Los oradores
El mejor, Anasagasti. El segundo, Aznar en su debate con ¨¦l; pero tercero frente a Zapatero. En este concurso hubo, m¨¢s que oratoria, mala educaci¨®n: los diputados sin voz pero con muecas, gritos, manotazos, pupitrazos: siempre m¨¢s capaz la derecha cl¨¢sica. Y nada m¨¢s asombroso, descocado, lenguaraz, falsario, incongruente, pobre, vergonzoso, sucio, malvado y marciano que el discurso de Esperanza Aguirre, cuyo papel de ministra de Cultura hab¨ªa mostrado s¨®lo ignorante; pero eso pasa con muchos ministros, como Ana Palacio, que llega despu¨¦s de ?Piqu¨¦, Abel Matutes! a Asuntos Exteriores; Trillo en Defensa, donde la ignorancia puede ocasionar v¨ªctimas (inocentes, aunque militares) y es capaz de secundar guerras, y provocarlas en la m¨¢s brillante operaci¨®n de su vida, la isla de Perejil (?si no llegan a pararla los yanquis!). As¨ª que Aznar fue brillante, aguerrido y claro sin ganar a Zapatero; as¨ª que Aznar hizo uso de su acometividad taurina y los disparos a la barriga; as¨ª que, en el otro escenario, Simancas fue comedido, claro, cargado de raz¨®n. Y todos, m¨¢s que padres de la patria, parecieron hijos de ella, o de yo qu¨¦ s¨¦; los revoltosos que rompen a golpes los pupitres, y tiran cosas al maestro; ni escuchan ni dejan escuchar al contrario. Por eso no quiero tener una patria que nazca de ellos, vaya desvergonzada y fresca que ser¨ªa. Y mala.
Pero estuvo Anasagasti (tampoco quiero su patria). Qu¨¦ pena que este hombre coherente, decidido, claro, de buen castellano parlamentario, pertenezca a un partido con 108 a?os de error. No lo est¨¢ cuando le canta las verdades a Aznar: del chapapote a la guerra, pasando por el tema que m¨¢s le alcanza, que es el del nacionalismo y el terrorismo, que las a?agazas de Aznar han logrado confundir. Cu¨¢nto acierto al explicar que, incapaz de acallar a ETA, Aznar convierte en ETA todo lo que es f¨¢cil de atacar; qu¨¦ real, que Aznar est¨¢ echando los vascos fuera de Espa?a, y da datos falsos o informaci¨®n inventada, y agranda "la sima entre lo vasco y lo espa?ol".
L¨¢stima que en lugar de representar un ideario que naci¨® mal, un nacionalismo que tiene lugar en Espa?a, y que acuse a una colonizaci¨®n que nunca ha existido, que tenga una base religiosa perdida y una Iglesia l¨²gubre, no sea un orador de la izquierda. No hay. Llamazares, un poco; la joven socialista Ruth Porta a la que han lanzado ya a sus viejos lebreles. El gordo se agota, el descerebrado no huele.
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