La segunda muerte de Pierre Poujade
Pierre Poujade muri¨® pol¨ªticamente en 1958, despu¨¦s de revolucionar Francia y contribuir de manera decisiva al hundimiento de la IV Rep¨²blica y al acceso al poder del general De Gaulle, y muri¨® f¨ªsicamente ayer mi¨¦rcoles, a 82 a?os, en su domicilio del Aveyron. S¨®lo su heredero pol¨ªtico, al que ¨¦l nunca reconoci¨® tal condici¨®n, Jean-Marie Le Pen, rindi¨® homenaje al hombre que durante la d¨¦cada de los cincuenta quiso encarnar la Francia profunda y puso en pie un vendaval populista que convirti¨® el apellido en sin¨®nimo de un movimiento pol¨ªtico: el "poujadismo".
Todo comenz¨® en 1953, como una rebeli¨®n antifiscalista de los "trabajadores independientes", los "artesanos y comerciantes", la Francia "de abajo" contra las "200 familias". Poujade se puso al frente de un movimiento de protesta de quienes ve¨ªan con inquietud un pa¨ªs en el que los ingenieros y los t¨¦cnicos cualificados desplazaban a mec¨¢nicos y soldadores, en la que los supermercados hund¨ªan los colmados y en la que los m¨¦dicos especialistas suplantaban al viejo doctor.
Su llamamiento al boicoteo fiscal se mezcla con un discurso patri¨®tico, aut¨¢rquico y antiparlamentario. Los comunistas intentaron capitalizarlo y encauzarlo en su denuncia de los monopolios, pero Poujade supo maniobrar en nombre de la "independencia apol¨ªtica". En 1955, en la mitad de los departamentos de Francia, era literalmente imposible efectuar un control fiscal debido al respaldo popular a las tesis de Poujade.
En 1956, Poujade present¨® una formaci¨®n a las elecciones legislativas y se hace con el 12% de los votos, con 2.600.000 sufragios y 53 esca?os. La clase pol¨ªtica tradicional vio como la tierra se abr¨ªa bajo sus pies, descubri¨® que el orador al que tachaban de "demagogo" o "payaso" era m¨¢s escuchado que los l¨ªderes de la decena de partidos que compon¨ªann el inestable mosaico de la IV Rep¨²blica. Entre los 53 diputados poujadistas no figuraba Pierre Poujade porque ¨¦l no quer¨ªa "perder el tiempo" en la Asamblea Nacional, pero s¨ª un joven bullanguero llamado Jean-Marie Le Pen que, antes de dos a?os, se enrol¨® como paracaidista voluntario en el Ej¨¦rcito que luchaba en Argelia.
En 1958, las legislativas que sucedieronn al semigolpe de Estado que llev¨® a De Gaulle al poder, fueron el canto de cisne del poujadismo. S¨®lo 600.000 franceses segu¨ªan vot¨¢ndole. El general asumi¨® una parte de su discurso al potenciar el presidencialismo por encima del parlamentarismo, al endosar la ambici¨®n de grandeza patri¨®tica y, sobre todo, enterr¨® a Poujade al modernizar el Estado y apoyarse en las clases emergentes en vez de hacerlo en la Francia rural o de peque?os comerciantes que se desvanec¨ªa.
El populismo de Poujade reaparece a mediados los a?os ochenta a trav¨¦s de la figura y las palabras de Le Pen. El componente racial y antiemigrante juega el papel nuclear que antes desempe?aban los impuestos locales, pero en otros muchos aspectos la ret¨®rica de Le Pen es la misma que la de su anciano patr¨®n ahora fallecido. El problema para Francia es que no hay ning¨²n De Gaulle en el horizonte.
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