Una elecci¨®n para el verano
Una recomendaci¨®n para el verano sobre los libros que uno mismo ha ido rese?ando a lo largo del a?o no es dif¨ªcil de hacer si lo que tuvi¨¦ramos claro es a qu¨¦ llamamos libros para el verano. ?Esa lectura retrasada en busca de tiempo? ?Ese libro perdido que la memoria se niega a recordar? ?El cl¨¢sico tocho cuyo volumen en p¨¢ginas se convierte en una esperanza de ocio y relajo antes que en una verdadera intenci¨®n de lectura? De manera que s¨®lo se me ocurre imaginar qu¨¦ libros elegir¨ªa llevar conmigo en el caso de no haberlos le¨ªdo (?y rese?ado!) previamente.
Como primera medida, tres libros breves que permiten ser intercalados entre lecturas de mayor dimensi¨®n volum¨¦trica. La mujer de Gilles, de Madeleine Bourdouxhe (Siruela), es un drama intenso y seco acerca del amor ciego que despierta a la luz para que ¨¦sta, a su vez, ciegue y destruya al enamorado: es una pieza de gran riqueza y concentraci¨®n. Tambi¨¦n lo es Pa¨ªs de nieve, del maestro Yasunari Kawabata (Emec¨¦), que incide en el asunto amoroso, pero desde el desamor de quien busca una relaci¨®n acomodaticia y se ve gravemente enfrentado a un encuentro amoroso que se le escapa de las manos y del que se desprende por miedo y con da?o. Si las consecuencias inevitables de toda relaci¨®n amorosa verdaderamente potente inquietan al lector demasiado relajado, Cornell Woolrich se ocupar¨¢ de elevar su temperatura emocional con La ventana indiscreta (Espasa Calpe). El "rey del suspense" hace honor a su apodo con una historia, c¨¦lebre gracias tambi¨¦n a Alfred Hitchcock, donde pone lo mejor de su arte y que incluye otros de intriga: ?le apetece ponerse en la piel de la v¨ªctima?
Pero no hay verano sin piezas que justifiquen la espera de un tiempo de lectura para engolfarse durante d¨ªas y d¨ªas. Yo propondr¨ªa una novela que relata la incubaci¨®n del nazismo en un peque?o pueblo de monta?a; lo cuenta Hermann Broch en su novela p¨®stuma, El maleficio (Adriana Hidalgo), y es quiz¨¢ la m¨¢s asequible y directa de las novelas del gran maestro alem¨¢n. En cuanto al cent¨®n de turno, no dejar¨ªa de recomendar o bien El molino del Floss, de George Eliot (Alba), para amantes del XIX o bien, para amantes del XX, la poderosa, exuberante y exhaustiva relaci¨®n de cuarenta a?os de vida americana vista desde el interior de la CIA que Norman Mailer construy¨® y que bien puede suponer respecto a la materia de la que se nutre la novela realista americana lo que El Padrino trajo al cine: la carta de naturaleza de un nuevo escenario social poderoso como la vida misma y tratado sin complejos ni intenciones moralizantes. Es El fantasma de Harlot (Anagrama).
Y para el lector dispuesto a hacer deberes y a enfangarse con la inteligencia literaria, un ensayo: Confianza o sospecha, un libro que ser¨¢ cada vez m¨¢s importante porque plantea un tema capital: d¨®nde asentar la confianza literaria en estos tiempos asentados en la duda, la sospecha y la incertidumbre. Y, por ¨²ltimo, es obligado se?alar que con el cuarto tomo (Invierno) acaba de completarse la edici¨®n de Una danza para la m¨²sica del tiempo, de Anthony Powell (Anagrama), un monumental fresco literario con m¨¢s de trescientos personajes que transcurre entre 1914 y 1970 y una obra capaz de reunir en torno suyo a los amantes de la literatura del siglo XIX y a los del XX, con lo cual queda todo dicho.
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