El a?o de las urnas
La semana que comienza este lunes abre uno de los periodos pol¨ªticos m¨¢s intensos de nuestra historia reciente: cinco elecciones en menos de 10 meses (Madrid, Catalu?a, Andaluc¨ªa, generales y europeas) y el cambio de dirigente en el partido que gobierna el pa¨ªs desde hace casi ocho a?os. Lo que m¨¢s llama la atenci¨®n es que van a ser procesos electorales recorridos por importantes debates, con opciones diversas o enfrentadas. El ambiente estar¨¢ marcado por la presencia del Ej¨¦rcito espa?ol en Irak, colaborando, por primera vez en muchas d¨¦cadas, en la ocupaci¨®n militar de un lejano pa¨ªs. Y, desde el punto de vista interno, por la irrupci¨®n de un debate que parec¨ªa controlado, y que se mueve siempre en un filo inquietante: la estructura territorial y el Estado de las autonom¨ªas.
"?stos van a ser los siete meses m¨¢s largos e intensos de la vida pol¨ªtica de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero", reconoce uno de sus asesores
El escenario ser¨¢ tambi¨¦n in¨¦dito. En un lado estar¨¢n el presidente del Gobierno y su sucesor, en una cohabitaci¨®n desconocida hasta ahora y, sin duda, complicada. El territorio ideol¨®gico ha sido acotado por Aznar hasta un extremo tan marcado que no parece que deje mucho espacio para que el nuevo candidato exponga sus propias ideas o, por lo menos, introduzca algunos matices. Pero la experiencia demuestra que en el PP, como en cualquier partido, ser¨¢ dif¨ªcil que exista aznarismo sin Aznar.
"Aunque ahora pueda parecer que un candidato es m¨¢s acomodaticio a la presi¨®n de Aznar que otro, llegado el momento de la verdad es dif¨ªcil saber c¨®mo reaccionar¨ªa cada uno", mantiene un ex ministro que conoce a los posibles herederos.
En el otro extremo se encuentra el PSOE, con un equipo relativamente nuevo que hab¨ªa decidido, hace menos de un a?o, desarrollar una l¨ªnea de oposici¨®n "tranquila" y que de repente se ha visto obligado a cambiar completamente de estrategia.
"?stos van a ser los siete meses m¨¢s largos e intensos de la vida pol¨ªtica de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero", reconoce uno de sus asesores, que admite que todo el peso del partido va a recaer sobre las espaldas del secretario general porque es lo m¨¢s s¨®lido de que disponen. Zapatero, que va a estar estos meses casi permanentemente frente a las luces y sin mucho escudo de protecci¨®n, necesita alg¨²n triunfo antes de que lleguen a las generales de marzo. Todo el PSOE tiene puestas sus esperanzas en las elecciones catalanas; mucho m¨¢s que en las de la Comunidad de Madrid, que casi dan por perdidas. "Catalu?a es realmente nuestra piedra de toque".
De momento, la mayor volatilidad en la situaci¨®n pol¨ªtica la pone la crisis de Irak, que se ha convertido en la principal fuente de preocupaci¨®n del PP y en la arena elegida por los socialistas para reclamar responsabilidades, contrarrestar las ofensivas del PP y atacar la honorabilidad del presidente del Gobierno.
Relaci¨®n privilegiada
La crisis en Irak est¨¢ discurriendo por cauces profundamente irritantes para Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, seg¨²n reconoce uno de sus asesores. Primero, porque, lo quiera o no, afecta a su credibilidad, y porque puede verse alcanzado por la tempestad que se est¨¢ formando en el Reino Unido en torno al primer ministro Tony Blair, antes de que le d¨¦ tiempo a retirarse formal y voluntariamente de la primera l¨ªnea de la vida pol¨ªtica sin ning¨²n tipo de esc¨¢ndalo.
Segundo, porque d¨ªa a d¨ªa aumenta el riesgo que est¨¢n corriendo los 1.300 soldados espa?oles enviados a petici¨®n del Gobierno norteamericano. Y tercero, porque Aznar siempre apost¨® por la idea de que la implicaci¨®n espa?ola en la guerra de Irak le permitir¨ªa establecer una relaci¨®n privilegiada con Estados Unidos, reclamar un puesto m¨¢s relevante en el mundo y sumar a Espa?a al eje atlantista m¨¢s activo.
Tal y como van las cosas sobre el terreno, el debate se est¨¢ planteando en t¨¦rminos mucho menos brillantes: ?qu¨¦ hace el Ej¨¦rcito espa?ol en Irak?, ?qu¨¦ sucede si se consolida en ese pa¨ªs un movimiento de resistencia contrario a la presencia de norteamericanos y brit¨¢nicos?
"A la espera de que Estados Unidos acepte que la ONU tenga un papel lo suficientemente importante como para amparar, y explicar, la presencia espa?ola, Aznar intenta salir del embrollo defendiendo lo hecho hasta ahora, y asegurando que se trata de una lucha antiterrorista", afirma un analista espa?ol destinado en la OTAN. "Pero en realidad est¨¢ cogido entre dos fuegos, porque su Gobierno apoya sin matices al presidente Bush, pero al mismo tiempo suspira por un mayor protagonismo de la ONU que le permita salvar la cara".
"Es muy dif¨ªcil que un presidente del Gobierno espa?ol pueda mantener indefinidamente tropas en Irak si los soldados se ven envueltos en enfrentamientos armados y empiezan a sufrir bajas, o a provocarlas", explica el mismo analista. "Eso lo sabe el presidente Aznar y lo sabe su posible sucesor, as¨ª que, sea quien sea, estar¨¢ so?ando ya con poder sacarlos de all¨ª o al menos poder ponerlos bajo bandera azul y disminuir los riesgos".
"La irritaci¨®n de Aznar se aprecia en sus desplantes al Parlamento espa?ol", critica un diputado de CiU, que se pregunta si el presidente del Gobierno piensa acudir a Estados Unidos a finales de este mes para entrevistarse con George Bush sin haber dado respuesta, antes, a los llamamientos de la oposici¨®n para que comparezca ante el Congreso de los Diputados. "Ser¨ªa francamente algo bochornoso", sentencia.
Al margen del problema iraqu¨ª, el calendario pol¨ªtico espa?ol viene sobre todo marcado por la elecci¨®n del sucesor de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar como candidato del PP a la presidencia del Gobierno. Dirigentes del partido y muchos ministros admit¨ªan a¨²n este fin de semana que no ten¨ªan "ni idea" de qui¨¦n podr¨ªa ser el elegido.
Lo mismo uno que otro
Los dirigentes populares, en su af¨¢n por jugar la carta de la unidad, que consideran clave para el ¨¦xito de la operaci¨®n, han conseguido transmitir la extra?a idea de que les da igual, realmente, qui¨¦n sea su candidato. "Quiz¨¢ resulte un poco absurda la imagen de un grupo de pol¨ªticos a quienes les da lo mismo uno que otro l¨ªder, pero la opini¨®n p¨²blica olvidar¨¢ todo eso en cuanto se sepa el nombre del sucesor", afirma, algo sorprendido por la pregunta, un experto electoral del PP.
Otra cosa, admite, es que los interesados, y las personas integradas m¨¢s o menos en sus respectivos equipos, compartan la misma indiferencia. "L¨®gicamente, hay segundas filas que tendr¨¢n mas o menos posibilidades seg¨²n qui¨¦n sea el sucesor de Aznar". Asegura que nadie en el PP est¨¢ molesto por el absoluto control del proceso de que hace gala el presidente del Gobierno, pero acepta que hay algunas voces molestas por el "lent¨ªsimo ritmo" con el que se est¨¢ desarrollando el cambio.
Pese a la aparente calma chicha que Aznar ha impuesto durante casi todo el mes de agosto entre sus filas, algunos dirigentes admiten que no todo ha sido tan tranquilo.
Se sabe, por ejemplo, que Rodrigo Rato y Mariano Rajoy celebraron a principios de mes una comida mano a mano sin Javier Arenas, como era lo habitual hasta ese momento. Diputados cercanos a uno y otro aseguran que sus respectivos jefes de fila no sab¨ªan todav¨ªa qui¨¦n era el elegido y que simplemente se prometieron lealtad. ?Se prometieron tambi¨¦n un cierto reparto de poder entre sus segundas filas? "No", mantiene un dirigente provincial que se considera cercano a Rato. "Una cosa es que tanto Rato como Rajoy quieran que se incorporen a futuros gobiernos populares personas que ellos consideran valiosas, y otra, que crean que est¨¢n obligados a aceptar un equipo cerrado, como algunos se est¨¢n empe?ando en hacer correr".
La idea de que el sucesor tiene que respetar a un equipo que ya existe ha sido defendida por algunos ministros y dirigentes populares, probablemente para tranquilizar a sus propios equipos y reclamar atenci¨®n al futuro candidato sobre sus situaciones personales. Recientemente, sin embargo, han empezado a surgir opiniones en contra. Incluso el propio Rajoy aprovech¨® unas declaraciones veraniegas para resaltar que el candidato a presidente del Gobierno tendr¨ªa que disponer de manos libres para formar su propio equipo.
Las peleas internas entre los distintos equipos forman parte de la l¨®gica de los partidos pol¨ªticos y de casi todo tipo de organizaci¨®n. Lo novedoso en el caso del PP es la extremada rigidez del programa que va a dejar Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar a su sucesor en todos y cada uno de los aspectos que ¨¦l considera b¨¢sicos. "El presidente del Gobierno deja perfectamente claro lo que piensa", asegura un asesor pr¨®ximo a La Moncloa. ?Piensan lo mismo Rodrigo Rato o Mariano Rajoy respecto a la inmovilidad de los estatutos de autonom¨ªa, la exigencia del d¨¦ficit cero pase lo que pase, el papel de Espa?a en el mundo, la situaci¨®n en Irak o la importancia de la religi¨®n? "En lo b¨¢sico s¨ª", mantiene un diputado pr¨®ximo a Rajoy. Pero a?ade, como si fuera gallego: "Claro que en pol¨ªtica lo importante son los matices, ?no?".
En lo que parecen coincidir todos los seguidores de Rodrigo Rato y de Mariano Rajoy es en que ellos dos son los ¨²nicos candidatos posibles. Medios econ¨®micos y financieros dan por seguro a Rato, mientras que el sector cl¨¢sico del PP, representado por personas pr¨®ximas a Francisco ?lvarez Cascos, resalta el papel de Rajoy. Y entre ellos hacen c¨¢lculos y predicciones sobre la posibilidad de que Rajoy siguiera en un Gobierno presidido por Rato, mientras que descartan la posibilidad inversa.
"Lo ¨²nico que todos damos por seguro", bromea un veterano diputado, "es que sea quien sea el candidato, si gana las elecciones, tendr¨¢ un vicepresidente cantado: Javier Arenas". El secretario general ha recibido este verano en Andaluc¨ªa a buena parte de los cargos importantes de su partido y sigue desplegando una actividad feroz como agresivo portavoz de su partido.
Nadie en el PP parece disponer de una explicaci¨®n coherente a la desaparici¨®n en casi todas las listas del tercer vicesecretario del partido, Jaime Mayor Oreja, que figur¨® al principio en igualdad de condiciones con Rato y Rajoy. Personas pr¨®ximas al pol¨ªtico vasco niegan que se haya retirado voluntariamente de la carrera. Algunos aventuran la idea de que Mayor Oreja, en cuanto dem¨®crata cristiano, ha contado siempre con la oposici¨®n de importantes sectores del PP. "Entre nosotros es broma recordar que la Democracia Cristiana acab¨® ya en Espa?a con dos partidos, UCD y AP. Por ahora", ironiza un diputado de procedencia liberal.
Campo de enfrentamiento
Todos los grupos pol¨ªticos coinciden en que el tema de la organizaci¨®n territorial del Estado es el campo que eligieron Aznar y su equipo m¨¢s ¨ªntimo de colaboradores desde hace meses para atacar al PSOE. El mensaje se ha ido perfilando y endureciendo hasta llegar a la formulaci¨®n actual: ya no se trata de oponerse y de bloquear el llamado plan Ibarretxe (objetivo en el que coincide con los socialistas), sino de cerrar el paso a cualquier reforma de los estatutos de autonom¨ªa. El modelo auton¨®mico est¨¢ cerrado, mantiene Aznar, convencido de que esa postura le atraer¨¢ miles de votos en amplios sectores del pa¨ªs y de que plantear¨¢ serios problemas a los socialistas, que parten de un modelo te¨®rico federal, mucho m¨¢s abierto.
"Nosotros no nos jugamos nada en Catalu?a", explica un dirigente popular. "S¨®lo podemos mejorar respecto a los resultados anteriores, que fueron muy malos". La incorporaci¨®n de Josep Piqu¨¦, estiman, ayudar¨¢ a suavizar la imagen, mientras que se mantiene un discurso duro de enfrentamiento con Pasqual Maragall, con la esperanza de arrebatarle algunos votos en los medios de la inmigraci¨®n de cinturones industriales.
En privado, algunos expertos populares admiten que Aznar quiere enfocar las elecciones catalanas como un test para Rodr¨ªguez Zapatero. Desde su punto de vista, ser¨ªa la primera ocasi¨®n de lanzar el debate sobre la idea de Espa?a que volver¨¢ a ser la piedra de toque en marzo de 2004 y de ir comprobando su efecto en el electorado de toda Espa?a.
El debate no parece preocupar a Pasqual Maragall, convencido de que sus votantes le conocen perfectamente desde su ¨¦poca de alcalde de Barcelona y de que no desconf¨ªan de su lealtad a la Constituci¨®n. Pero s¨ª inquieta, y mucho, en las filas del PSOE, donde se temen los efectos que puede tener en Andaluc¨ªa, Asturias o Castilla la utilizaci¨®n electoral del tema de la cohesi¨®n territorial de Espa?a.
"La campa?a del PP en este asunto ha sido tan insidiosa y sucia que ha tenido una virtud: nos ha hecho comprender que no podemos distraernos un minuto", asegura un dirigente del PSOE, que admite que han recibido muchas cr¨ªticas internas por su manejo de la crisis de Madrid y por el hecho de que parecieran completamente absorbidos por esa batalla.
Finalmente, el PSOE ha decidido organizar una nueva estrategia. "La idea es salir del rinc¨®n defensivo en que quieren meternos y lanzar una ofensiva clara de nuestras propias posiciones, en defensa de la Constituci¨®n y de las autonom¨ªas", explica un miembro de la ejecutiva socialista. Las encuestas, asegura, indican que los electores no creen que el PSOE pueda poner en peligro la unidad de Espa?a.
Los socialistas quieren abrir esa campa?a con motivo del 25? aniversario de la Constituci¨®n. "Tenemos que ser capaces de explicar que el se?or Aznar prefiere en Catalu?a a Artur Mas, que es un nacionalista con tesis soberanistas, antes que a Pasqual Maragall, simplemente porque es un socialista y porque su victoria dar¨ªa fuerzas a Zapatero en el resto de Espa?a", asegura un dirigente nacional.
Evitar debates
El problema es que, antes que nada, el PSOE tiene que estrechar sus propias filas y evitar pol¨¦micos debates internos. "Eso ya lo hemos logrado", mantiene un miembro de la ejecutiva. "Bono, Maragall o Chaves dicen las mismas cosas". Otros destacados militantes tienen sin embargo m¨¢s dudas sobre la capacidad del actual equipo dirigente para controlar los distintos discursos. "Lo peor que nos puede pasar es que Zapatero d¨¦ la impresi¨®n de no controlar al partido en estos temas", reconoce un miembro de la ejecutiva. "Es evidente que este debate no es el que m¨¢s nos conviene frente a unas elecciones generales porque no siempre somos capaces de dar el mismo mensaje en todas partes", acepta otro dirigente socialista, "pero una vez que el PP ha abierto ese boquete, lo que no podemos hacer es acobardarnos". "Somos quienes m¨¢s hemos defendido el Estado de las autonom¨ªas y la Constituci¨®n. El PP jam¨¢s lo ha hecho, y ahora sigue poniendo todo en peligro", insiste.
La ejecutiva socialista es consciente de que necesita que entren en funcionamiento todos los resortes del partido para hacer frente a lo que considera una ofensiva brutal. El peligro es que determinados sectores no se sientan implicados en la batalla de la direcci¨®n por problemas anteriores.
El equipo de Zapatero afirma que la etapa de la oposici¨®n tranquila se ha acabado y que el secretario general ha marcado ya una nueva l¨ªnea. A partir de ahora, se trata de mejorar el frente interno con la "visualizaci¨®n" de un equipo m¨¢s amplio que no suplante a la ejecutiva, pero que permita llegar a sectores m¨¢s extensos de la sociedad. El problema que suscit¨® la presencia en esos equipos del economista Miguel Sebasti¨¢n ha sido superado, y la idea, finalmente aceptada por miembros de la ejecutiva como Jordi Sevilla, que se hab¨ªan sentido postergados. Muchos recordaron que s¨®lo cuatro de los 37 miembros de la ejecutiva que presid¨ªa Felipe Gonz¨¢lez en 1982 fueron llamados a formar parte del Gobierno.
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