Catalu?a en peque?o
Se llama Isidre Castells, naci¨® en Mollet hace 83 a?os y vive en el barrio de Sant Andreu. Lo menos que puede decirse de ¨¦l es que no ha tenido una vida f¨¢cil. A los 17 a?os le enrolaron en la quinta del Biber¨®n y le toc¨® combatir en el frente de Balaguer y en la batalla del Ebro con el ej¨¦rcito republicano. Lo pas¨® muy mal con los combates y con el tifus que cogi¨® despu¨¦s de beber el agua encharcada de los surcos que dejaban los carros. Al final de la guerra fue internado en un campo de concentraci¨®n en Horta, donde volvi¨® a pasarlo muy mal. Cuando por fin qued¨® libre, se encontr¨® con que no ten¨ªa "ni madre, ni padre ni casa". Ten¨ªa que reinvertarse su vida, y para ello se fue a vivir a Sant Andreu y encontr¨® trabaj¨® en la f¨¢brica Vila del Clot, en el ram de l'aigua. Durante muchos a?os complet¨® sus ingresos haciendo de pintor a domicilio los fines de semana. "Cuando me jubil¨¦", explica con una mirada clara, como si todo lo que explicara fuera evidente, "no me gustaba ir a los bares, sino que prefer¨ªa quedarme en casa. Ten¨ªa que hacer algo y el resultado fue esa Catalu?a en miniatura que he construido en el jard¨ªn de casa. Yo me entretengo mientras lo hago, y a la gente le gusta".
En el jard¨ªn m¨ªnimo de Isidre Castells hay reproducciones de la Sagrada Familia, de Montserrat, de la Pedrera, del Arco de Triunfo...
La Catalunya en petit de Isidre Castells se encuentra en la calle de Grau del barrio de Sant Andreu, en un apacible callej¨®n de casas bajas, sin coches ni humos, que trae a la memoria recuerdos del pueblo que fue este popular barrio antes de ser engullido por la gran ciudad. Cada casa tiene enfrente, al otro lado de la calle, un peque?o jard¨ªn que anta?o fue un huerto con un pozo. Cada vecino lo ha redise?ado a su manera: algunos han plantado ¨¢rboles de sombra, otros lo han habilitado como cobertizo y hay quien insiste en mantener un huerto que ya tiene mucho de urbano. Isidre Castells empez¨® hace 20 a?os a convertirlo en escenario de su Catalunya en petit.
Todo empez¨® porque Castells quer¨ªa sacar unas malas hierbas del jard¨ªn y pens¨® que estar¨ªa bien echarle un poco de cemento. Despu¨¦s se le ocurri¨® lo de construir edificios famosos de Catalu?a en peque?o y hacer una especie de miniparque tem¨¢tico. Con arena, portland y mucha paciencia, empez¨® a fabricar sus maquetas y las recubri¨® con trencad¨ªs, al estilo de Gaud¨ª. All¨ª pueden verse ahora, en un jard¨ªn m¨ªnimo, las reproducciones en peque?o de la Sagrada Familia, de Montserrat, de la Pedrera, del Arco de Triunfo, de la Moreneta, de la Vall de Bo¨ª, de la fuente de Canaletes, del Tibidabo, del hospital de Sant Pau, del monasterio de Ripoll, del castillo de Peralada, del pueblo de Pals, de Lloret, dels castellers, de la sardana... y un largu¨ªsimo etc¨¦tera, hasta completar cerca de cien monumentos representativos de Catalu?a. Escolt¨¢ndolos, en las paredes, est¨¢n los escudos del Bar?a, del Sant Andreu, de Mollet, de Barcelona... y una serie de arcos, algunos recubiertos de conchas, sobre los que se posan los p¨¢jaros de piedra hechos tambi¨¦n por Castells. "Me gusta cuando vienen los p¨¢jaros de verdad y se ponen a piar a su lado", comenta Castells. "Es como si les dieran vida".
Llama la atenci¨®n, en un rinc¨®n del jard¨ªn, una estatua que no reproduce ning¨²n monumento. Es la de un perro negro, probablemente un petaner, que parece vigilar que nadie toque las maquetas del sobrecargado jard¨ªn. "Lo encontr¨® nuestro hijo cuando estaba abandonado e iba solo por la calle", explica Rosa Anglada, la esposa de Castells. "Vivi¨® con nosotros durante 12 o 13 a?os y mi marido quiso enterrarlo aqu¨ª y dedicarle una estatua. Lo llamamos Soltri, porque estaba sol y trist cuando lo encontramos. Lo quer¨ªamos mucho y cuando mi marido paseaba con ¨¦l sol¨ªa recoger trozos de cer¨¢mica que encontraba tirados. Fue con esos trozos con los que levant¨® su Catalunya en petit".
Por la calle de Grau pasa a menudo gente para admirar la obra de Castells. Un d¨ªa, recuerda el matrimonio, hasta vino un autocar de turistas y a menudo vienen colegios. "Cuando me levanto por la ma?ana", explica Isidre Castells con aire preocupado, "lo primero que hago es mirar desde la ventana para ver si han roto o si se han llevado algo. Hay gamberros que disfrutan destrozando y aqu¨ª han venido m¨¢s de una vez. Un d¨ªa hubo unos que se quer¨ªan llevar la maqueta de la Pedrera, pero se les cay¨® al suelo y se rompi¨®. La tuve que recomponer con paciencia. Otros me destrozaron la estatua de los castellers, que es muy laboriosa. Es una pena...". "Hacer la Catalunya en petit le ha dado vida", comenta su esposa con una sonrisa emocionada. "Lo ha mantenido ilusionado en los ¨²ltimos a?os". Isidre Castells, a su lado, se lamenta: "Lo que me sabe mal es que los del Ayuntamiento de Sant Andreu no hayan venido a decirme nada. No quiero ni medallas ni nada parecido, pero estar¨ªa bien que alguien del consistorio pasara por aqu¨ª y me dijera que est¨¢ bien lo que he hecho. Han sido muchos a?os... Adem¨¢s, la iglesia de Sant Andreu la he hecho en mi Catalunya en petit con dos torres, aunque en realidad s¨®lo tiene una.Es una manera de mantener la esperanza de que alg¨²n d¨ªa se completar¨¢". Cuando miro la iglesia, con una inscripci¨®n que dice "Per qu¨¨ no dem¨¤?", pienso que esas dos torres que no se corresponden con la realidad son la manera que ha encontrado Isidre Castells para corregir el presente, para recomponer la vida y mejorarla, aunque sea en otra escala, en peque?o. Y es que, ciertamente, la vida de Isidre Castells no ha sido nada f¨¢cil.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.