El azar y la disoluci¨®n
Ya se sabe que son diversos los factores que influyen en la suerte de un libro y que no siempre es el m¨¢s determinante su calidad. Uno de los m¨¢s importantes, aquel que puede convertir una obra mediocre en un fen¨®meno editorial, es el de su oportunidad, es decir, la fidelidad con la que responde al esp¨ªritu del tiempo en el que fue escrito y se anticipa en la identificaci¨®n o apropiaci¨®n de fen¨®menos que le son propios nunca antes formulados literariamente. Otra raz¨®n que tambi¨¦n puede lograrlo es que en ¨¦l se d¨¦ un hallazgo susceptible de dar el salto y aplicarse fuera de sus p¨¢ginas. De ambos azares parece haberse beneficiado El hombre de los dados, una novela que, pese a proporcionar horas de hilarante lectura, no debiera figurar por sus m¨¦ritos literarios en un canon serio, pero que tampoco invalida la frase promocional que le atribuye el ser, seg¨²n la BBC, uno de los 50 libros m¨¢s influyentes de la ¨²ltima mitad del siglo XX.
EL HOMBRE DE LOS DADOS
Luke Rhinehart.
Traducci¨®n de Manuel Manzano
Destino. Barcelona, 2003
475 p¨¢ginas. 21,50 euros
El hombre de los dados fue publicada en 1971, cuando el movimiento contracultural de los a?os sesenta entraba en decadencia. Es una novela poshippy o pospsicod¨¦lica en la que el agotamiento producido por la rutinizaci¨®n de las trasgresiones toma cuerpo en la figura de un psiquiatra neoyorquino que, en una noche de inspiraci¨®n, mientras su esposa duerme, decide confiar al azar de un dado qu¨¦ hacer las siguientes horas. Desde este sencillo paso, aparentemente inocuo si no fuera porque la opci¨®n elegida es la de bajar al piso de abajo y acostarse a cualquier precio con la mujer de su socio de consulta, su vida entra a partir de entonces en una liberadora deriva en la que cada decisi¨®n ser¨¢ confiada al azar de los dados. Porque ¨¦stos se lo dictan, abandonar¨¢ a su familia, ayudar¨¢ a escaparse a 37 enfermos de un psiqui¨¢trico, dejar¨¢ su profesi¨®n, cometer¨¢ un asesinato, emprender¨¢ una desenfrenada labor apolog¨¦tica de su nueva religi¨®n e interpretar¨¢ los m¨¢s incre¨ªbles roles sin importarle el rid¨ªculo que pueda hacer. El mensaje est¨¢ claro: pese a las convenciones abolidas, la revoluci¨®n de los sesenta fracas¨® en su objetivo de traer una mayor libertad al sujeto una vez que sigui¨® d¨¢ndole a ¨¦ste, con todas sus imposturas y prejuicios, la capacidad de decidir. El objetivo a batir ahora es el propio sujeto, y la forma de acabar con ¨¦l es disgregarlo, dar entrada, por medio del azar, a todos los yo subliminales reprimidos por el yo tir¨¢nico de la personalidad.
El hombre de los dados, escrita como si fuera una autobiograf¨ªa del autor (que no se llama Luke Rhinehart como su personaje, sino George Cockcroft), ha inspirado pel¨ªculas, series de televisi¨®n, juegos de rol, canciones y por lo menos tres secuelas con las que Rhinehart ha intentado seguir explotando la mina. Parte de esta repercusi¨®n se debe al hallazgo imaginativo, aplicable a cualquier ¨¢mbito, de una vida regida por los dados. Pese a sus imperfecciones, el ¨¦xito de la novela se debe, adem¨¢s, al subversivo humor que rebosan sus p¨¢ginas.
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