Una joya a horas intempestivas
La televisi¨®n ha llegado al aberrante momento de sentirse amenazada por un buen producto, escasa especie en el mundo de dinios que nos ha tocado vivir. Hermanos de sangre es algo m¨¢s que un buen producto. Es uno excepcional, de una altura que de ninguna manera merece su emisi¨®n el viernes, a la una de la madrugada, trastero cat¨®dico que parad¨®jicamente suele recoger lo mejor de la programaci¨®n. Son las horas m¨¢s intempestivas de la noche, aquellas que se acercan al clareado, las ¨²nicas que permiten encontrarnos con el mundo perdido de la televisi¨®n. El nivel es tan decepcionante que es dif¨ªcil criticar a Tele 5 -la serie se estren¨® hace algunos meses en el canal AXN, de Canal Sat¨¦lite Digital- por ubicar una joya en una hora imposible. Al menos, la ha programado. A este punto de resignaci¨®n se ha llegado en Espa?a.
Lo peor de Hermanos de sangre es su t¨ªtulo. Sin duda, ¨¦ste es el pa¨ªs de los t¨ªtulos delirantes. Band of brothers se llama la serie, la m¨¢s costosa de la historia. Fueron 120 millones de d¨®lares los que se destinaron a producir los 10 cap¨ªtulos que narran la odisea de la compa?¨ªa Easy en los meses que siguieron al desembarco de Normand¨ªa. Tras el rodaje de Salvad al soldado Ryan, algo prendi¨® en Steven Spielberg y Tom Hanks, productores ejecutivos de una serie que retoma la mirada de Estados Unidos sobre la que ellos consideran su mejor generaci¨®n, la que combati¨® en la Segunda Guerra Mundial.
Band of brothers no es Salvad al soldado Ryan, pero participa de casi todos sus valores y de su est¨¦tica. De nuevo la guerra es el escenario que pone al hombre frente a un destino que no puede controlar. No es una serie patriotera, ni maniquea. Los soldados alemanes no son buenos, ni malos. Est¨¢n al otro de la trinchera y apenas nada m¨¢s se sabe de ellos. Son la contrafigura necesaria de los muchachos de la compa?¨ªa Easy, con las mismas incertidumbres, los mismos miedos, la misma fragilidad que produce la guerra. El nudo moral prevalece en la serie, al igual que en Salvad al soldado Ryan. Es un nudo que remite a Joseph Conrad en El coraz¨®n de las tinieblas, y a Apocalypse Now, la traslaci¨®n que hizo Francis Ford Coppola de la novela al cine.
Son hombres que se internan en territorios desconocidos y hostiles, por un mandato superior, irremediablemente, unos para buscar al comandante Kurtz, otros para encontrar al soldado Ryan, ¨¦stos para avanzar entre la locura de la guerra sin preguntarse demasiadas cosas. Son espeluznantes territorios que dan la medida del hombre ante el horror.
La serie es un canto a una Am¨¦rica que quiz¨¢ ya no existe. Desde luego es el homenaje a una generaci¨®n que dif¨ªcilmente se reconoce en la Am¨¦rica que ha invadido Irak entre mentiras y codicia. A trav¨¦s de un grupo de soldados magn¨ªficamente interpretados, con un formidable Damian Lewis a la cabeza, la serie nos habla finalmente de la guerra como met¨¢fora. Es el escenario para la generosidad, el hero¨ªsmo, la mezquindad, la vida y la muerte. No es una guerra de efectos especiales, ni de armas sofisticadas, ni de mensajes militaristas. Es, por inquietante que parezca, una guerra a la medida del hombre. Porque de eso se trata en Band of brothers, de hombres sencillos, enfrentados a desaf¨ªos ingentes. El retrato es impecable, de una emoci¨®n que nunca cae en la estridencia. En definitiva, una joya que, por poco, no encuentra cabida en nuestra televisi¨®n. Todo un s¨ªntoma del estado de las cosas.
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