Impresionante belleza
Estudio de L. Kubbel (1921).
De entre todos los estudios compuestos por el genial K. A. L. Kubbel (1891-1942) tal vez ¨¦ste sea el m¨¢s conocido; pero tambi¨¦n es, probablemente, el m¨¢s hermoso, o, al menos, el m¨¢s espectacular, por lo que conviene, cada tanto tiempo, evocarlo, para ilustraci¨®n de los m¨¢s j¨®venes y solaz de los amantes de las obras cl¨¢sicas. Se trata de una de esas composiciones de corte combinativo, que requiere avivar el seso, como hubiera dicho Jorge Manrique. Las blancas tienen apenas dos piezas menores por la dama, y las posibilidades de salvar su dif¨ªcil situaci¨®n derivan de la mala situaci¨®n del rey adversario, rodeado de fuerzas hostiles. La primera jugada que salta a la vista es 1 Ad4, que amenaza 2 Cb6 mate, pero el recurso falla porque despu¨¦s de 1... Rd5 el monarca huye desvergonzadamente v¨ªa d6 o e6, luego de lo cual la dama se impone. La real dificultad del estudio, y por lo tanto la clave de su belleza, reside en que todas las jugadas del blanco requieren, para ser halladas, haber previsto la posici¨®n final. El primer movimiento es 1 Af6!!, que fuerza la respuesta 1... D - f6. Si 1... Dg1, por ejemplo, el rey es ejecutado de manera espl¨¦ndida: 2 Cb6 j.!, R - c5 / 3 Ad7 mate. Si se pretende prevenir este mate con 1... De3 / 2 Ad4 gana. La segunda jugada sigue siendo muy oculta: 2 Cd7!! La toma vuelve a ser obligada, pues se amenaza 3 Cd7-b6 mate, y si 2... Dd8 j. / 3 Cd7-b6 j., D - b6 j. y tablas. Despu¨¦s de 2... A - d7 / 3 Cb6 j. y si 3... Rc5 / 4 C - d7 j. doble y tablas; pero existe 3... R - c3. ?Han cometido las blancas un error de c¨¢lculo? No; la jugada 4 Cd5 j.! empata, pues luego de 4 c - d5 las blancas est¨¢n ahogadas. Un trabajo merecidamente cl¨¢sico.
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