Deshielo celular

El Gobierno present¨® el viernes, por fin, su proyecto de reforma legal para autorizar la investigaci¨®n con embriones humanos congelados, una medida que no s¨®lo cuenta con el apoyo mayoritario de la comunidad cient¨ªfica internacional y las principales asociaciones de pacientes, sino que ha sido recomendada por dos grupos de expertos nombrados por el propio Ejecutivo: la Comisi¨®n Nacional de Reproducci¨®n Asistida y el Comit¨¦ Asesor de ?tica.

Mucho han cambiado las cosas desde que, hace dos a?os, el Gobierno amenazara con abrir expediente al investigador Bernat Soria y a su universidad por haber proyectado estos mismos experimentos que ahora van a ser autorizados. Las c¨¦lulas madre embrionarias, que prometen convertirse a corto plazo en una fuente de valiosos tejidos para tratar enfermedades ahora incurables, cuentan con la vigorosa oposici¨®n de los sectores del PP m¨¢s afines a la Iglesia cat¨®lica, y cabe felicitarse de que se hayan impuesto finalmente los sectores m¨¢s pragm¨¢ticos de ese partido.

El precio de esas tensiones internas del PP ha sido una reforma legal pacata, aunque en el buen camino. El texto resolver¨¢ el problema asfixiante en que se han convertido los cerca de 200.000 embriones humanos sobrantes de los tratamientos de fecundaci¨®n in vitro, que se han acumulado en las cl¨ªnicas de fertilidad espa?olas. Frente a la alternativa incomprensible de su destrucci¨®n, buena parte de esos embriones podr¨¢n utilizarse, con todos los controles, para la investigaci¨®n biom¨¦dica. A cambio, el Gobierno ha cedido a las presiones de la jerarqu¨ªa cat¨®lica poniendo un ¨¦nfasis excesivo en evitar nuevas acumulaciones. Los embriones generados a partir de la aprobaci¨®n de la reforma no podr¨¢n usarse para investigar, y el texto impone una limitaci¨®n a los tratamientos de fertilidad -no m¨¢s de tres ¨®vulos fecundados por tratamiento-, que entorpecer¨¢, y probablemente encarecer¨¢, la fecundaci¨®n in vitro en todas las cl¨ªnicas del pa¨ªs.

La reforma, que excluye l¨ªneas apoyadas por la mayor¨ªa de la comunidad cient¨ªfica como la clonaci¨®n terap¨¦utica, permitir¨¢, sin embargo, empezar a trabajar en Espa?a a los investigadores del ¨¢rea, algunos de los cuales se hab¨ªan visto forzados a desplazar a otros pa¨ªses sus proyectos m¨¢s competitivos.