Urnas, tras el genocidio
No han sido unas elecciones limpias. Ha reinado un clima de temor. La oposici¨®n estaba amordazada, cuando no amenazada. Los observadores internacionales han apuntado la falta de debate p¨²blico, con los medios volcados en favor de Paul Kagame, presidente provisional desde 2001, y general al frente de los rebeldes que derrocaron al Gobierno hutu que organiz¨® en 1994 la matanza de 800.000 tutsis en 100 d¨ªas, uno de los mayores horrores de la historia y verg¨¹enza para la comunidad internacional que no hizo nada para impedirlo.
En un pa¨ªs en el que los hutus representan un 85%, es algo m¨¢s que sospechoso que Kagame, tutsi, se haya proclamado vencedor con casi un 95% de los votos. El opositor Faustin Twagiramunyu, ex primer ministro hutu moderado, s¨®lo ha logrado un 3,5% de los votos y anunciado que recurrir¨¢ las elecciones ante el tribunal supremo. La cuesti¨®n es si Kagame lograr¨¢, en este septenato refrendado por una apariencia de comicios, seguir sacando a Ruanda del pozo de horror y miseria en el que hab¨ªa ca¨ªdo. La econom¨ªa ha vuelto a crecer, el a?o pasado un 9%. Pero con este tipo de elecciones trucadas corre el riesgo de que las tensiones ¨¦tnicas crezcan en la olla a presi¨®n de un sistema que se asemeja demasiado al del partido ¨²nico que tan nocivo result¨® en tantos pa¨ªses africanos tras las descolonizaciones de los a?os sesenta.
Kagame debe fomentar no ya la reconciliaci¨®n, sino una convivencia entre hutus y tutsis que parec¨ªa imposible. Muchos de los asesinos de 1994 que fueron juzgados y condenados han sido puestos en libertad y deambulan entre las familias de las v¨ªctimas. Es una
situaci¨®n dif¨ªcil de aceptar para esas personas. Muchos secretos de aquellos horrores permanecen reprimidos, y, pese a la prohibici¨®n de usar pol¨ªticamente el se?uelo ¨¦tnico, estas primeras elecciones presidenciales desde 1994 han puesto de manifiesto las mismas tensiones tribales que exist¨ªan entonces, aunque ahora en una sociedad traumatizada que quiz¨¢ lo ¨²nico que busca es vivir en paz.
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