L'Estany del Lluent

Masas considerables de agua, depositadas en depresiones de nuestro suelo junto al mar, y que, como las cuentas de un rosario, salpican -o salpicaban- la costa valenciana. Son las albuferas, estanques o lagunas de agua dulce en zonas de marjales bajos y pantanosos. Su entorno es propicio al cultivo del arroz; algo que en el pasado les caus¨® no pocos problemas a los vecinos de por aqu¨ª. En unas ¨¦pocas hist¨®ricas determinadas, el paludismo hizo estragos entre la poblaci¨®n. Por donde La Plana existen documentos reales de la Edad Media en los que, preocupados por la alta mortalidad de sus pobladores, los monarcas de la Corona de Arag¨®n prohiben de forma tajante el cultivo del cereal. El caso que se les hizo a los reales decretos debi¨® ser escaso, porque el cultivo del arroz todav¨ªa permanece en la memoria de aquellos castellonenses que hoy peinan canas o calvas.

Pero la memoria no conserv¨® la imagen centenaria de L'Estany del Lluent, una laguna de entre quinientos mil y un mill¨®n de metros cuadrados entre los t¨¦rminos municipales de Castell¨®n y Benic¨¤ssim. Algunos supimos de su existencia pasada por la foto antigua que incluy¨® alguno de los cronistas decimon¨®nicos de Castell¨®n en sus minuciosos vol¨²menes; uno foto rom¨¢ntica de pescadores en la laguna, tomada en los estertores del siglo XIX o en los albores del XX. La foto de l'Estany le sirvi¨®, a quien suscribe hace unos a?os, como motivo narrativo en un cuentecillo hist¨®rico relacionado con Castell¨®n. La foto circula de nuevo estos d¨ªas por La Plana. Y es que l'Estany no solamente existi¨® sino que existe, aunque la mayor parte de los vecinos desconocieran sus existencia. Porque la depresi¨®n del terreno est¨¢ ah¨ª, y el agua dulce que aflora procedente del Desert de Les Palmes est¨¢ ah¨ª, pero ni se ve ni se encharca: se pierde. Y se pierde como perdi¨® la memoria colectiva el nombre de L'Estany del Lluent, a cuyo espacio geogr¨¢fico se le conoce hoy como Cuadro de Santiago.

Un espacio geogr¨¢fico, un humedal, un nombre acosado por el cemento de las construcciones tur¨ªsticas y un campo de golf. Una laguna que no se ve, porque la env¨ªan a la mar las bombas de drenaje que dejan en el Mediterr¨¢neo algo m¨¢s de dos millones de metros c¨²bicos de agua dulce y valenciana. Y todos tan tranquilos. Y m¨¢s terreno seco para edificar en una tierra con demasiado secano y con necesidades h¨ªdricas. Con l'Estany del Lluent drenado y seco nos privan de un humedal, y privan a la lluvias de la humedad para que crezca el campo y se repongan las capas fre¨¢ticas.

Para evitar la nada y el desatino medioambiental, el alcalde de Benic¨¤ssim, Francesc Colomer, cuyo consistorio es un encaje de bolillos, ha decido paralizar el drenaje para recuperar unos cuantos centenares de miles de metros cuadrados de humedal. El resto se da por perdido, que no por desaparecido, en futuros campos de golf y cemento urban¨ªstico. La recuperaci¨®n es, con todo, loable y necesaria, y responde a la sensibilidad de un alcalde que deambula por la izquierda, el conservacionismo y el respeto al entorno. Conservacionismo y respeto de los que no participan otros pol¨ªticos con otras ideolog¨ªas. Y as¨ª el edil de los servicios p¨²blicos de Castell¨®n, de un gobierno de derechas, declara sin el menor rubor que la zona ni es ni ha sido nunca una zona h¨²meda, que es como indicar que nunca existi¨® el cultivo del arroz.