"Ya te pillaremos"
Antes de matarlo, a Joseba Pagazaurtundua le dijeron que lo iban a matar. Fue el 8 de agosto de 2002. Sobre las ocho y media de la tarde. Unos 30 o 40 simpatizantes de Batasuna se acercaron a la sede socialista en Andoain (Guip¨²zcoa) armados con escobas y cubos de pegamento. Ten¨ªan la intenci¨®n de empapelar los cristales de la Casa del Pueblo con unos carteles donde se le¨ªa "precintado". No sab¨ªan, o quiz¨¢ s¨ª, que dentro del local, aparentemente cerrado, se encontraban cuatro hombres. Uno de ellos era Joseba Pagazaurtundua, jefe de la polic¨ªa local de Andoain, de 44 a?os, casado y padre de dos hijos, de baja laboral por culpa del acoso sistem¨¢tico al que lo ten¨ªa sometido el entorno de ETA . Tambi¨¦n estaba all¨ª Estanis Amustxastegi, uno de los cinco concejales socialistas del pueblo, gente acostumbrada a levantarse de madrugada porque su coche o su balc¨®n hab¨ªan sido atacados y estaban ardiendo. O a descubrir por la ma?ana que un desconocido hab¨ªa deslizado en su buz¨®n una llave y una carta como la que recibi¨® Jos¨¦ Luis Vela aquel mismo verano: "Toma la llave de tu portal, pero no te tranquilices demasiado, pues tenemos 47 copias m¨¢s y 47 personas dispuestas a darlo todo por eliminarte". Los otros dos hombres que aquella tarde de agosto estaban en la sede socialista de Andoain cuando los radicales llegaron eran los escoltas del concejal Estanis Amustxastegi.
"Ay, madre. Me han de matar y no puedo evitarlo. Que mi grito de libertad lo acojan los ciudadanos"
Hacer frente
"O¨ªmos ruido y salimos enseguida", recuerda Amustxastegi, "eran 30 o 40 energ¨²menos de Batasuna que seguramente no se esperaban que nosotros estuvi¨¦ramos all¨ª dentro. Puede que eso les desconcertara. Eso y que les hici¨¦ramos frente. Empezaron por los insultos. Nos dec¨ªan lo de siempre: 'asesinos', 'fascistas', 'hijos de puta', 'espa?oles'... Mis escoltas estaban all¨ª, a nuestro lado, pero sin poder ayudarnos porque su cometido no es meterse en trifulcas, bastante hicieron con mantener el tipo en una situaci¨®n as¨ª. S¨®lo ¨¦ramos dos contra tantos, pero ni Joseba ni yo nos quer¨ªamos ir. Quiz¨¢ esto no se entienda fuera de aqu¨ª, pero la Casa del Pueblo, nuestra sede, aunque peque?a y cutre, es nuestro ¨²nico espacio de libertad, lo ¨²nico que tenemos; por eso no dejamos el local solo nunca. Hasta que lo mataron, Joseba se dedicaba a abrirlo por la ma?ana y a cerrarlo por la tarde; a protegerlo. Los simpatizantes de Batasuna, j¨®venes en su mayor¨ªa, muchos de ellos vecinos del pueblo, siguieron insult¨¢ndonos y luego nos lanzaron algunas piedras. A Joseba le pegaron fuerte con el palo de una escoba en el hombro izquierdo y le hicieron un hematoma. Nos dec¨ªan de todo, pero uno de ellos, antes de marcharse, le dijo alto y claro a Joseba: '?Ya te pillaremos!".
Al d¨ªa siguiente, todav¨ªa dolorido, Joseba Pagazaurtundua se acerc¨® a la comisar¨ªa de la Ertzaintza en Hernani e interpuso una denuncia por las agresiones y amenazas. El jefe de la polic¨ªa local pudo identificar a uno de los agresores, un vecino del pueblo, un habitual en ese tipo de algaradas y de nombre Koldo Otamendi Guti¨¦rrez.
Como era de esperar, no pas¨® nada. Por supuesto que el alcalde de entonces, militante de Batasuna, no conden¨® los hechos, y la vida sigui¨® en Andoain tan tranquila para la mayor¨ªa y tan dif¨ªcil para unos pocos. Ya por entonces, Joseba pasaba muchas horas en el s¨®tano de la sede, una especie de catacumba asfixiante de donde part¨ªa una escalera secreta para salir corriendo en caso de ataque. A veces, all¨ª abajo, abr¨ªa una libreta cuadriculada y le escrib¨ªa a su madre cartas que nunca le lleg¨® a mandar. De entonces es el manuscrito que se reproduce al pie de esta p¨¢gina: "El alma se me escapa trozo a trozo cuando veo un nuevo asesinato. Ay, madre, qu¨¦ miedo tengo, he de salir a la calle, afuera esperan ellos, los que desean sangre. Ay, madre, me han de matar, y no puedo evitarlo. Que mi grito de libertad lo acojan los ciudadanos...".
Maite Pagazaurtundua, hermana de Joseba, concejal socialista en Urnieta (Guip¨²zcoa) y activista de Basta Ya, recuerda aquel tiempo: "Golpes, insultos, pintadas...; mi hermano sufri¨® durante varios a?os el calvario de saberse objetivo de los que lo habr¨ªan de matar. El alcalde de Batasuna no conden¨® los atropellos contra ¨¦l y otros vecinos, y alfombr¨® con sus silencios el camino de los asesinos. No ser¨ªa inveros¨ªmil que el anterior alcalde fuera amigo de los agresores. Lo inveros¨ªmil ser¨ªa justo lo contrario".
Sabiendo que lo iban a matar, Joseba segu¨ªa obsesionado con la seguridad de sus amigos. "Siempre estaba pendiente de los dem¨¢s", recuerda el concejal Amustxastegi, "me dec¨ªa: '?ndate con cuidado, Estanis, no bajes la guardia nunca'; y yo le respond¨ªa: 'T¨² eres el que te tienes que cuidar, Joseba, joder, que t¨² no tienes escolta, y yo s¨ª".
Joseba no era un hombre triste. Muy al contrario. Le gustaba escuchar el ¨²ltimo disco del grupo Suburbano, un trabajo que se titula Los delirios del pirata y que cuenta la historia de Juan sin Sombra. "Joseba", cuenta su hermana Maite, "daba el tipo del pirata del disco. Era vital, arrojado, muy libre por dentro, nadie influ¨ªa en su pensamiento. Era de verdad una persona con pensamiento cr¨ªtico, y valiente. Aunque por dentro, en silencio, fue sufriendo cada vez m¨¢s en los ¨²ltimos tiempos y lo not¨¢bamos fugazmente, tambi¨¦n en la mirada. Porque Joseba siempre hab¨ªa tenido una mirada y un semblante con mucha chispa". A Joseba le gustaba con locura una de las canciones del disco. Se llama Adi¨®s a las penas de abril, y sobrecoge escucharla ahora, sabiendo lo que ha pasado: "Atr¨¢s quedar¨¢n las penas de abril / y la luna del viernes sin ti. / Si con la pleamar se vuelve a nacer, / que esta vez sea lejos de aqu¨ª (...). Vi la muerte bailar junto a m¨ª. / Pas¨¦ del silencio a ser m¨¢s que un rumor. / De ser sombra a volver a vivir. / De no tener nombre a dar tanto de que hablar (...). Adi¨®s a las penas de abril".
Todo el mundo sabe que se cumpli¨® la amenaza. Que a Joseba Pagazaurtundua lo pillaron desprevenido el 8 de febrero pasado y le descerrajaron tres disparos, dos en la cabeza y uno en el hombro. Cay¨® sobre los peri¨®dicos que estaba leyendo en un bar y que hab¨ªa comprado un rato antes en la librer¨ªa Stop. De esa forma uni¨® su destino al de su amigo el periodista Jos¨¦ Luis L¨®pez de Lacalle, asesinado un domingo de mayo del a?o 2000 cuando volv¨ªa de comprar los peri¨®dicos en el mismo quiosco.
El lunes pasado, cinco meses despu¨¦s de que mataran a Joseba Pagazaurtundua, se celebr¨® en Tolosa el juicio contra Koldo Otamendi por aquella amenaza que s¨ª se cumpli¨®. Tras el juicio, al que el agresor ni se dign¨® acudir, los allegados a Joseba fueron al bar que hay junto al juzgado de Tolosa para tomar un caf¨¦.
All¨ª, reunidos en torno a la memoria de Joseba, se encontraban su hermana Maite, amenazada por ETA, y el abogado Rub¨¦n M¨²gica, hijo de otro socialista asesinado por ETA. De pronto, alguien cay¨® en la cuenta de que all¨ª mismo, en el caf¨¦ Front¨®n, un terrorista mat¨® al ex gobernador socialista Juan Mar¨ªa J¨¢uregui. A Estanis Amustxastegi se le vino a la cabeza aquella frase que a¨²n sigue vigente: "Ya te pillaremos...".
Las cartas de Joseba
MAITE PAGAZAURTUNDUA ha escrito esta semana: "Joseba no podr¨¢ asistir al juicio porque efectivamente lo pillaron. Lo asesin¨® un var¨®n joven abertzale y totalitario ya hace cinco meses. No podr¨¢ acompa?arle su buen amigo Jos¨¦ Luis L¨®pez de Lacalle porque fue asesinado por un comando de j¨®venes abertzales (...). No se nos oculta que el juicio de faltas esconde algo nada leve, esto es: la estrategia de la violencia que busca imponer la ley del terror, eliminar a unos y doblegar a otros para allanar el camino de la mayor¨ªa".
Maite Pagazaurtundua recoge en su carta, hecha p¨²blica a trav¨¦s de varios peri¨®dicos vascos, una cuesti¨®n que a su hermano Joseba le atormentaba todav¨ªa m¨¢s que el acoso etarra y que dej¨® por escrito: "En Euskadi somos muchos y muchos los amenazados por ETA. Y somos muchos los abandonados por el nacionalismo gobernante. Y somos muchos los que no vemos actitudes democr¨¢ticas en los autodenominados nacionalistas democr¨¢ticos. Para muestra puede bastar un bot¨®n: se nos dice que el que no aguante la presi¨®n de ETA y su entorno que se vaya de la pol¨ªtica. ?Qui¨¦n va a decir lo que es aguantar la presi¨®n terrorista? ?EA y sus amigos, catedr¨¢ticos de la equidistancia (salvo honrosas y admiradas excepciones)? Los partidos nacionalistas moderados no desean estar en el punto de mira de ETA. ?Qu¨¦ nos pueden reprochar a los que aguantamos las tarascadas de los terroristas? Y adem¨¢s una reflexi¨®n para ustedes y los que piensan como ustedes: Yo no pienso as¨ª porque me quieran matar. Me quieren matar por pensar as¨ª y actuar en consecuencia, lo cual no se podr¨ªa decir de muchos nacionalistas".
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