El misterio del picor y el placer de rascarse
Una investigaci¨®n ha mostrado las ¨¢reas del cerebro activadas cuando pica una zona del cuerpo
Cuando a uno le pica algo, siente la necesidad de rascarse, pero la ciencia apenas ha comenzado a ara?ar la superficie del porqu¨¦ del picor, y c¨®mo hacer que pare. El ciclo picar/rascar se sit¨²a en el fascinante cruce del placer y el dolor, del reflejo y la compulsi¨®n, y ha recibido muy poca atenci¨®n cient¨ªfica. Hace diez a?os un peque?o grupo de investigadores internacionales sobre el picor denomin¨® a ¨¦ste "s¨ªntoma hu¨¦rfano", que estaba "tristemente olvidado".
Pero los nuevos avances est¨¢n empezando a mejorar el entendimiento cient¨ªfico del picor. Entre otros puntos, se han identificado fibras nerviosas cuya funci¨®n es la de transmitir la sensaci¨®n de picor, as¨ª como zonas cerebrales que lo procesan y ciertas mol¨¦culas que parecen provocarlo.
Se han identificado fibras nerviosas cuya funci¨®n es transmitir la sensaci¨®n de picor
Cuando el mosquito inyecta su saliva en la piel, las c¨¦lulas de la misma liberan histamina
Al centrarse en la molestia de rascarse, el cerebro termina por olvidar el picor
A quienes s¨®lo sufren ocasionalmente alguna picadura de mosquito esta noticia les dejar¨¢ impasibles. Pero muchas personas cuyo ciclo picar/rascar se ha visto alterado por sustancias neuroqu¨ªmicas a¨²n desconocidas convirti¨¦ndose en un suplicio que les deja marcas en la piel y les destroza el sue?o, se sienten profundamente frustrados ante la escasez de datos cient¨ªficos y de tratamientos para los picores.
"Hay much¨ªsima gente que padece picores", afirma Gil Yosipovitch, profesor de dermatolog¨ªa en el Centro M¨¦dico Baptista (Universidad Wake Forest en Winston-Salem, Carolina del Norte). Pero es dif¨ªcil conseguir una financiaci¨®n para este tipo de investigaciones y los tratamientos efectivos son limitados. "Creo sinceramente que nuestros pacientes se merecen algo mejor", a?ade Yosipovitch.
Quien dude de su palabra puede visitar su p¨¢gina en internet (www.itchforum.org), donde se ven cinco v¨ªdeos de pacientes que sufren dermatitis at¨®pica. Los pacientes, grabados por la noche mientras duermen, se retuercen en la cama y se clavan inconscientemente las u?as en la cara, torso, tobillos y pies, llevados sin duda por un poderoso instinto primario que los m¨¦dicos no pueden controlar.
El picor es una sensaci¨®n que conecta la piel, la m¨¦dula espinal y el cerebro en una especie de enorme carretera neural circular que tiene salidas por todas partes. El picor puede comenzar en cualquier punto del circuito -o incluso en algunos ¨®rganos, como el h¨ªgado, muy alejados de ¨¦l- y el proceso puede aumentar hasta convertirse en un intenso c¨ªrculo vicioso de picar y rascar, empeorando continuamente. En algunas ocasiones, lo ¨²nico que puede detener el ciclo es encontrar y tratar un problema que nada tiene que ver con la piel.
La picadura de mosquito es una de las pocas causas de picor que los cient¨ªficos creen entender bastante bien, pero tambi¨¦n est¨¢ llena de inc¨®gnitas. Cuando el mosquito inyecta su saliva en la piel, los anticuerpos que luchan contra las mol¨¦culas de la saliva hacen que las c¨¦lulas de la piel liberen histamina, una sustancia que provoca picor. La histamina hace que los nervios de la piel env¨ªen una se?al de alarma al cerebro a trav¨¦s de la m¨¦dula espinal.
Pero el camino exacto que recorre esa se?al y lo que ocurre cuando la alarma llega al cerebro es todav¨ªa bastante desconocido. Hasta hace poco, los investigadores pensaban que la sensaci¨®n de picor viajaba al cerebro a trav¨¦s de los mismos nervios por los que lo hac¨ªa la sensaci¨®n de dolor y que, de hecho, el picor era simplemente una forma atenuada de dolor. Pero muchos investigadores intuyeron que esa suposici¨®n ten¨ªa que ser err¨®nea. ?C¨®mo pod¨ªan compartir los mismos nervios el picor y el dolor cuando, adem¨¢s de otras diferencias, las dos sensaciones son totalmente distintas y provocan reacciones muy diferentes?
El dolor hace que uno se aparte en el acto de lo que lo provoca, mientras que el picor provoca que uno se rasque. En efecto, en 1997 un equipo de fisi¨®logos alemanes identific¨® en la piel un conjunto de min¨²sculos nervios con anchos tent¨¢culos que parecen estar destinados ¨²nicamente al picor. "Descubrir que exist¨ªa un camino espec¨ªfico para el picor supuso una verdadera revoluci¨®n", comenta Earl Carstens, neurobi¨®logo (Universidad de California en Davis). Tambi¨¦n se est¨¢ desvelando lo que ocurre en la zona del cerebro destinada a la sensaci¨®n del picor. Hace unos a?os, unos investigadores trabajaron con voluntarios inyect¨¢ndoles cantidades muy peque?as de histamina bajo la piel, creando la sensaci¨®n artificial de picaduras de mosquito. Despu¨¦s exploraron sus cerebros con tomograf¨ªa por emisi¨®n de positrones, para visualizar las zonas activadas. Cuando los voluntarios comenzaron a sentir picor, sus cerebros mostraron actividad intensa en las ¨¢reas encargadas de las sensaciones, en los sectores responsables de organizar y comenzar el movimiento y en zonas m¨¢s profundas del cerebro donde se procesan las sensaciones m¨¢s primitivas de dolor y placer. Es decir, el cerebro no posee un centro del picor espec¨ªfico, sino que el picor parece ser una red neurol¨®gica multidimensional que une la sensaci¨®n y la acci¨®n con trasfondos emocionales m¨¢s profundos.
Y si el picor es un misterio, rascarse lo es m¨¢s. En su forma b¨¢sica, la m¨¢s primitiva, el acto de rascarse es un reflejo que se controla por medio de la m¨¦dula espinal y que no requiere ninguna acci¨®n por parte del cerebro. Pero para rascarse una zona espec¨ªfica es necesario que el cerebro proporcione la estrategia, la fuerza y la coordinaci¨®n que complementen el reflejo primitivo de la m¨¦dula. "El gran misterio es la relaci¨®n entre el camino que sigue el picor y el que toma el reflejo de rascarse", se?ala Carstens. Ni siquiera se puede responder definitivamente a la pregunta b¨¢sica de por qu¨¦ el hecho de rascarse proporciona alivio al picor. La teor¨ªa general es que rascarse crea una contrairritaci¨®n: un ligero dolor que sirve para distraer neurol¨®gicamente al cerebro durante un momento. Al centrarse en la molestia que resulta de rascarse, el cerebro termina por olvidar el picor.
Sin embargo, algunas veces puede provocar m¨¢s picor, explica Yosipovitch, ya que se da?an las capas m¨¢s externas de la piel, liberando unas mol¨¦culas a¨²n no identificadas que desembocan de nuevo en la sensaci¨®n de picor.
La relaci¨®n entre dolor y picor encierra todav¨ªa m¨¢s dificultades. Es bien sabido que algunos calmantes potentes, como la morfina, provocan picores, sobre todo si se inyectan directamente en el l¨ªquido que ba?a el cerebro y la m¨¦dula espinal. Este fen¨®meno se explica de la siguiente manera: ya que la sensaci¨®n de dolor parece ser imprescindible en el proceso de disipar el picor, cuando se pierde la capacidad de sentir dolor debido a la morfina y otros f¨¢rmacos parecidos, puede aparecer un picor insistente.
Hay pruebas que apuntan a que unas mol¨¦culas naturales parecidas a las de la morfina que existen en el cerebro, los opioides, tambi¨¦n juegan un papel importante a la hora de producir la sensaci¨®n de picor. Aunque los cient¨ªficos no acaban de entender este fen¨®meno, han comenzado a usarlo para combatir algunos tipos de picor cr¨®nico para los que no hay otros tratamientos.
S¨®lo algunos tipos de picor se pueden aliviar con antihistam¨ªnicos, porque s¨®lo algunos, como las picaduras de mosquito y las reacciones al¨¦rgicas son provocados por una liberaci¨®n de histamina en la piel. La mayor¨ªa de las afecciones, como la sequedad de la piel, el eczema, las infecciones mic¨®ticas y la soriasis, no est¨¢n relacionadas con la histamina y, por tanto, rara vez mejorar¨¢n con antihistam¨ªnicos.
Los picores tambi¨¦n pueden complicar otras enfermedades: son muy comunes en personas que padecen ciertas afecciones hep¨¢ticas y renales, incluso despu¨¦s de someterse a di¨¢lisis. Diversos estudios han demostrado que los pacientes que sufren picores severos pueden aliviarse con f¨¢rmacos que contrarresten los efectos de la morfina, que surten efecto al bloquear los receptores opioides en las c¨¦lulas del cuerpo. Esto sugierea los cient¨ªficos que en algunos pacientes el picor puede deberse, al menos en parte, a que hay demasiadas mol¨¦culas opioides naturales circulando en el cerebro.
Y si la ciencia todav¨ªa est¨¢ dando trompicones para descubrir el misterio del picor, a¨²n no ha abordado el placer de rascarse. "Nadie ha averiguado por qu¨¦ es tan placentero rascarse donde pica", dice Yosipovitch.
? The New York Times
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