Himnos para el estadio

Trepidantes y machacones, los muchachos de La Mosca se entregan con inusitada alegr¨ªa. Once m¨²sicos que no paran ni un momento, que desde el escenario transmiten que se lo est¨¢n pasando muy bien, y que tras esas canciones de primera apariencia gamberra hay un discurso coherente de respeto a la m¨²sica, a los g¨¦neros que practican -ska, corrido, rock, salsa, guajira, batucada...- y, por encima de todo, a la inteligencia del p¨²blico.

Para no verte m¨¢s fue la canci¨®n que les consagr¨® hace un par de veranos, pero tienen muchas m¨¢s conocidas de lo que pudiera pensarse. Te quiero besar la boca, el chachach¨¢ Por eso yo te doy, o ese himno que se corea en el Bernab¨¦u y en Riazor, Yo te quiero dar, que las aficiones del Real Madrid y el Depor hicieron suyo, son s¨®lo unos ejemplos. Las tres, como todas las de su concierto, las cantan con entusiasmo y la respuesta de sus incondicionales no deja paso a la duda: se lo pasan tan bien como ellos.

Vienen de Argentina. Sus canciones son como los tangos, narran sus experiencias de la vida. Llenas de energ¨ªa y optimismo, podr¨ªan corearse por cien mil gargantas a la vez sin olvidar el lado profundo que cada una posee.