Subasta de 250 platos pintados por artistas para el museo de la comida
El futuro centro ideado por Antoni Miralda se ubicar¨¢ en Montju?c
Hay platos de todo tipo. La mayor¨ªa tienen un aire brossiano, de aut¨¦nticos poemas objeto o, mejor, poemas plato. Tambi¨¦n hay autores de todas clases. Desde el que ha optado por situar unas frutas de cer¨¢mica al que ha escrito un texto literario o ha encajado directamente un libro en el plato, pasando por el que lo ha dividido con una cremallera, lo ha roto o ha hecho dibujos con su sangre. De todo hay en esta "vajilla imaginaria" que ayer se present¨® en el Food Culture Museum (Museo de la Cultura Alimentaria) y que constituye la primera actividad de este centro ideado por el artista Antoni Miralda, cuya sede es la antigua Casa de la Prensa de la Exposici¨®n Universal de Barcelona de 1929. Esta vajilla, realizada por unos 250 creadores, en su mayor¨ªa barceloneses, servir¨¢ para afrontar los primeros gastos de este museo que tiene vocaci¨®n de convertirse en un centro internacional interdisciplinar dedicado a actividades culturales, cient¨ªficas y de investigaci¨®n relacionadas con la alimentaci¨®n.
Pujas hasta el d¨ªa 17
El p¨²blico puede pujar por alguno de estos platos desde ayer y hasta el 17 de julio, d¨ªa en que se les entregar¨¢n a los compradores. El precio de salida de todos los platos es de 150 euros y la puja se realizar¨¢ de 25 en 25 euros mediante unas tarjetas en las que los interesados escribir¨¢n su oferta a lo largo de los d¨ªas de exposici¨®n. Al final, el que m¨¢s haya ofrecido se quedar¨¢ con el plato. Entre los creadores que han colaborado desinteresadamente en esta iniciativa figuran los cocineros Ferran Adri¨¤ y Antoni Escrib¨¤; los escritores Quim Monz¨® y Rafael Argullol; los dise?adores Mariscal y Anna Mir; los artistas (el grupo m¨¢s numeroso) Muntadas, Llena, Robert Llim¨®s y Jaume Plensa, y los arquitectos Enric Ruiz Geli y Ricardo Flores, adem¨¢s de editores, cineastas, periodistas y una larga lista de profesionales en la que no falta el alcalde de Barcelona, Joan Clos. "Es incre¨ªble la respuesta que ha tenido, porque se han apuntado muchas personas, algunas a las que ni siquiera conozco, que han querido aportar su grano de arena", explica Miralda. "El objetivo de la subasta era crear un peque?o fondo econ¨®mico para poner en mracha el centro, por descontado, pero lo principal es que se crea una red de colaboradores con el museo que demuestra que es una iniciativa v¨¢lida". Miralda confiesa que preferir¨ªa no tener que vender los platos y que ¨¦stos pasaran a integrarse en el fondo del centro, pero no desde?a cualquier ayuda que pueda contribuir a que se convierta en un museo lo que hoy es un destartalado edificio en muy mal estado de conservaci¨®n que el Ayuntamiento de Barcelona tiene previsto ceder a la Asociaci¨®n Food Culture Museum. Todav¨ªa hoy, este edificio construido por Pedro Dom¨¨nech Roura en Montju?c s¨®lo se utiliza como almac¨¦n para guardar los decomisos de la Guardia Urbana.
"No pretendemos hacer una rehabilitaci¨®n a lo grande, sino poco a poco irlo habilitando para realizar actividades de todo tipo", dice Miralda, que se?ala que se precisa en primer lugar un peque?o equipo y unas reformas m¨ªnimas en infraestructuras b¨¢sicas. Los desconchados de las paredes, la falta de suelo, las grietas y otros muchos problemas de este singular edificio pueden, en un primer momento, servir incluso como decorado adecuado para las primeras actividades, aunque reconoce que en el momento en que se quiera montar un laboratorio de cocina u otros servicios necesarios ser¨¢ precisa una inversi¨®n millonaria. El problema, de momento, es que el Ayuntamiento a¨²n no ha cedido el edificio a la asociaci¨®n y los posibles patrocinadores est¨¢n a la espera de que el proyecto consiga algo m¨¢s de ayuda de las instituciones p¨²blicas. La subasta, explica Miralda, es una primera actividad que puede servir para dar a conocer el edificio, explicar el proyecto y conseguir una red de adhesiones en diferentes sectores.
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