La maleza acecha la casa del poeta Vicente Aleixandre
Lamentable estado de un lugar esencial en la historia de la literatura del exilio interior
Al noroeste de Madrid pervive la casa madrile?a del poeta y premio Nobel de Literatura de 1977 Vicente Aleixandre (Sevilla, 1898-Madrid, 1984). Es un chal¨¦ color crema y ladrillo rojo, de dos puertas, porche trasero y tres plantas. Dos de ellas permanecen completamente abandonadas y el ¨¢tico, estacionalmente. La casa, en la antigua calle de Velintonia que hoy lleva el nombre del poeta, languidece con su jard¨ªn semidevorado por la maleza.
La morada del poeta, donde irradiara su magisterio y viviera desde su juventud como recuerda una peque?a placa sobre su muro, fue durante la larga noche del franquismo hogar y refugio de decenas de escritores y poetas. Pero el chal¨¦ fue primero cuartel general de la Generaci¨®n Po¨¦tica de 1927. Miguel Hern¨¢ndez, Garc¨ªa Lorca, D¨¢maso Alonso, todos los grandes y muchos de los alevines de la poes¨ªa y de la literatura espa?olas del siglo XX, acudieron a su sal¨®n para departir con su afable anfitri¨®n.
En esta casa recibi¨® en 1977 la noticia de su universal galard¨®n literario. Pese a todo, el exterior visible de la casa permanece hoy en un estado lamentable. Sobre su jard¨ªn, abandonado, donde prolifera la maleza, son visibles restos de fogatas en su fachada principal. En su parte trasera, todo el techado de un amplio porche muestra tiznajos de restos de fuego. Tres cubetas de basura se hallan all¨ª adentro, bajo un gran cedro solitario, abandonado como el jard¨ªn, otrora cuidado y luminoso al decir del escritor Fernando Delgado, que lo frecuentara durante varios a?os.
Un vecino de las inmediaciones del chal¨¦, pobladas por colegios mayores para estudiantes de la cercana Complutense, dijo a este diario: "El pasado a?o nos pusimos en contacto con los actuales propietarios de la casa con el prop¨®sito de comprarles el chal¨¦. Ped¨ªan 200 millones de pesetas (1,5 millones de euros) y lo consideramos excesivo", admite. "Vimos la casa por dentro y su precio no se correspond¨ªa con su estado", se?ala. "Por su abandono, no ser¨ªa de extra?ar que alguien salte la tapia y se instale dentro de ella", subraya.
Al morir Vicente Aleixandre, en 1984, hered¨® su casa su hermana Concepci¨®n, que muri¨® poco despu¨¦s. El chal¨¦, que en su d¨ªa tuvo su ¨¢tico alquilado a una viuda amiga de la escritora Carmen Conde -que all¨ª residi¨® alguna temporada-, pas¨® en herencia parcial, sus tres quintas partes, a un primo del poeta, Agust¨ªn Aleixandre L¨®pez Puigcerber, hoy nonagenario, y en las dos quintas partes restantes, a otros primos de la rama Merlo, explica Amaya Aleixandre de Arti?ano, hija de Agust¨ªn. "Pero todos estos asuntos los lleva muy puntillosamente mi padre, que ahora no puede hacerse cargo por hallarse en una residencia que pertenece a la familia", explica. "Durante a?os mantuvo all¨ª incluso un jardinero", a?ade, para explicar el abandono. Pero el empleado se ha jubilado y nadie cuida del jard¨ªn. Hay, adem¨¢s, otro problema. "Mi t¨ªo Vicente alquil¨® en vida a un diplom¨¢tico la planta superior de su casa, por razones de amistad, y ahora se esgrime aquel contrato de manera que impide que la casa sea vendida".
"Incluso tuvimos dentro un ocupante ilegal, al que logramos convencer para que lo abandonara", se lamenta Amaya Aleixandre. "Cuando se acercaban convocatorias electorales, alg¨²n edil insinuaba algo, pero nunca, que yo sepa, se ha recibido en mi casa una oferta formal para convertir el chal¨¦ en un museo o algo similar", a?ade. En cuanto a la biblioteca del gran poeta, Amaya asegura: "Fue a parar al poeta Carlos Bouso?o, a quien mi t¨ªo apreciaba mucho". Y agrega: "Los herederos del legado literario de Vicente Aleixandre somos los miembros de su familia".
Babelia
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