La nueva sonrisa de Ra¨²l
El delantero, obligado tras irse Hierro a presidir con simpat¨ªa los actos protocolarios del Madrid
El joven que se pasea por Tokio con gafas de montura negra se parece a Clark Kent, pero no tiene nada que ver con Superman. Es Ra¨²l Gonz¨¢lez, que quiere que su vista descanse y que carga con m¨¢s responsabilidad que nunca. A sus 26 a?os, adem¨¢s de ser padre de dos hijos, es el primer capit¨¢n del Madrid, el equipo de f¨²tbol m¨¢s famoso. Si se abre una revista japonesa, lo m¨¢s probable es encontrar p¨¢ginas y p¨¢ginas de publicidad con Beckham: los productos de belleza TBC, una compa?¨ªa de alquiler de coches y Pepsi, por ejemplo. Pero es Ra¨²l quien gestiona el vestuario. A su cargo est¨¢n los discursos, los protocolos, el arreglo de los problemas internos y hasta la soluci¨®n de alg¨²n incidente diplom¨¢tico con el alcalde en funciones de Pek¨ªn.
Ra¨²l fue ayer el encargado de presentar el partido amistoso de hoy, contra el Tokio, en el estadio Nacional. Como el f¨²tbol ya no es lo que era, adem¨¢s de hablar del juego, dio un discurso acorde con los intereses comerciales del Madrid. "Ahoyu", dijo para dar los buenos d¨ªas a los empresarios japoneses. Y se se despidi¨® con un "arigat¨®". Tras ¨¦l, la plantilla, como un pelot¨®n de legionarios. All¨ª estaban Zidane, haciendo de m¨ªstico, y Figo, de atormentado, as¨ª como Ronaldo proponiendo chistes y Beckham con su sonrisa promocional. Desde su asiento, Florentino P¨¦rez, el presidente, contempl¨® su obra embelesado. Los directivos se frotaban las manos: "?Qu¨¦ bien ha estado Ra¨²l!".
El Mot¨ªn del Txistu fue el ¨²ltimo estertor del viejo orden y dej¨® a Ra¨²l en una posici¨®n nueva, obligado a exhibir la sonrisa requerida por las necesidades mercantiles. La amenaza que formul¨® Hierro de no acudir a la catedral de la Almudena y al Ayuntamiento a ofrecer el trofeo de Liga, el 23 de junio, fue un intento desesperado por que el vestuario conservara un vestigio de autonom¨ªa. Pero fracas¨®. En el club dijeron que fue Ra¨²l quien llam¨® a P¨¦rez, de madrugada, para pedirle que no tomara represalias contra Hierro; que fue Ra¨²l quien tranquiliz¨® a P¨¦rez dici¨¦ndole que el equipo cumplir¨ªa los compromisos oficiales y que ese acto de autoridad fue una toma de posesi¨®n refrendada por Guti, Helguera, Roberto Carlos, Figo y... el propio Hierro.
Ra¨²l, que en Pek¨ªn mantuvo una reuni¨®n con P¨¦rez, se qued¨® muy solo tras la crisis. De alguna manera, una vez que sus amigos ya no estuvieron, sin Redondo, sin Hierro y con Morientes fuera de lugar, el presidente se posicion¨® como su antagonista. Y Ra¨²l lo supo: nadie es invulnerable. Pero tanto P¨¦rez como ¨¦l acordar¨ªan ejercer sus cargos, por el inter¨¦s general, como dos funcionarios. Respet¨¢ndose y coordin¨¢ndose, porque es administrativamente imprescindible, y olvidando los sentimientos, porque es lo que conviene.
El alcalde de Pek¨ªn, Wang Quisan, hizo el anuncio con habilidad: "Hemos encendido las luces de la Ciudad Prohibida para que el Madrid la visite esta noche", proclam¨®, en medio de la cena con P¨¦rez y los jugadores, el viernes. La plantilla hab¨ªa hecho p¨²blica su decisi¨®n de no acudir y aquello result¨® inesperado. Pero en la Ciudad Prohibida, que s¨®lo se ilumina en las grandes ocasiones, brillaban todas las bombillas por razones imperiosas. Dec¨ªan los lugare?os que era preciso mostrar al mundo que Pek¨ªn es una ciudad libre de neumon¨ªa at¨ªpica. Y P¨¦rez, al que nada parece desconcertar, mir¨® a Ra¨²l a trav¨¦s de sus gafas de sacrist¨¢n de pueblo. Ra¨²l le respondi¨® con un gesto de complicidad y el presidente acept¨® la invitaci¨®n.
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