Seguridad y ciudadan¨ªa
Consideran precisa los autores una reflexi¨®n integral sobre el concepto de seguridad en una sociedad democr¨¢tica.
La seguridad ha sido desde los or¨ªgenes una de las responsabilidades t¨ªpicas del poder pol¨ªtico y ha estado en el coraz¨®n de la moderna estatalidad. Precisamente la idea de ciudadan¨ªa en su formulaci¨®n m¨¢s primitiva y pesimista, siguiendo a Hobbes en su Leviat¨¢n, plantea que el fundamento primordial del Estado no es otro que superar la radical situaci¨®n de guerra de todos contra todos que es la condici¨®n natural del ser humano. Es posteriormente, a partir de la crisis del absolutismo, cuando la libertad se presenta como el verdadero fin del Estado (Spinoza) o como un deber de garant¨ªa que al mismo corresponde (Rousseau, Kant).
Spinoza asocia la seguridad a un proyecto pol¨ªtico, a una esperanza, cuando sintetiza la idea de la libertad como verdadero fin del Estado, en la medida de que su fin ¨²ltimo no es dominar a los hombres por el miedo, sino, por el contrario, librarlos a todos del miedo para que vivan en cuanto sea posible con seguridad.
Seguridad y libertad son hoy pues contenidos constitutivos de la idea de ciudadan¨ªa en nuestra tradici¨®n pol¨ªtica, contenidos esenciales que, por otra parte, se relacionan de manera problem¨¢tica y que han evolucionado al ritmo de las complejidades de nuestro mundo.
La aparici¨®n del megaterrorismo, a partir de los sucesos del 11 de septiembre de 2001, ha supuesto una repentina y general puesta en valor del concepto "macro", de seguridad, en un sentido global, militar y policial que ha alterado el orden internacional y puede modificar los equilibrios institucionales y sociales de nuestras sociedades desarrolladas, y ha puesto en evidencia que el monopolio de la fuerza ya no reside s¨®lo en los Estados-Naci¨®n -que, no olvidemos, construyeron en buena medida su prop¨®sito y su foco en torno a la seguridad nacional- al hacer vulnerables a las comunidades en escenarios particulares a las condiciones o desarrollos globales, (D.Held y A. Mc Grew).
La seguridad, por otra parte, se ha convertido en una de los retos m¨¢s importantes de la gobernabilidad democr¨¢tica. Si en la ¨²ltima contienda electoral en Francia, el debate sobre la seguridad nacional polariz¨® la campa?a, eclipsando otros asuntos sobre los que se centraba tradicionalmente la atenci¨®n y las propuestas del mercado electoral, en la Conferencia y cumbre sobre gobernanza progresista celebrada recientemente en Londres, la reivindicaci¨®n de un nuevo entendimiento progresista de la seguridad vuelve a rebrotar como una de las ideas fuerza para la convivencia y el desarrollo social impulsando un debate muy necesario sobre las estrategias, compromisos y actuaciones de los gobiernos orientadas a fortalecer las capacidades de protecci¨®n humanitaria y ciudadana y a reducir de manera efectiva los riesgos sociales, en un momento especialmente delicado, en el que probablemente desde que acab¨® la Guerra Fr¨ªa, "jam¨¢s los seres humanos han estado, en todo el mundo, m¨¢s inseguros", como afirmaba recientemente Irene Khan, secretaria general de Amnist¨ªa Internacional.
Pero en este momento el deber de seguridad asumido por los poderes p¨²blicos en nuestras sociedades desarrolladas no se puede ver constre?ido a la simple y llana superaci¨®n de la "guerra de todos contra todos" , a la "dominaci¨®n de los hombres por el miedo", o a la "guerra contra el terror", sino que se debe proyectar a m¨²ltiples manifestaciones y fuentes de verdadera inseguridad que afectan a la vida y a las relaciones cotidianas de los ciudadanos en los espacios y ¨¢mbitos espec¨ªficos donde aquellas se producen.
Por ello, construir unas sociedades menos vulnerables implica entre nosotros asegurar a los ciudadanos no s¨®lo frente al delito o la violencia como el cl¨¢sico Estado liberal, sino tambi¨¦n asegurarles frente a la enfermedad, la exclusi¨®n social o la explotaci¨®n econ¨®mica, fundamento esencial del Estado Social.
Significa tambi¨¦n, y de manera creciente, la necesidad de garantizar la seguridad alimentaria, la protecci¨®n frente a los fraudes de consumo, la violencia intrafamiliar o la de los viajeros/turistas en sus desplazamientos. Nos encontramos, a su vez, con una demanda tambi¨¦n ascendente de seguridad ya sea en las relaciones laborales -donde la seguridad en el empleo se llega a justificar como algo caduco y perteneciente al pasado-, en las jur¨ªdicas, comerciales o en las financieras, como condici¨®n ineludible para el desarrollo socioecon¨®mico. Y existe una conciencia social amplificada sobre la seguridad de los ciudadanos frente a la aparici¨®n y propagaci¨®n de nuevos agentes infecciosos pat¨®genos, o a los cataclismos naturales y medioambientales, en muchas ocasiones provocados por la propia acci¨®n del ser humano, fen¨®menos que requieren nuevas respuestas y se convierten en asuntos imprescindibles en las agendas de los poderes p¨²blicos y en el desarrollo de las pol¨ªticas p¨²blicas.
Por ello resulta pertinente realizar una reflexi¨®n amplia e integral sobre el sentido y el alcance que puede presentar hoy la relaci¨®n entre seguridad y ciudadan¨ªa democr¨¢tica, como la que se va a producir en el marco del II Seminario Fernando Buesa en la Universidad de Verano en Donostia-San Sebasti¨¢n, en la primera semana de septiembre, y en la que van a participar ponentes de tanta altura como Jaume Curbet, que fue responsable de seguridad de la Barcelona ol¨ªmpica; el diplom¨¢tico Jos¨¦ Mar¨ªa Ridao, el urbanista Xerardo Est¨¦vez, la feminista Cristina Alberdi, el magistrado Juan Luis Ibarra, los profesores Javier Elzo, Enrique Echebur¨²a, Jos¨¦ ?ngel Cuerda y Pilar Lled¨®, o Guy Hengen, responsable de los "contratos locales de seguridad" en la ciudad de Burdeos.
Los problemas de seguridad a causa de la violencia de persecuci¨®n y el terrorismo son precisamente unos de los m¨¢s graves que padece la sociedad vasca, y sus repercusiones en la convivencia ciudadana tambi¨¦n tendr¨¢n acogida, por su indudable inter¨¦s, en este foro universitario. Pero la continuidad del necesario combate c¨ªvico frente al terrorismo no debe excluir efectuar una nueva mirada sobre estas otras manifestaciones de la inseguridad que acechan no s¨®lo a los Estados, sino principalmente a las personas, a sus vidas y a sus derechos.
La seguridad, uno de los valores que han guiado la identidad y construcci¨®n de Europa, mantiene hoy su plena vigencia en la construcci¨®n de la ciudadan¨ªa en este siglo XXI, pero para ser fieles a nuestro tiempo tendremos que intentar contribuir a acu?ar los conceptos y a dise?ar las respuestas que m¨¢s id¨®neamente se correspondan con los problemas reales de los ciudadanos y ciudadanas.
Javier Blanco Herranz y Javier Otaola Bajeneta son codirectores del II Seminario Fernando Buesa en la UPV.
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