Jaime Salinas gana el Comillas con el primer tomo de sus memorias
El volumen finaliza en 1955, en el momento en el que empieza a trabajar en una editorial
El acta del jurado que concedi¨® ayer el XVI Premio Comillas al libro Traves¨ªas. Memorias (1925-1955) destaca "el in¨¦dito punto de vista sobre una parte del exilio espa?ol" que ofrece el hijo del poeta Pedro Salinas gracias a un "h¨¢bil entrelazamiento de an¨¦cdota personal y perspectiva hist¨®rica que hace de este libro una obra mayor dentro del g¨¦nero autobiogr¨¢fico". Jaime Salinas, en conversaci¨®n telef¨®nica desde Islandia, subray¨® su condici¨®n de ap¨¢trida.
"Lo m¨ªo ha sido siempre ir de un puerto a otro, sin residencia fija, sin un hogar"
"Lo m¨ªo ha sido siempre ir de un puerto a otro, sin residencia fija, sin un hogar, por eso el libro se llama Traves¨ªas", explica Jaime Salinas del primer volumen de sus memorias que ayer obtuvo el Premio Comillas de biograf¨ªa, autobiograf¨ªa y memorias que convoca Tusquets. El jurado estuvo formado por Jorge Sempr¨²n (presidente), Miguel ?ngel Aguilar, Jorge Edwards, Santos Juli¨¢ y Antonio L¨®pez Lamadrid (en representaci¨®n de la editorial).
Jaime Salinas, que naci¨® en Maison-Carr¨¦, Argelia, en 1925, es uno de los grandes referentes de la edici¨®n europea. "Este libro termina en 1955, justo delante de la puerta de Seix Barral, en Barcelona, calle Provenza, 219. La verdad es que no quer¨ªa vivir en Espa?a, pero tuve que trabajar y empec¨¦ con Carlos Barral, de quien aprend¨ª mucho, lo bueno y tambi¨¦n lo malo del oficio de editar", recordaba ayer en una conversaci¨®n telef¨®nica desde Islandia, donde acostumbra a pasar los veranos desde hace tiempo y donde ha terminado de darle forma a sus primeras Traves¨ªas.
Estuvo en Seix Barral en una ¨¦poca decisiva, y de all¨ª, Salinas pas¨® a Alianza, de la que fue cofundador y art¨ªfice de la introducci¨®n del libro de bolsillo en nuestro pa¨ªs. Dirigi¨® despu¨¦s Alfaguara, fue director general del Libro y Bibliotecas entre 1982 y 1985. Volvi¨® a su trabajo como editor en Aguilar, donde estuvo hasta 1991.
Quienes quieran detalles sobre el mundo editorial de los tiempos de Salinas tendr¨¢n que esperar al pr¨®ximo volumen. El texto premiado ayer reconstruye su ¨¦poca anterior. De Argel a Sevilla, a Madrid, a Santander, a Francia, de nuevo a Argel, a Nueva York, a Baltimore, a Francia durante la II Guerra Mundial, regreso a Estados Unidos... De puerto en puerto.
Una historia llena de movimiento, pero sin desgarros importantes. "Muchas de las cosas las viv¨ª con el genuino esp¨ªritu de aventuras propio de la edad que ten¨ªa entonces. La guerra civil, por ejemplo, que no fue muy cruenta en Santander, fue una ¨¦poca de una tremenda libertad y m¨¢s que recordarla por sus horrores la recuerdo como la excusa para un maravilloso juego. Llegar a Nueva York, unos a?os despu¨¦s, tampoco supuso trauma alguno. Estar alojado en el piso 20 de un rascacielos era una experiencia fascinante".
Es hijo de Pedro Salinas, el gran poeta. "Eso s¨®lo me afect¨® cuando llegu¨¦ a Espa?a. Hasta entonces el hecho de que mi padre escribiera poemas no pasaba de ser una min¨²scula an¨¦cdota de la peque?a colonia espa?ola de una ciudad estadounidense. Sus amigos, tan c¨¦lebres -los del 27, los que lo visitaban en Am¨¦rica-, no eran para m¨ª m¨¢s que los amigos de mi padre, algunos m¨¢s simp¨¢ticos, otros menos".
Jaime Salinas recuerda tambi¨¦n su compromiso con algunas ideas. "Por mi situaci¨®n de espa?ol, no pod¨ªa alistarme en el ej¨¦rcito estadounidense durante la II Guerra Mundial. Pero ten¨ªa que hacer algo. Y me vine como voluntario civil, en un cuerpo de ambulancias, a echar una mano en la campa?a de Alsacia-Lorena".
Eran otros tiempos, y Jaime Salinas fue desde pronto un republicano convencido. "No quer¨ªa pisar la Espa?a de Franco. Pero las circunstancias me obligaron a venir en los cincuenta y qued¨¦ horrorizado. No era s¨®lo la represi¨®n, era el clima de miseria moral e intelectual". Esa tremenda sordidez, sin embargo, no le resulta hoy demasiado ajena. "Cada vez me resulta m¨¢s dif¨ªcil tratar con ese mundillo cultural que se ha convertido en los ¨²ltimos a?os en un baile de m¨¢scaras. De la situaci¨®n pol¨ªtica, ni hablo, es catastr¨®fica. Aznar empieza a preocuparme tanto como me pudo preocupar Franco. Espero que no sea as¨ª, pero a veces tengo la impresi¨®n de que el c¨ªrculo se cierra... Y ser¨ªa un horror quedar atrapados dentro".
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