Bajo palio
San Sebasti¨¢n es una ciudad tan cosmopolita que tiene palio. Bueno, palios. El primero le viene del mar -mirando al mar so?¨¦- y es el bajo palio sonrosado de la luz crepuscular que tantas tonter¨ªas hace exclamar a las parejas de enamorados y m¨¢s cuando est¨¢n de fiesta; quiero decir cuando se ven implicadas en el traj¨ªn festivo de una Semana Grande con su m¨²sica variada y su gran ambiente, no cuando se toman fiesta uno del otro, porque entonces no se dicen tonter¨ªas bajo el palio sonrosado, sino verdades como pu?os que lo ponen morado y entonces m¨¢s que un atardecer rom¨¢ntico-festivo parece un ojo con kalimotxo, que es adonde quer¨ªa ir a parar. Porque el segundo palio lo tiene Donostia debido a su car¨¢cter de ciudad de la tolerancia. Uno se mete en la Parte Vieja en fiesta y se ve forzado a circular bajo el palio de la excarcelaci¨®n de los presos. Decenas de pancartas colgadas de los balcones m¨¢s altos convierten el cielo de lo Viejo en un cielo que quieren reivindicativo pero que resulta ominoso e injusto, porque ?qu¨¦ puede esperar un convicto sino salir cuando le toque? Pero no seamos aguafiestas, una ciudad tolerante debe admitir los pros y los contras. E incluso los toros.
Para sarao, el del otro d¨ªa. Se inici¨® con la traca del permiso judicial y luego le siguieron la quema de la bandera, unas declaraciones de lo m¨¢s explosivas y los vivas a los incendiarios y la dinamita
Aunque para sarao el del otro d¨ªa. Se inici¨® con la traca -era de traca- del permiso judicial y luego le siguieron la quema de la bandera, unas declaraciones de lo m¨¢s explosivas y los vivas a los incendiarios y la dinamita. Parec¨ªa la hora de los fuegos. Pero no, todav¨ªa quedaba mucho, tanto que buena parte de los participantes, sobre todo el mocer¨ªo y algunas de sus ex testas coronadas, se fue a calmar la sed a los muchos bares de cierta calle de la Parte Vieja que tienen por zona propia o liberada. Y eso que hab¨ªa una huelga de hosteler¨ªa convocada por ELA y LAB. Claro que, la hab¨ªan restringido. Huelga s¨ª, pero que la crisis que la paguen los capitalistas, o sea los tres hoteles m¨¢s grandes de la ciudad. ?Para qu¨¦ incomodar al peque?o y honrado comerciante que bastante tiene con que no le echen en cara que el kalimotxo lleve esa sustancia repugnantemente imperialista llamada Coca-Cola mientras sacia la justa sed de los justos? Verdad es que cuando se est¨¢ de fiesta no se puede pedir coherencia. Hubo un tiempo en que el mismo sector de justos clamaba contra la ciudad porque admit¨ªa que determinadas marcas de alcohol patrocinasen eventos de las fiestas y eso no era alcoh¨®licamente correcto, lo que no imped¨ªa que al mismo tiempo exigiesen a pedradas la instalaci¨®n de txosnas para el financiamiento alcoh¨®lico de otras luchas.
Y en ¨¦sas debemos seguir. Lucha y jarana, jaia eta borroka. Dos palios. ?O ser¨¢ dos txapelas? Mi amiga Cristal, como es muy transparente, lo expresa sin rodeos: "Chico, hay que divertirse, bastante halo de tristura tenemos durante todo el a?os con (baja la voz) ¨¦sos como para dejarnos amargar las fiestas". Y se marca un pasodoble en la plaza de Zuloaga, es decir, bajo los auspicios del museo de San Telmo, el lugar adonde acudimos los que tendr¨ªamos a?os como para estar dentro. Dentro del santo no, del museo. Pero como dice Cristal, ah¨ª s¨®lo entran los que quieren, porque mientras el cuerpo aguante... Ella, tan guapetona y movediza. Hace ya un buen rato que el palio sonrosado ha dejado paso al sat¨¦n, una seda nocturna m¨¢s cubriente que juega pizpireta en el escote de Cristal. La brisa del mar refresca un poco el plomo del bochorno y trae r¨¢fagas del concierto de Sag¨¹¨¦s. Cristal est¨¢ deseando correr all¨ª, con los j¨®venes, su elemento: "Mi elemento...", dice so?adora. Luego, baja la voz y pregunta: "?Crees que har¨¢n otra el d¨ªa de la izada de las banderas?". C¨®mo saberlo, le respondo, para eso habr¨ªa que ser juez.
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