambientales del autom¨®vil porque afectan a todos los ciudadanos. Es m¨¢s dif¨ªcil todav¨ªa en un pa¨ªs como el nuestro, que se encuentra entre los seis o siete principales pa¨ªses fabricantes. Pero es imprescindible. No s¨®lo para mejorar la mala actuaci¨®n ambiental de Espa?a en su conjunto, sino para asegurar la vitalidad y el futuro de uno de nuestros sectores industriales decisivos.
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