El Supremo de EE UU proh¨ªbe las leyes que castigan la homosexualidad
La sentencia, que afecta a 13 Estados, da la raz¨®n a dos gays detenidos en su dormitorio
El Estado no puede interferir en la vida privada de sus ciudadanos ni dictar sus conductas sexuales. As¨ª lo sentenci¨® ayer el Tribunal Supremo de EE UU al declarar ilegales las leyes que segu¨ªan condenando las pr¨¢cticas homosexuales en 13 Estados. La m¨¢xima autoridad judicial tom¨® su hist¨®rica decisi¨®n tras el recurso interpuesto por una pareja homosexual de Tejas que en 1998 fue detenida en su dormitorio por practicar un tipo de sexo "anormal". La comunidad gay calific¨® el caso "Lawrence contra Tejas" como una de las grandes victorias de su generaci¨®n.
Ya es legal practicar la sodom¨ªa en Tejas (legalmente incluye el sexo anal y oral), y en los otros 12 estados que segu¨ªan considerando delito la pr¨¢ctica sexual consentida entre dos personas del mismo sexo, incluso en sus propias casas.
Por 6 votos a favor y 3 en contra, el tribunal dictamin¨® que estas leyes violaban los derechos fundamentales del individuo reconocidos en la Constituci¨®n de EE UU. "La libertad implica una autonom¨ªa individual que incluye la libertad de pensamiento, de creencias, de expresi¨®n y de una cierta conducta ¨ªntima", escribe el juez Anthony Kennedy en la sentencia. "El caso concierne a dos adultos que, de pleno y total consentimiento, manten¨ªan pr¨¢cticas comunes al tipo de vida homosexual. Su derecho a la libertad les da el pleno derecho a hacerlo sin la intervenci¨®n del Gobierno".
Los sectores m¨¢s conservadores del Supremo protestaron. "Esta sentencia altera el orden social", argument¨® el juez Antonin Scalia, uno de los tres que vot¨® en contra. "El Tribunal ha tomado partido en la guerra cultural (...) y ha respaldado las reinvidicaciones homosexuales". El juez critic¨® la decisi¨®n por replantear todas las "leyes estatales contra la bigamia, el matrimonio de personas del mismo sexo, el incesto, la prostituci¨®n, la masturbaci¨®n, el adulterio, la fornicaci¨®n, el bestialismo y la obscenidad".
Hace semanas, un congresista republicano de Filadelfia, Rick Santorum, asegur¨® que permitir las pr¨¢cticas homosexuales tambi¨¦n autorizar¨ªa "la bigamia, la monogamia (...) y cualquier cosa". Los conservadores temen que EE UU siga los pasos de Canad¨¢, que hace unos d¨ªas legaliz¨® la uni¨®n entre personas del mismo sexo.
En otra decisi¨®n (5-4) el Tribunal Supremo tambi¨¦n anul¨® una sentencia de 1986, en el caso Bowers contra Hardwick, por la que se mantuvieron las leyes antisodom¨ªa de Georgia afirmando que las pr¨¢cticas homosexuales no estaban protegidas por la Constituci¨®n, un caso muy controvertido que se convirti¨® en uno de los pilares de las reinvidicaciones gay.
Hasta ayer Tejas, Kansas, Oklahoma y Misuri prohib¨ªan el sexo oral y anal entre personas del mismo sexo, mientras que Alabama, Florida, Idaho, Louisiana, Mississippi, Carolina del Norte, Carolina del Sur, Utah y Virginia, consideraban como delito la sodom¨ªa consentida en todos los casos. Las condenas inclu¨ªan multas de hasta 500 d¨®lares.
El origen de la sentencia se remonta a una noche de 1998 cuando la polic¨ªa de Houston, alertada sobre un posible robo, irrumpi¨® en el apartamento de John Lawrence y Tyron Garner, una pareja homosexual que ese momento compart¨ªa un momento de intimidad. Los dos hombre fueron detenidos y acusados de sodom¨ªa. Pasaron una noche en la c¨¢rcel y tuvieron que pagar una multa de 200 d¨®lares. Discreta pero infatigablemente, John y Tyron, recurrieron su condena subiendo paso a paso por todo el escalaf¨®n legal estadounidense hasta llegar a finales del pasado mayo hasta la Corte Suprema. Ruth Harlow, directora legal de la Lambda Legal Defense and Education, la firma que represent¨® la pareja, calific¨® la setencia como "la m¨¢s importante en toda una generaci¨®n". "Durante d¨¦cadas estas leyes constituyeron un importante obst¨¢culo en el camino hacia la igualdad y trataron a los gay de ciudadanos de segunda clase. Hoy la Corte Suprema ha terminado con todo esto".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.