Todo m¨¢s claro

La sesi¨®n de investidura de Rafael Simancas como presidente de la Comunidad de Madrid ha servido al menos para poner el claro los hechos. La abstenci¨®n de los diputados Tamayo y S¨¢ez, elegidos en la lista socialista e integrados ahora en el grupo mixto, ha dejado a la izquierda a dos votos de la mayor¨ªa absoluta. Su abstenci¨®n es coherente con su s¨²bita desaparici¨®n de la sesi¨®n de constituci¨®n de la Asamblea de Madrid, que entreg¨® la presidencia de la c¨¢mara al PP, y todav¨ªa m¨¢s con la realidad de la maniobra pol¨ªtica que impedir¨¢ la formaci¨®n de un gobierno de coalici¨®n entre PSOE e IU despu¨¦s de que las urnas hubieran dibujado con claridad esta alternativa.

La clarificaci¨®n pol¨ªtica que se produjo ayer es m¨¦rito en buena parte de Simancas, que se empe?¨® en presentarse a la investidura en vez de rendirse a la propuesta de Esperanza Aguirre, que daba por sentada la convocatoria de nuevas elecciones mediante un pacto de todos los partidos. La crisis institucional que vive la Comunidad de Madrid ha quedado encauzada, haciendo viable la convocatoria pero dentro de las previsiones legales, a los dos meses de la primera votaci¨®n fallida, y no de forma apresurada e inmediata, acortando dr¨¢sticamente los plazos, como pretend¨ªa el Partido Popular.

Tamayo tuvo la oportunidad de explicar las razones de su comportamiento, al intervenir en dos ocasiones como representante del grupo mixto, pero lo ¨²nico que consigui¨® fue avergonzar e incluso amedrentar al auditorio con sus argumentos l¨²gubres y desvergonzados. No es una an¨¦cdota que el presidente en funciones de la Comunidad, Alberto Ruiz Gallard¨®n, no pudiera soportar el exhibicionismo de la traici¨®n pol¨ªtica y se ausentara de la sala en las dos ocasiones a la vez que lo hac¨ªan los diputados de la izquierda. Nadie le sigui¨® en este gesto de dignidad en las filas conservadoras, donde tampoco faltaban los gestos de desagrado.

El ejercicio de claridad no alcanz¨® apenas, en cambio, al trasfondo de la crisis, es decir, a la especulaci¨®n del suelo en la Comunidad de Madrid, a su relaci¨®n con la gesti¨®n municipal y regional y con los partidos pol¨ªticos, y espec¨ªficamente con la fuga Tamayo y S¨¢ez. Poco pudo aportar Simancas de lo que ya se conoc¨ªa y en nada le interesaba entrar a Aguirre en esta cuesti¨®n. El debate produjo, sin embargo, algunas salpicaduras entre los dos principales grupos que tendr¨¢n su seguimiento en la comisi¨®n de investigaci¨®n sobre el caso, si es que llega a formarse, y sobre todo en la campa?a electoral.

Porque lo m¨¢s importante es que, finalmente, habr¨¢ nuevas elecciones en la Comunidad de Madrid en oto?o y la gran beneficiaria de esta maniobra ser¨¢ Esperanza Aguirre, que tendr¨¢ la oportunidad de intentar obtener la mayor¨ªa absoluta que le negaron los votantes y en mejores condiciones, es decir, con los votantes de izquierdas desalentados por el penoso espect¨¢culo de la traici¨®n de Tamayo y S¨¢ez y los argumentos sobre la desuni¨®n socialista perfectamente servidos para el PP. El debate de ayer fue en propiedad el primer acto de campa?a, en el que los dos candidatos cruzaron sus armas y el desertor Tamayo prest¨® toda su ayuda a la candidata del PP.

Rafael Simancas no es a estas horas presidente de la Comunidad de Madrid "por dignidad y por respeto a la democracia", tal como destac¨® ¨¦l mismo en su discurso de investidura. Por si hab¨ªa alguna duda respecto el destino que iban a sufrir los votos de los dos diputados traidores, Simancas se encarg¨® de despejarla con una descalificaci¨®n de su comportamiento que no pod¨ªa dar lugar al voto afirmativo de Tamayo y S¨¢ez ni siquiera para perjudicarle. Gobernar en minor¨ªa, bajo la amenaza permanente de que estos dos votos fueran a engrosar a los del PP, para bloquear cualquier votaci¨®n decisiva, era sencillamente insensato. La alternativa entre devoluci¨®n de las dos actas de diputado o ir a nuevas elecciones era tambi¨¦n la m¨¢s realista, porque es la que mejor sit¨²a a Simancas de cara a la nueva campa?a electoral, mientras que una investidura manchada por estos dos votos le hipotecaba gravemente de cara a la pr¨®xima contienda.