Brel
Entre los objetos que componen la r¨¦plica del sal¨®n de la casa que Jacques Brel habit¨® en el barrio parisino de Montmartre (expuesto con motivo del 25 aniversario de su muerte en la sede de la fundaci¨®n que lleva su nombre en Bruselas) sobresale una edici¨®n francesa muy usada de Don Quijote. En medio de un paquete de Gauloises abierto, un encendedor de gas apaisado y una botella de JB, la obra de Miguel de Cervantes irradia entidad, incluso se proclama como algo tan estructural en el universo interior de este temperamental y a la vez tierno cantante belga como lo fue el tabaco y la bebida. M¨¢s all¨¢ del entusiasmo y la convicci¨®n vertida en su adaptaci¨®n teatral y musical L'Homme de la Mancha, Brel fue en muchos aspectos un insigne hidalgo transfigurado por sus sue?os, como Alonso Quijano. En la deconstrucci¨®n de s¨ª mismo que ofrece su familia a trav¨¦s de las diversas salas de este edificio de la plaza de la Vielle Halle aux Bl¨¦s esta similitud resulta transparente. Ante la atascada perspectiva que le ofrec¨ªa la fabricaci¨®n de cart¨®n ondulado en la empresa de su padre tuvo que optar entre criar pollos o cantar. Es evidente que la opci¨®n m¨¢s radical y delirante lo eligi¨® a ¨¦l. El resto consisti¨® en trazar una bisectriz ps¨ªquica entre sus sentimientos enfrentados (la mirada del pastor y el coraz¨®n del cordero) y recorrerla con la m¨¢xima rebeld¨ªa posible. Brel sacudi¨® la edulcorada sociedad cursi de las chocolater¨ªas de la Grand Place con la ¨¢spera trastienda de feromonas descompuestas de los escaparates sexuales de la calle Aarschot, y luego destil¨® todas sus contradicciones e impulsos por el vehemente alambique de su potente garganta. Pero tambi¨¦n consumi¨® su tiempo combatiendo contra gigantes muy poderosos disfrazados de molinos de viento. Incluso al final fue vencido por el caballero de la Blanca Luna, que le lance¨® el pulm¨®n en la playa de Barcino. Entonces sali¨® herido de muerte desde el puerto de Amberes a bordo del velero Askoy II para surcar los mares hasta fondear en la bah¨ªa de Atuona, en la isla de Hiva Oa, en el archipi¨¦lago de las Marquesas, donde quem¨® su nave y eligi¨® su tumba a pocos metros de la quijada de Gauguin.
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