El espionaje de Italia entreg¨® a Londres cartas falsas sobre Sadam, seg¨²n la prensa
El caso del informe sobre la supuesta compra de uranio por parte de Bagdad salpica a Roma
Dentro de cuatro d¨ªas, el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, tendr¨¢ la satisfacci¨®n de alojarse en el rancho tejano del presidente de Estados Unidos, George W. Bush. Pero la invitaci¨®n, largamente esperada, llega en mal momento. Justo cuando Bush est¨¢ en el ojo del hurac¨¢n, acusado de haber usado pruebas falsas para justificar la guerra contra Irak y cuando la prensa internacional coincide en se?alar a Italia como el pa¨ªs que suministr¨® el material enga?oso. En una reconstrucci¨®n del caso publicada ayer, la prensa italiana implica al Sismi, el servicio de espionaje italiano. El Gobierno italiano ha negado rotundamente cualquier implicaci¨®n en el enojoso caso bautizado ya como el Nigergate.
Tres cartas presentan errores de bulto que ning¨²n experto habr¨ªa pasado por alto
Ayer, el subsecretario de presidencia encargado de los servicios secretos, Gianni Letta, intervino en la comisi¨®n parlamentaria de control (Copaco), para poner coto a un esc¨¢ndalo que ha obligado a la fiscal¨ªa de Roma a abrir una investigaci¨®n. El subsecretario ha rechazado informar a la comisi¨®n sobre los documentos que tiene en su posesi¨®n en relaci¨®n al caso. "Hemos pedido toda la documentaci¨®n, pero [Letta] nos ha respondido que no estaban dadas las condiciones para la entrega de estos documentos por razones de la seguridad de ciertas fuentes de informaci¨®n", dijo el presidente de la comisi¨®n, Enzo Bianco.
Los fiscales tendr¨¢n que examinar la edici¨®n de ayer de La Repubblica, donde se reconstru¨ªa la historia de la forja del dossier falso en Roma. El rotativo reproduc¨ªa adem¨¢s cuatro de los seis documentos "italianos" que, llegados a manos de los servicios secretos brit¨¢nicos a comienzos de 2002, permitieron al Gobierno de Londres presentar un informe en septiembre de ese mismo a?o, en el que se se?alaba que Irak "ha intentado comprar cantidades significativas de uranio en un pa¨ªs africano pese a no tener un programa nuclear civil que lo requiera". Una afirmaci¨®n que permiti¨® a Bush extenderse sobre los riesgos que planteaba Irak, en su discurso sobre el estado de la Uni¨®n de enero de 2003.
?Qu¨¦ hay de verdad en un asunto que ha hecho correr r¨ªos de tinta en todo el mundo y amenaza con llevarse por delante al director de la CIA, George Tenet, culpable de no haber detectado el burdo montaje? Seg¨²n la prensa, la sede diplom¨¢tica de N¨ªger en Roma estaba controlada por los servicios secretos italianos desde 1983. Mediante escuchas, los agentes hab¨ªan descubierto la existencia de una petici¨®n de compra de uranio al entonces embajador Adamou Chekou, por parte de su hom¨®logo iraqu¨ª ante la Santa Sede, Wissam Al Zahawie. Se trata, sin embargo, de una etapa tranquila en la que la Casa Blanca mantiene buenas relaciones con el r¨¦gimen de Bagdad. Cuando, a?os despu¨¦s, el ataque terrorista contra las Torres Gemelas da un vuelco a la situaci¨®n pol¨ªtica internacional, los agentes del Sismi (servicios de inteligencia exteriores) se animan a retomar la pista de N¨ªger.
Entre octubre y noviembre de ese a?o, el Sismi recibe la llamada de un diplom¨¢tico africano, seg¨²n relata un miembro de los servicios secretos al diario romano. El sujeto en cuesti¨®n ofrece por unos pocos miles de d¨®lares un material que demostrar¨ªa el inter¨¦s de Sadam Husein por hacerse con un arsenal nuclear.
Se trata de una serie de cartas y faxes intercambiados entre la Embajada de N¨ªger en Roma y el Ministerio de Exteriores de ¨¦se pa¨ªs, en los que se detalla la compra por Irak de 500 toneladas de uranio natural, una cantidad sospechosamente exagerada. Estaba previsto que el mineral fuera cargado en Benin, y llegara a Irak a trav¨¦s del puerto de Lom¨¦, en Togo.
No est¨¢ claro si los agentes italianos compraron el paquete de cartas sin abrirlo y se lo entregaron a los socios brit¨¢nicos (los aliados m¨¢s fieles de Washington) o si, simplemente, se limitaron a ser intermediarios entre el diplom¨¢tico africano y el brit¨¢nico MI6. Lo que resulta evidente, sin embargo, -como comprobar¨ªa en marzo pasado el director del Organismo Internacional de la Energ¨ªa At¨®mica, Mohamed el Baradei-, es que el material es una burda falsificaci¨®n.
El ¨²nico elemento cre¨ªble es el fax, fechado el 1 de febrero de 1999, con el que el embajador de N¨ªger en Roma informa al ministerio de Exteriores de su pa¨ªs de la inminente llegada del embajador iraqu¨ª, Al Zahawie, como enviado especial del presidente Sadam Husein. Las tres restantes cartas presentan errores de bulto que ning¨²n experto internacional habr¨ªa pasado por alto.
Por ejemplo, una de estas misivas, en la que el ministerio de Exteriores de Niamey pide a su embajada en Roma que presione al diplom¨¢tico iraqu¨ª para que cumpla con los acuerdos de compra de uranio, firmados durante su visita "del 29 de junio de 2000", est¨¢ firmada inexplicablemente el 30 de julio de 1999. M¨¢s grave es el lapsus de quien escribe en papel timbrado al presidente del pa¨ªs africano, el 27 de julio de 2000, confirmando el acuerdo de compra de 500 toneladas de uranio por parte de los iraqu¨ªes, porque la carta est¨¢ firmada por el proprio presidente. No menos burdo es el fallo que presenta el protocolo de acuerdo de compra-venta del mineral, enviado a la embajada de Roma por el ministro de Exteriores del pa¨ªs africano, Allele Habibou, que fue, efectivamente, ministro de Exteriores, pero s¨®lo hasta 1989.
Pese a ello, el responsable del Sismi, Niccol¨° Pollari, confirm¨® en octubre de 2002 a la comisi¨®n de control del Parlamento italiano, la existencia de "pruebas documentales de la compra por parte de Irak de uranio natural en la rep¨²blica centroafricana".
La reconstrucci¨®n de La Repubblica deja abierto un interrogante sobre el verdadero papel de la embajada de N¨ªger en Roma en este caso. ?Estaba o no detr¨¢s de todo el enga?o? Lo cierto es que la venta del dossier sobre el uranio coincidi¨® con un extra?o robo en la sede de la legaci¨®n diplom¨¢tica africana, en el barrio Mazzini de la capital. ?Un intento de protegerse las espaldas en caso de descubrimiento del montaje?Al mismo tiempo, en el invierno de 2002, el embajador Chekou fue llamado a su pa¨ªs para consultas sin que haya regresado nunca a Roma.
Pero los interrogantes no terminan ah¨ª. Con independencia de la culpabilidad italiana en este esc¨¢ndalo que amenaza ahora a la Administraci¨®n estadounidense, lo cierto es que la CIA no se trag¨® sin m¨¢s el informe sobre la compra de uranio facilitado por los amigos brit¨¢nicos "procedente de un tercer pa¨ªs". EE UU envi¨® a ?frica a su ex embajador en Bagdad, Joseph Wilson, a comprobar la veracidad de los datos, con el resultado de que el dossier fue desestimado por poco cre¨ªble. A¨²n as¨ª, el presidente Bush lo asumi¨®.
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