Mujeres socialistas a la gre?a
?Qu¨¦ agrio retorno! Acabada de aterrizar de las Am¨¦ricas, y rob¨¢ndole al tiempo un tiempecito con hijos en el Cadaqu¨¦s familiar, un socialista hist¨®rico -entendida la sobrecarga hist¨®rica en su versi¨®n digna- me pon¨ªa al d¨ªa coment¨¢ndome que Pasqual Maragall llevaba 15 d¨ªas estupendo. Se hab¨ªa convertido en el interlocutor de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar y estaba sosteniendo un brillante pulso dial¨¦ctico: buenas noticias para la caliente rentr¨¦e que dicen que nos espera. Pero justo cuando una oye tan sugerentes palabras, y se prepara para abrir los peri¨®dicos sin riesgo de soponcio -soponcio por aburrimiento-, se encuentra cara a cara con un sonriente gallego, especialista en el arte de salir bronceado de los incendios, tan perfectamente equipado de salvavidas que ni se hunde en los naufragios del Prestige. Ungido por el dedo sacro del Mes¨ªas pepero, Mariano Rajoy mira a nuestras at¨®nitas caras de mortales con la mirada de los triunfadores de marat¨®n. Puede que est¨¦ cansado, pera ya est¨¢ relajado..., el cutis terso, la mirada serena, las pu?aladitas dorsales olvidadas, Rato, Rato, amigos para siempre. Subid¨®n de adrenalina, pero no por euforia que digamos... Y puestos a machacar el retorno, segundo round de Aznar, que se nos pone definitivamente simp¨¢tico nombrando a la compa?era Garc¨ªa-Valdecasas, especialista en el arte de enviar la polic¨ªa a las universidades, como ministra de Administraciones P¨²blicas. ?Pura sensibilidad de la buena! En homenaje al nombramiento explicar¨¦ una an¨¦cdota que viv¨ª en propia carne cuando era diputada. Servidora hab¨ªa estado importunando a la virreina con preguntitas al ministro de Interior sobre la actuaci¨®n policial en Bellaterra. Coment¨¦, en mi intervenci¨®n parlamentaria, que lo de Garc¨ªa-Valdecasas deb¨ªa de ser amor filial, en c¨¢lido homenaje al m¨ªtico rector franquista. Me llam¨® Julia y me pidi¨® que no fuera tan mala, que pap¨¢ es mayor, etc¨¦tera, y pens¨¦ que ten¨ªa raz¨®n. ?Para qu¨¦ importunar a los mayores? Con lo bonito que es que los Serrano S¨²?er vivan en paz su larga jubilaci¨®n impune a la memoria. Pero lo m¨¢s entra?able fue lo que ocurri¨® en mitad de la conversaci¨®n. Habl¨¢bamos en catal¨¢n y, de golpe, me dice Julia: "Pilar, hablemos en espa?ol, que hoy es viernes y estoy cansada". Superlativo. En fin, con lo contado, y lo mucho sabido y la ya extensa biograf¨ªa, ninguna sorpresa: sin duda, Julia Garc¨ªa-Valdecasas es la persona id¨®nea para ministra de Administraciones P¨²blicas en un Gobierno que goza de sensibilidad s¨¢dica en materia auton¨®mica.
Para acabar de alegrarnos la vuelta al cole, faltaban los amigos del socialismo. Ninguna decepci¨®n: tambi¨¦n ellos han estado a la altura de las circunstancias. Lo mejor, la dimisi¨®n de Cristina Alberdi y la bronca pertinente, con caza mayor incluida. Lo ¨²ltimo que ha ocurrido, con las declaraciones de la reci¨¦n estrenada portavoz socialista, me parece tan feo que s¨®lo puedo expresarme en t¨¦rminos de bochorno. Veamos. Creo que la tierna carne tr¨¦mula de Carme Chac¨®n abarca 32 a?itos, m¨¢s o menos. Naci¨®, pues, en la d¨¦cada de 1970, de manera que mamaba cuando Cristina Alberdi ayud¨® a crear el Movimiento Feminista Espa?ol. A¨²n no ten¨ªa cinco a?os cuando Alberdi cre¨® el Seminario Colectivo Feminista y tambi¨¦n el Colectivo Jur¨ªdico y, desde luego, jugaba con la Nancy (Mariquita P¨¦rez ya no estaba entre los justos) cuando Cristina Alberdi fue la primera mujer que ingres¨® en el Consejo General del Poder Judicial. Referente de todas las batallas por la igualdad, lleg¨® a ministra cuando Chac¨®n ya deb¨ªa de tener alg¨²n noviete, y mientras la nueva chica del socialismo se hac¨ªa un hueco en las filas de los j¨®venes leones, Alberdi continuaba con su lucha de siempre, lucha enmarcada en una trayectoria de honestidad, rigor y sobre todo coherencia. Aunque fuera por una cuesti¨®n de respeto biogr¨¢fico -el respeto a los referentes conforma la buena o mala salud de una ideolog¨ªa-, aunque fuera porque es mujer y se encuentra el camino trallado, aunque fuera por humildad, Carme Chac¨®n no puede mostrar ese desprecio profundo que la ha llevado a insultar a Cristina Alberdi p¨²blicamente. "Es una pelota", se le ha ocurrido decir entre otras lindezas, quiz¨¢ azuzada por el buen consejo de nuestro amigo Jes¨²s Caldera, ejemplo patrio de finezza salmantina. Y se ha quedado bien tranquila, contenta de lanzar porquer¨ªa a una diputada que se ha atrevido a ser disidente.
Estas son las reflexiones a los compa?eros de la cosa. La primera, ?qu¨¦ le pasa a esta nueva generaci¨®n de leones socialistas, a¨²n con su carita de estar sorprendidos de mandar a los mayores, y desmelenados de verbo en la misma medida en que est¨¢n faltos de ideas? Digan lo que digan, los socialistas saben bien que lo han hecho muy mal en la crisis de Madrid, que no han sido capaces ni de reaccionar, ni de limpiar, ni de estar a la altura. Saben que la cr¨ªtica pol¨ªtica conforma el rigor de los partidos de izquierdas, y saben que machacar la cr¨ªtica a golpes de expulsi¨®n, insulto y excomuni¨®n, s¨®lo sirve para mancharse a s¨ª mismos. Expedientan a Alberdi y no expedientan al fant¨¢stico de Blanco: realmente fant¨¢stico. Me pregunto, ?¨¦sta es la manera de acercar la pol¨ªtica a los ciudadanos? ?Es as¨ª como piensan seducir, convencer, agrupar? ?Una trayectoria personal como la de Alberdi, que enriquece todo el legado del socialismo, se puede tirar a la basura por boca de cualquier chica de moda convertida en portavoz? ?Realmente est¨¢n seguros de saber lo que hacen? ?As¨ª van a ganar? O... as¨ª, as¨ª gana el Madrid...
En fin. M¨¢s que rentr¨¦e caliente, lo que estamos teniendo es una poca altura que marea, un socialismo que contin¨²a navegando por las aguas turbulentas del desconcierto, y un Partido Popular que gana sin comprar loter¨ªa: act¨²a a la b¨²lgara, impone a dedo, consigue el silencio de los cementerios y encima parece que sea m¨¢s democr¨¢tico que su rival socialista. Para morirse de alegr¨ªa. En todo caso, como m¨ªnimo, un poco de respeto: a las Chac¨®n del nuevo socialismo a¨²n les queda mucha mili para poder insultar a una Cristina Alberdi.
Pilar Rahola es escritora y periodista.
rahola@vodafone.es
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.