Jap¨®n y la guerra
El Gobierno japon¨¦s ha decidido enviar un millar de soldados para participar en el esfuerzo de estabilizaci¨®n y reconstrucci¨®n de Irak. Por primera vez desde el final de la Segunda Guerra Mundial, soldados japoneses ponen pie fuera de las fronteras de su pa¨ªs. A nadie puede extra?ar que tal medida de alcance hist¨®rico haya sido objeto de una fuerte controversia en aquel pa¨ªs, con recientes escenas parlamentarias m¨¢s propias de un tumulto que de un debate pol¨ªtico. Durante la primera mitad del siglo XX, el Ej¨¦rcito japon¨¦s fue una fuerza expansionista de tremenda agresividad y crueldad que sembr¨® el terror y la desolaci¨®n por Asia, s¨®lo comparable con la actuaci¨®n de la Wehrmacht del r¨¦gimen alem¨¢n nazi por los territorios europeos que ocup¨®.
Tras la derrota de Jap¨®n en 1945, las fuerzas ocupantes estadounidenses impusieron una desmilitarizaci¨®n muy consecuente, que se prolong¨® mucho m¨¢s all¨¢ que la impuesta a Alemania, en cuyas dos partes la l¨®gica de la guerra fr¨ªa llev¨® pronto a un rearme y a la creaci¨®n de fuerzas armadas, de la OTAN y del Pacto de Varsovia.
Los paralelismos no acaban ah¨ª. Ahora Jap¨®n, como hace un par de a?os Alemania, dos pa¨ªses hace tiempo soberanos, han decidido que sus intereses y su peso econ¨®mico y pol¨ªtico requieren reflejarse en una presencia militar consecuente en las crisis internacionales de seguridad. Irak y Oriente Pr¨®ximo en general afectan muy directamente a los intereses de un pa¨ªs como Jap¨®n, dependiente al cien por cien de combustible importado. La amenaza que supone el programa nuclear de Corea del Norte es m¨¢s perceptible en Tokio que en cualquier otro lugar del mundo. Y el terrorismo islamista tiene algunos de sus focos m¨¢s activos a pocas horas de vuelo de las costas niponas.
Jap¨®n y Alemania son adem¨¢s los dos m¨¢ximos ejemplos de la historia en los que la derrota militar propia trajo consigo la imposici¨®n de una democracia con serios problemas y recortes iniciales, pero con indudable ¨¦xito a largo plazo. Y ¨¦se es precisamente el objetivo ¨²ltimo de las fuerzas militares que participan en la ocupaci¨®n de Irak.
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