Francisco Paesa, cinco a?os bajo tierra
Es posible desaparecer durante cinco a?os ante las narices de polic¨ªas de 178 pa¨ªses que olfatean el rastro del pr¨®fugo por todas las esquinas del planeta? Francisco Paesa S¨¢nchez, de 67 a?os, ha demostrado que se puede burlar a la justicia y a los sabuesos de la Interpol aunque su fotograf¨ªa y expediente aparezcan marcados por una flecha roja, m¨¢xima prioridad en la detenci¨®n e inmediata extradici¨®n, en los aeropuertos y comisar¨ªas de cinco continentes.
?Qui¨¦n fue la ¨²ltima persona que vio a Paesa antes de su novelesca desaparici¨®n en julio de 1998? Manuel Cobo del Rosal, catedr¨¢tico y abogado penalista, no fue el ¨²ltimo testigo de su espantada, pero s¨ª una de las pocas personas del c¨ªrculo ¨ªntimo de Paco, como le llaman sus amigos, que se entrevist¨® con el pr¨®fugo pocos meses antes de que protagonizara su mejor representaci¨®n teatral, el anuncio de su propia muerte, una farsa que esta semana acaba de cumplir cinco a?os en escena. Mientras Paesa sigue representando su papel, la sede de la Interpol en Ly¨®n (Francia) acaba de renovar su orden de b¨²squeda y captura internacional. Otra vez con ¨ªndice rojo. Las b¨²squedas se renuevan cada cinco a?os.
"El tiempo siempre juega a nuestro favor. Es m¨¢s f¨¢cil que falle ¨¦l que nosotros. La polic¨ªa no se cansa", dice Jes¨²s Espigares, presidente de Interpol
Se mueve con identidades y pasaportes falsos. Atiende a sus negocios en todo el mundo y desde que simul¨® su muerte no ha cometido ni un solo error
Aquel invierno del 98
Aquel invierno de 1998 hac¨ªa fr¨ªo en Par¨ªs, y Paesa acudi¨® a la cita, en una c¨¦ntrica terraza, envuelto en su impecable gab¨¢n azul marino. "Le vi como un alfe?ique. Estaba muy delgado y le bailaba el cuello de la camisa. Me dijo que estaba enfermo. Creo que ten¨ªa alguna dolencia cardiovascular", describe ahora el letrado. Durante el encuentro, Paesa y su abogado trataron sobre una demanda que Cobo hab¨ªa presentado contra un periodista que supuestamente hab¨ªa calumniado a su cliente, seg¨²n asegura el catedr¨¢tico.
Cuatro meses despu¨¦s de aquella entrevista, el 21 de julio, Mar¨ªa Paesa, bibliotecaria del Congreso, insert¨® en EL PA?S una esquela en la que anunciaba la muerte e incineraci¨®n de los restos de su hermano en Tailandia, un pa¨ªs que Paco conoc¨ªa bien. En aquel lejano escenario hab¨ªa protagonizado algunos de sus innumerables negocios.
Francisco Paesa no hab¨ªa muerto v¨ªctima de la extrema delgadez que impresion¨® a su abogado, simplemente decidi¨® desaparecer, algo que ya hab¨ªa hecho otras veces cuando se vio acosado por los tribunales que segu¨ªan el rastro de los polic¨ªas Jos¨¦ Amedo y Michel Dom¨ªnguez, a cuyas novias intent¨® comprar en Madrid para que no destaparan el rastro de los GAL.
Semanas antes de su falso ¨®bito, el cerco judicial le apret¨® tanto que estuvo a punto de ahogarle. El juez Paul Perraudin dict¨® contra ¨¦l una orden de b¨²squeda y captura por un presunto delito de blanqueo de capitales en Suiza. Y en Espa?a, la juez Paloma Garc¨ªa Ceca, entonces titular del juzgado n¨²mero 17 de Madrid, orden¨® su localizaci¨®n para comunicarle que hab¨ªa sido imputado en un presunto delito de encubrimiento: la ocultaci¨®n mediante testaferros suizos de los 10 millones de euros de los que se apropi¨® Luis Rold¨¢n, ex director general de la Guardia Civil, condenado a 31 a?os de c¨¢rcel.
La sobria esquela, cuyo texto le retrat¨® a la perfecci¨®n, demostraba que el muerto la hab¨ªa redactado de su pu?o y letra. Los falsos certificados de defunci¨®n enviados a la Embajada espa?ola en Bangkok y la manipulaci¨®n de la firma de Choochat Pusayanavin, registrador de los muertos de esa ciudad tailandesa, dejaron patente la patra?a de este personaje singular y oscuro, un aventurero nato que se presenta como un "fiel servidor del Estado espa?ol". Sobre todo durante la etapa del Gobierno socialista, para cuyos funcionarios llev¨® a cabo los trabajos m¨¢s sucios.
Jes¨²s Espigares, comisario de polic¨ªa y presidente de la Interpol, reconoce que sus hombres en todo el mundo no tienen pistas nuevas sobre el paradero de este escurridizo personaje y asegura que carecen de fundamento los que insin¨²an que la polic¨ªa ni quiere encontrarlo. "Se le busca igual que a otros. Las reclamaciones judiciales son sagradas. El tiempo siempre juega a nuestro favor. Es m¨¢s f¨¢cil que falle ¨¦l que nosotros. La polic¨ªa no se cansa. Caer¨¢, salvo que le salve la prescripci¨®n, algo a lo que se agarran personajes como ¨¦ste".
?D¨®nde se oculta el hombre que logr¨® salvar el bot¨ªn de Rold¨¢n? Uno de los polic¨ªas que en 1995 se entrevistaron con ¨¦l en Par¨ªs para negociar la entrega del ex director de la Guardia Civil, entonces fugado, lanza esta hip¨®tesis: "No creo que haya estado quieto. No puede estar parado, y adem¨¢s tiene negocios en todo el mundo. Esto implica mayor riesgo, y al final se relajar¨¢ y cometer¨¢ una equivocaci¨®n".
Carlos Pelluz, el juez que relev¨® a Garc¨ªa Ceca en la investigaci¨®n, dice que "un hombre acaudalado tiene m¨¢s posibilidades para esfumarse. Aparecer¨¢ cuando se resuelva su situaci¨®n procesal, cuando haya prescrito".
Paesa se mueve con identidades falsas y previsiblemente reside en una gran ciudad. La polic¨ªa apuesta por Par¨ªs, donde ha vivido desde los a?os ochenta. "Las macrociudades favorecen la ocultaci¨®n, sobre todo si se respetan las reglas m¨ªnimas de juego y no se cometen errores", se?ala el presidente de la Interpol. "Que est¨¦ vivo y haciendo footing por los Campos El¨ªseos no lo dudo, pero el Paesa que yo vi la ¨²ltima vez no era el que estaba acostumbrado a ver. Creo que no aparecer¨¢ por ahora", augura Cobo del Rosal. El Zorro, clave que us¨® en sus primeras cuentas suizas, sigue agazapado en su madriguera ignota.
Rold¨¢n pierde el tercer grado
TODO APUNTA a que Francisco Paesa reaparecer¨¢ con luz y taqu¨ªgrafos cuando prescriba la imputaci¨®n de encubrimiento en la ocultaci¨®n del bot¨ªn de Luis Rold¨¢n, ex director general de la Guardia Civil, que todav¨ªa pesa contra ¨¦l y que puede conducirle a la c¨¢rcel. Los plazos en la prescripci¨®n de los delitos est¨¢n en funci¨®n de su calificaci¨®n, el de encubrimiento son 10 a?os, y corren a partir de la ¨²ltima resoluci¨®n judicial adoptada. En este caso, la juez Paloma Garc¨ªa Ceca sobresey¨® provisionalmente la causa en el 2000. "En el 2005 se pasar¨¢ el asunto al fiscal para que vuelva a calificar, y dependiendo de ¨¦ste, correr¨¢ m¨¢s o menos el plazo. Si aparece Paesa, costar¨¢ muy poco reabrir el caso. Lo haremos de inmediato", asegura el juez Carlos Pelluz, el nuevo titular del juzgado n¨²mero 17 de Madrid, que investiga el caso.
La defensa de Paesa present¨® en 1998 un escrito en el que aportaba la esquela publicada en EL PA?S y ped¨ªa la extinci¨®n de responsabilidad de su cliente por fallecimiento. "No se acord¨® porque no se pudo determinar que el imputado hab¨ªa fallecido", recuerda el juez, que destaca que la causa sigue viva, aunque dormida a la espera de que aparezca el imputado.
Luis Rold¨¢n, el hombre que confi¨® a Paesa los 10 millones de euros que escond¨ªa en 1993 en un banco suizo, acaba de perder el tercer grado restringido (48 d¨ªas de permiso al a?o) que le concedi¨® el a?o pasado el juez de vigilancia penitenciaria de Valladolid. Una decisi¨®n que levant¨® pol¨¦mica. La fiscal¨ªa recurri¨®, y la Audiencia Territorial de Pamplona, el ¨²ltimo tribunal en condenar a Rold¨¢n en el sumario del caso Urralburu, ha revocado el tercer grado. El auto, fechado el pasado 14 de mayo, se?ala que "la valoraci¨®n de la historia del interno debe ser estudiada con una especial y extrema cautela", y rechaza el argumento de su aparente normalidad en el entorno familiar y social. "Cuando cometi¨® los delitos evidenci¨® que tal apariencia de normalidad no respond¨ªa a la realidad de su personalidad. Nos hallamos ante un interno que cometi¨® delitos graves, variados y reiterados, con penas superiores a los 30 a?os. Estas penas revelan una peligrosidad social considerable". El fallo destaca que el recluso no ha cumplido las tres cuartas partes de su condena, lleva ocho a?os entre rejas, y concluye que "todav¨ªa es pronto para cumplir las garant¨ªas del tercer grado". Rold¨¢n asegura que Paesa se qued¨® con su dinero, algo que casi nadie cree.
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