En pie de guerra contra Ian Thorpe
El fen¨®meno australiano se ve m¨¢s amenazado que nunca: Van den Hoogenband, Hackett y Phelps
Nunca se ha enfrentado Ian Thorpe a un panorama tan inquietante. Despu¨¦s de dominar con pu?o de hierro los ¨²ltimos cinco a?os, se encuentra en un momento crucial de su carrera. En t¨¦rminos t
horpianos, ha sido una temporada menor, sin ning¨²n r¨¦cord mundial, cosa extra?a en un hombre que se ha dedicado a destrozar registros como quien lava. Ahora mismo es un misterio en ba?ador. Ha abandonado a Doug Frost, su t¨¦cnico de toda la vida, por Tracey Menzies, una joven entrenadora de Sydney que ha introducido a Thorpe en nuevas t¨¦cnicas de entrenamiento y en el experimento de una nueva prueba, los 200 metros estilos. Los resultados de la nueva sociedad se desvelar¨¢n en Barcelona. Los antecedentes m¨¢s pr¨®ximos hablan de un Thorpe excelente, pero definitivamente humano. En los ¨²ltimos Campeonatos de Australia gan¨® las pruebas de 100 metros -con el mismo registro que Ashley Callus-, 200 y 400 libre. Hasta ah¨ª, todo normal. La novedad fue la regresi¨®n de sus marcas y la amenaza cada vez m¨¢s evidente de Grant Hackett, el hombre que ha vivido a su sombra desde 1998.
Aunque Thorpe ha sembrado algunas dudas ser¨ªa insensato apostar contra ¨¦l
S¨®lo cuenta 20 a?os, aunque parece que lleva toda la vida en la gran competici¨®n
No hay razones reales para pensar en el declive del genio australiano. Por edad y experiencia deber¨ªa estar todav¨ªa en un periodo de progresi¨®n. S¨®lo cuenta 20 a?os, aunque parece que lleva toda la vida en la gran competici¨®n. Tampoco se ha exprimido. Siempre ha dado la sensaci¨®n de dejar algo en el dep¨®sito, a pesar de sus espectaculares bocados a los r¨¦cords mundiales de 200 y 400 metros libre. De su dedicaci¨®n a los entrenamientos, no hay duda. De su ordenada existencia, tampoco. No le ha trastornado la fama, ni se ha dejado arrastrar por el dinero. Es cierto que gana medio mill¨®n de d¨®lares al a?o -unos 450.000 euros- en cuestiones publicitarias, pero no se le conocen despilfarros. Parece el mismo muchacho inteligente y reservado que super¨® con nota el examen de los Juegos de Sydney. All¨ª se gener¨® una marea abrumadora en torno al chico. Sali¨® indemne, y con cinco medallas. Se convirti¨® en una celebridad que alternaba con t
op models, frecuentaba a presidentes de Estado y encabezaba la lista de los australianos m¨¢s apreciados en su pa¨ªs. Todo eso no le impidi¨® batir m¨¢s r¨¦cords en los Mundiales de Fukuoka (2001) y en los Juegos de la Commonwealth (2002). No hab¨ªa ning¨²n obst¨¢culo en el horizonte, ni se le conoc¨ªan desavenencias con su entrenador. Pero algo sucedi¨®, algo que todav¨ªa no ha sido suficientemente bien interpretado. ?Un cambio en su vida? ?Hast¨ªo? ?La necesidad de nuevos desaf¨ªos? ?Los s¨ªntomas de una crisis? No se sabe todav¨ªa. O, cuando menos, no se saben los efectos del cambio, mediatizados tambi¨¦n por la encefalitis v¨ªrica que sufri¨® durante los campeonatos nacionales. Lo que s¨ª sabe es el rango de sus rivales. Thorpe est¨¢ rodeado por rivales que est¨¢n en condiciones de amenazarle en Barcelona. Lo que por sorpresa consigui¨® el holand¨¦s Van den Hoogenband en Sydney -gan¨® al australiano en los 200 metros libre-, podr¨ªa ocurrir con menos estr¨¦pito en la misma prueba y en los 400 metros libre. Le espera nuevamente el velocista holand¨¦s y viene a la caza su compa?ero Grant Hackett, cada vez con menos complejos. Hay otro adversario m¨¢s dif¨ªcil de definir. Es el prodigioso Michael Phelps, el fen¨®meno estadounidense que juega en la otra parte del cuadro. Phelps es Thorpe cuando termina Thorpe, es decir, en las pruebas que no maneja el australiano. El nadador de Maryland tambi¨¦n tiene tres r¨¦cords mundiales: 200 metros mariposa y las dos distancias de estilos (200 y 400). Y el r¨¦cord de 100 mariposa lo tiene a punto. Hay derecho a pensar que Phelps discute la supremac¨ªa al fen¨®meno de Sydney. Barcelona ser¨¢ escenario de un duelo que parec¨ªa imposible hasta este a?o. El d¨ªa que Thorpe decidi¨® probarse en los 200 metros estilos, estaba servido un duelo colosal. Phelps le espera en Barcelona, con la condici¨®n de favorito a?adida.
Aunque Thorpe ha sembrado algunas dudas, y pese a que nunca se ha sentido tan apretado por sus adversarios, ser¨ªa insensato apostar contra ¨¦l. Su capacidad para rendir al m¨¢ximo en las grandes competici¨®n no admite discusi¨®n. Si el australiano responde de forma convincente, las marcas ser¨¢n estratosf¨¦ricas en Barcelona. Lo ser¨¢n porque es un nadador excepcional y porque se ha encontrado con tres rivales dispuestos a discutirle en el agua.
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